lunes, 25 de junio de 2012

¡Que casualidad!


La Estrella de Panamá
Miércoles, 27 de junio de 2012

¡Que casualidad!
Jaime Figueroa Navarro

A pesar de la perspicaz lluvia y de una Cinta Costera empantanada, cientos de compatriotas de todas las edades, se hicieron presentes henchidos de fervor y vocación por el terruño en la marcha en defensa de nuestro patrimonio natural y cultural el pasado domingo. Como Presidente de la Comisión de Turismo, comisionado de Medio Ambiente de APEDE, como panameño y como habitante sensato de este ultrajado planeta,  dije presente a una causa que rebasa la política, los intereses creados y el sentido común.

De seguro, algunos necios me tacharan de “ecologista”, hoy en día análogo de comunista retrogrado para aquellos que no se ilustran ni les interesa un bledo el futuro de sus hijos.  ¡Que casualidad que paralelo a la marcha, un torrencial aguacero inundó Cerro Viento y San Felipe, rutando 10 aviones con destino a Tocumen hacia Howard y 5 a Cartagena, Colombia!  ¡Que casualidad que miles de peces muertos mancharon el domingo las playas de Taboga! ¡Que casualidad que el diario Boston Globe en su primera plana el lunes informa que el incremento en los niveles del mar expone la costa atlántica de Estados Unidos a notable riesgo de inundaciones!

Precisamente por nuestro desvelos sobre el tema, el pasado 13 de junio invitamos a una sesión conjunta de las comisiones de turismo y medio ambiente de APEDE al Dr. Stanley Heckadon Moreno de Smithsonian Tropical Research Institute, el antropólogo istmeño de mayor jerarquía, quien nos iluminó sobre los humedales y la investigación de sus efectos y contribuciones en el Centro de Investigaciones de Punta Galeta en la provincia de Colón.  Doctorado por la Universidad de Essex, Inglaterra, la fecunda labor del Dr. Heckadon Moreno, arroja 18 libros de variados temas del acontecer nacional, que sirven de faro a las presentes y futuras generaciones de estudiantes panameños y foráneos deseosos de intimar con nuestro país y sus costumbres.  ¡Me siento orgulloso de compartir la amistad de este sencillo científico, quien enamorado de su tierra, si es un panameño de valía!

Las conclusiones de su charla, que se extendió 45 minutos sin que nadie pestañeara un ojo, dejo perplejos a más de uno.  La cosa es seria, no es aflojo.  O hacemos una corrección urgente, o esto se acabo.  Es tan sencillo como eso.

Porque nos importa, continuarán nuestros desvelos, no solo en temáticas ecológicas sino también patrimoniales.  Nuestro istmo, su verdor e  historia valen mucho para permitir la triste erosión de su valía.  ¡Únete, trabaja tú también por el bien común de Panamá!     

lunes, 11 de junio de 2012

Descubriendo nuestro verdor

La Estrella de Panamá
Miércoles, 20 de junio de 2012
Descubriendo nuestro verdor
Jaime Figueroa Navarro
Para el novel visitante, irrumpiendo desde las tenues aguas caribeñas, el divisar nuestro istmo desde el cristal de la aeronave resulta una seductora observación de vida y fotosíntesis.  Nuestros soberbios follajes hacen cabalgar corazones extenuados de las estresantes urbes del siglo veintiuno, crueles cárceles de concreto que deshumanizan nuestro ello, yo y superyó.
De niño veraneaba en La Garita, quinta familiar en Chepo, poblado vecino a Jesús María, donde mi tatarabuelo, el médico austriaco Joseph Kratochwill, estableció el primer ingenio de azúcar panameño en el tercer semestre del siglo XIX.  De rigor, a diario jugábamos “la tiene” en las frescas aguas del río Mamoní donde rivalizando con Tom Sawyer y Huckleberry Finn, nuestras vivaces mentes concebían fábulas producto de las novelas de Mark Twain.
Resulta refrescante regresar, casi medio siglo después y descubrir, más allá, en las entrañas del valle de Madroño,  capullo del Mamoní, una iniciativa ecológica de clase mundial.  Allí, la Fundación Earth Train ha adquirido 4,000 hectáreas para impulsar el desarrollo y entrenamiento de nuevos líderes, redes y herramientas para asegurar que las generaciones futuras disciernan los lazos entre la naturaleza y la cultura, y la interrelación entre el ser humano y el medio ambiente.
La noble misión de trabajar  todos juntos para salvar el planeta acogió allí la grata y prestigiosa visita en noviembre pasado de la primatóloga Jane Goodall, estandarte mundial de nuestra conexión con la naturaleza.  Acogen este augusto emprendimiento, como debe ser, elementos  y pensamientos de las etnias guna y emberá, por siglos habitantes de estas sublimes cañadas, reflejos de su cultura y amor por la tierra.  Bajo el timonel de Nathan Gray y Líder Sucre y con el fogoso apoyo del músico Danilo Pérez, lo único que tal vez hace falta es un taller para que efímeros políticos comprendan la potestad del planeta.
El sábado en la noche, alejado de la bulliciosa capital, en el seno de la reserva, me enredó una sinfonía de sonidos selváticos, entretejidos tras el filtrar de la contigua quebrada que me hipnotizaron cual sonriente infante, hasta el glorioso amanecer, oxigenando los pulmones y enverdeciendo el alma, como hace considerables lunas en aquel Chepo amado de la infancia.
La Reserva Natural del Valle de Mamoní llama a caminar sus senderos que nos dispensan inesperadas sorpresas a diestra y siniestra, descubriendo nuevos frutos, perfumadas flores y multicolores pajarillos, a nadar y saborear las dulces aguas del arroyo naciente de las entrañas de la tierra, todavía sin rastro alguno de impureza humana,  que refresca y apasiona a propios y extraños.  Me honra ser miembro fundador de tan sublime emprendimiento que ojala sirva de inspiración a otros y prolifere, enverdeciendo aun más el istmo.    

domingo, 3 de junio de 2012

Pasión por la Excelencia


La Estrella de Panamá
Miércoles, 6 de junio de 2012

Pasión por la Excelencia
Jaime Figueroa Navarro

Durante la reunión de la Comisión de Ética de APEDE la semana pasada, sabiamente presidida por Roberto Moreno de León, realizamos un vistazo a la historia y aportes de la comisión a la asociación y a la sociedad, anotando un escueto examen (cual retorno a aulas) para verificar nuestros conocimientos sobre el tema.  La ética es una rama de la filosofía que se ocupa del estudio de la moral, la virtud, el deber, la felicidad y el buen vivir.  Es interesante observar cómo el ser humano, a partir de sus raíces y la reflexión filosófica en la antigua Grecia ya germinaba desvelos sobre la materia.

La Ética nicomaquea, el más trascendente pergamino de Aristóteles sobre el eje,  se fundamenta en la deducción de que todo ser humano persigue la felicidad  (ética eudemónica).  Para el ilustre filosofo, todos los seres naturales tienden a cumplir la función que les es propia y están orientados a realizar completamente sus potencialidades.  La vida feliz (plena) es la que permite realizar la actividad superior (contemplación), con una suficiente autonomía (bienes materiales, salud) en compañía de un número ideal de amigos.

Ahora bien, del dicho al trecho, resulta positivo ilustrar al lector con un clásico ejemplo: el anhelo de la Academia Militar de Valley Forge, en cuyas aulas retoñamos un plural número de cadetes istmeños, es la educación física, intelectual, espiritual, moral y ética para que sus alumnos ocupen un sitial en la sociedad como líderes y forjadores de carácter.  Para ello, se hace categórica la juramentación a su código de honor: “no mentirás, no robarás, no perpetrarás trampas, ni tolerarás que nadie más lo haga.”

Emigrando más allá a su aplicación en el ámbito empresarial, se hace notable despuntar el código de ética de IBM, empresa líder en tecnología que nos auxilió como guía  durante nuestra génesis profesional, practicando los más elevados estándares de integridad comercial, perdurando  como una burbuja en un Panamá que se arrastraba angustiosamente durante el obscuro capitulo de la dictadura.

Aun nos hace falta un largo trecho si pretendemos elevar el istmo al tabernáculo del primer mundo.  Refrescante en aquellos prólogos profesionales era la presencia del esprit de corps que guiaba nuestra pasión por la excelencia y la sana política IBM que definía calidad como realizar las cosas bien la primera vez, eliminando así las excusas de nuestro vocablo y practica.
 
En la transformación del homo sapiens panamensis  precisamos una argamasa de los tres elementos señalados, que nos permita desarrollarnos plenamente bajo un compromiso ético que nos encamine  hacia el puntual  manejo del mundo empresarial y del sector público, exigiéndonos  la preferencia por líderes empresariales, comunitarios y políticos que sean vivos ejemplos de estos estándares, perenne retrato de las grandes mayorías de hombres y mujeres decentes que atesoramos el privilegio de compartir el terruño.