miércoles, 26 de marzo de 2014

Algo Diferente

Diario Panamá América
29 de marzo de 2014

Algo Diferente
Jaime Figueroa Navarro

En aras de posicionar a Panamá como destino turístico, hace algunos años fui invitado como conferencista por una prestigiosa empresa italiana de inversiones a la feria más importante de bienes raíces en Europa, conocida como EIRE.  Realizada anualmente en pleno esplendor del verano dentro de los predios de FieraMilano, el innovador centro de convenciones en el cual también se celebran diversas actividades de la moda que aderezan a Milán como un centro mundial, pujante metrópoli en el próspero norte industrial de Italia, que se identifica también como la columna vertebral del diseño.

Es Milán la segunda ciudad más importante de la bota itálica, acogiendo un número mayor de visitantes anuales que la república de Panamá.  Durante mi efímera estancia tuve la oportunidad de visitar su catedral, la quinta más grande del mundo y Santa María delle Grazie, iglesia finamente tapizada con lienzos de Leonardo da Vinci.  Es un emporio donde se respira profundamente cultura e historia, algo símil a lo que debe acontecer en Panamá, una vez recuperemos y desarrollemos proyecciones turísticas únicas tales como el Camino Real, sendero de transito de los oros coloniales entre Panama Viejo y Portobelo y Pechito Parao, el cerro donde Balboa escudriña por vez primera el mar del sur hará cinco siglos en aquel Darién de la doncella Anayansi.

Cruzando el charco, posterior a la deleitable cena, relajado durante el interludio aéreo por una fina copa de Spiga 2006, vino tinto tempranillo español, puse los puntos finales a mi presentación, a Dios gracias en idioma inglés, dispensada la presencia de un auditorio representativo de heterogéneas geografías de la Unión Europea (posteriormente departí hasta con un neozelandés), donde la introducción estuvo a cargo de mi amigo Tito Jaén, afable embajador de Panamá en Italia, a lo opuesto de otros, de meritorio nombramiento, siendo sus pininos universitarios precisamente en Milán, dominando íntegra la lengua de los césares y los sabores de la toscana mediterránea, captando con su privativo narrativo histórico a una boquiabierta audiencia que hasta esos instantes pensaba que éramos solamente un canal.

Previo a la cena esa tórrida noche (Panamá era una nevera en comparación) el mozo sugirió como aperitivo un refrescante y glacial mojito, equilibrado en su sabor con una macerada mezcla de hielo picado, ron obscuro, azúcar, yerbabuena y otros secretísimos ingredientes.  Cual fue mi sorpresa al indagar la variedad de rones disponibles, cuando el mesero espetó: “Bacardí y Abuelo.”  Al solicitar la botella pude percatarme que en efecto era el Abuelo nuestro, el de Pesé, resultado de la virtuosa labor de mercadeo de Paolo Cermelli, cuyos padres fundaron el Instituto Enrico Fermi en Paitilla y con quien tuve la oportunidad  de reunirme posteriormente en Torino, para percatarme los pormenores del contagio en el viejo continente por nuestro ron nacional.

Mi anfitrión durante esa cita en Milán fue Mickael Mossé, entre otras, especialista en programación neuro-lingüística.  Joven, oriundo de Marsella, rara argamasa de galo italiano, se encargó que no fuese nuestra única incursión conjunta.

De reciente registro en el istmo, su nueva sede continental, me convidó el miércoles a la particular recepción por la inauguración de Yoo, manifestación creativa del también francés Philippe Starck, edificación que sobresale contigua al novel Hilton Panamá en plena Avenida Balboa.  Lo primero que llama la atención es la invitación al evento donde resalta la vestimenta sugerida como “summer sexy”.  Por respeto a mis canas, opté por un tradicional traje obscuro.  Mi esposa, por otro lado, por un diminuto traje de la reputada casa ibérica Desigual.

Starck no es solamente un renombrado diseñador, es uno de los mejores del mundo (para mayores detalles, revise por favor el portal www.starck.com).  Lo que resalta a primera vista de su obra frente a la bahía es que se trata del único rascacielos con un jardín, en realidad un pequeño bosque, en su entrada.  Mientras los otros promotores aprovechan cada centímetro cuadrado para lanzar concreto, Starck nos presenta una manifestación de su vibrante personalidad, con un toquecito panameño, al señalarnos: “Tout est possible, il faut prendre ses rêves pour des réalités, il faut avoir le courage de faire, il faut avoir le courage de pas trop écouter ce que les autres disent.”  (“Todo es posible.  Hay que convertir sus sueños en realidades, tener la osadía de hacer, tener la audacia de no escuchar mucho lo que otros dicen”).  Tratar a Starck es precisamente la diferencia entre el ser y poder ser.  Como Miguel Ángel, Picasso y Dalí, su genio enérgicamente irradia creatividad, el elemento que tanta falta nos hace en el turismo istmeño.         




jueves, 20 de marzo de 2014

Logística y Desarrollo

Diario Panamá América
22 de marzo 2014

Logística y Desarrollo
Jaime Figueroa Navarro

Como suele ocurrir durante el periodo pre electoral cada candidato y cada partido trata de vender lo suyo como la mejor opción, en muchos casos atacando el plan de sus contrincantes como obsoleto, irrealizable o falso.  La realidad es que el istmo, desde inicios de siglo cuando nos convertimos en república de frontera a frontera, ha gozado de un frondoso y  envidiable crecimiento, particularmente en el ultimo quinquenio, motivo de celos por vecinos y remotos pueblos. 

Muchos factores han influido en ese crecimiento, entre otros, los importantes aportes del canal y el despegue del turismo como industria que acapara la mayor cantidad de ingresos al país.  Es por ello que cada vez se hace notoriamente más importante el desarrollo ordenado de un sistema de logística que incorpore aire, tierra y mar en un solo polo de desarrollo.

El gobierno actual ha sido, a todas luces, el actor principal en levantar las liliputienses vendas que nos limitaban hacia un pleno desarrollo logístico. 

Sin duda alguna el robusto crecimiento del aeropuerto internacional de Tocumen que con su nuevo Muelle Sur duplicará su capacidad actual brindando servicios a 18 millones de pasajeros en 2016, nos ubica como la terminal de mayor importancia en América Latina.
Somos de la opinión que el reto más importante en el perfeccionamiento pleno de nuestros desvelos aéreos se convierte la tarea de incorporar los remozados aeródromos de Rio Hato, Colón y David al movimiento masivo de pasajeros, aumentando su plena capacidad de circulación de pasajeros y carga.  Si bien es cierto la inversión en estos proyectos se justifica, no deja de ser valido que a la par se desarrollara una iniciativa de mercadeo a aerolíneas para su optima utilización.

Pisando tierra, la muy demorada inversión en el mejoramiento del trafico vehicular de una desordenada capital era de rigor para poder circular en esta apiñada cárcel de concreto cuya flota vehicular se multiplica cada año y donde el juega vivo sigue aun vigente ante la mirada ciega de inexistentes agentes de transito.  A Dios gracias desaparecieron los diablos rojos y sus pavos para dar paso al Metro Bus, que a pesar de su inexplicable raquítica flota se convierte en un sistema de movimiento masivo cómodo, con aire acondicionado, mas acorde a nuestra época que sus desordenados y bullangueros ancestros.  Por otro lado, los taxis, que aun se detienen donde les da su santa gana, a pesar de amenazas y ladridos, se transmutan de un arcoíris de colores, en amarillos.  Pírrica y necesaria victoria.

Se hace necesaria la creación de una red nacional de autopistas que permita el rápido desplazamiento vehicular por calzadas totalmente fuera de poblados, incluyendo una autopista caribeña para el pleno desarrollo del país y la eliminación de los focos de pobreza extrema allí existentes.  Da vergüenza que del millón de veleros que surcan el caribe anualmente, a lo sumo 10,000 visitan Panamá por falta de una infraestructura de puertos para su servicio, negocio harto rentable que bien se puede complementar con la optima explotación turística de nuestras mas bellas y cristalinas playas.

El martes en la tarde tuve la oportunidad de desplazarme en el metro capitalino, fantástico traslado desde la estación 5 de Mayo hasta Los Andes.  Este maravilloso sistema, el más moderno del mundo,  innovará nuestra capital optimizando radicalmente la calidad de vida de sus habitantes. 

Conversando con la amable conductora pude percatarme de la aceleración hasta llegar a los 70 kilómetros por hora al salir del túnel cercano a la estación Fernández de Córdoba para iniciar el tramo aéreo con una vista de ave de los multicolores techitos de San Miguelito, cual nacimiento tropical.  Se hace tarea obligatoria de todos sus usuarios mantenerlo limpio y libre de manifestaciones de desprecio, rayados y grafitis, que deben ser castigados de forma ejemplar.


Con la expansión del canal multiplicaremos los ingresos al fisco por los peajes adicionales y la multitud de nuevos negocios que florecerán a su alrededor.  Es el momento de continuar nuestro sudoroso emprendimiento con la pica y la pala, sin jamás olvidar que la mejor inversión es en la optimización del recurso humano, porque este paraíso terrenal tiene el potencial a mediano plazo de convertirse en el mejor país del mundo.  ¡Perseveremos en este maravilloso empeño!

martes, 11 de marzo de 2014

Llora y Arde el Alma Llanera

Diario Panamá América
15 de marzo 2014

Llora y Arde el Alma Llanera
Jaime Figueroa Navarro

Utilizando jerga venezolana para llamar la atención de los lectores, "está arrecha la vaina" es la frase con lo que mejor se podría describir la situación del hermano país, y es el vocablo que cultivé de mi vecino Néstor Briceño en Pembroke Pines, Florida, hace más de una década.  Haciendo alarde de sus habilidades gastronómicas, su querida esposa Lourdes dedicaba interminables horas a la preparación de apetitosas ayacas, el más popular y tradicional plato navideño de la tierra de Bolívar, algo así como un tamal de los nuestros, pero mejorado, bajo el ojo clínico de sus retoños Néstor Jr., Nicole y Mónica, quienes  de esta forma cristalizaban las festividades del niño Jesús,  con amistades y afortunados vecinos que nos deleitábamos del festín bolivariano y de su afable compañía.

La relación de acentuada amistad, admiración y constantes muestras de cariño con la familia Briceño me ayudó a comprender íntimamente la realidad del hermano país sudamericano.  Ello, agregado a más de cincuenta viajes durante la década del noventa a ciudades y poblados a lo largo y ancho del Arauca vibrador, raíz de mi relación comercial con Telcel, su mayor operador de telefonía móvil, como proveedor de torres celulares para el trazado de su red nacional, intimando, entre otras, su capital Caracas, Maracaibo (su centro petrolero), Barquisimeto (la ciudad de los crepúsculos),  Mérida (centro turístico y estudiantil), San Cristóbal, Valencia y Maracay.  En el oriente, Maturín (quien empieza a discutirle a Maracaibo su importancia petrolera), Puerto La Cruz (centro turístico y petrolero) y El Tigre.  Al sur, Ciudad Bolívar y Ciudad Guayana (centro siderúrgico), sin olvidarnos de la paradisiaca isla de Margarita en el caribeño estado de Nueva Esparta.

Anterior al capitulo político del chavismo aludía a mis anfitriones en ese imponente país, lo dichoso y afortunado que eran, comparados a sus vecinos latinoamericanos y caribeños, de ser hijos de una tierra fértil, bendecida por la naturaleza con una inmensa riqueza mineral, petrolífera y ecológica, agraciada por la inmigración de alemanes, españoles peninsulares y canarios, italianos, portugueses y ciudadanos de otros lares de este mundo, quienes a través de tesonera labor y profundas aptitudes empresariales, convergieron en la tarea de levantar el país y dotarle de una cautivadora especie humana única, que en adición a los apuestos nativos yanomamis, se convirtieron en los mas dignos representantes de la américa entera en sus concursos de belleza y telenovelas ¡gente guapa, alegre y bonachona!

Se trataba de un país estupendo dentro de la realidad latinoamericana.  Recuerdo a mediados de los años setenta cuando más de medio millar de universitarios venezolanos, a través de la beca Mariscal de Ayacucho, merodeaban el campus de mi alma mater en Lincoln, Universidad de Nebraska.  Me preguntaba, si dentro de ese gélido frio polar del medio oeste americano que da carácter y personalidad, cosquilleaban estos quinientos venezolanos, cuantos miles de sus compatriotas estarían dispersos por toda la nación y allende en Europa, Asia y otras geografías más cálidas.  Sentía entonces profunda admiración y orgullo por un país que dedicaba sus recursos en desarrollar su gente y crear cuadros de valiosos profesionales.

Están en el estado de Florida, bastión de otros admirables caribeños, los cubanos, quienes a partir de los sesenta dieron su cha cha cha, corazón y alma al empeño de establecer la capital latinoamericana en Miami.  Y lo hicieron con creces en el exilio, abofeteando a Fidel y su retrogrado socialismo y a todos los gringos que no creían lo que estaban viendo y menos aun, que pronto avistarán su primer mandatario de origen latino.  Los venezolanos se establecieron en Weston, poblado en el condado anglo de Broward, al oeste de Fort Lauderdale, rebautizándole Westonzuela.  Y en el corazón del cubanoamericano condado de Dade, se apoderaron de Doral, radiante poblado cercano al aeropuerto de Miami, reemplazando el “te llamo patrás” cubano, el “tírame una perdida” panameño, por un “chamo, te llamo ahorita.”

Es trágico el episodio que vive Venezuela hoy, ingrato y fatídico recuerdo del istmo hace un cuarto de siglo.  Valiente y enérgico resplandece el mensaje de nuestro gobierno, ante la cobardía y desdeño, por intereses creados, de una américa latina que nos debe avergonzar.  

Y ahora están en Panamá, por doquier, como la simpática Cecilia Blohm en Pedasí, que nos hace sentir en casa al hospedarnos en su boutique hotel Lajagua, en mayoría concentrados en Costa del Este.  Empresarios, trabajadores, producto de buenas costumbres, agradecidos por nuestra cálida hospitalidad, mejoran nuestra estirpe.  Tanto es así, que mi única nieta, Fátima Figueroa también goza de raíces venezolanas.  ¡Con eso lo he dicho todo!          

jueves, 6 de marzo de 2014

¡Vienen los Rusos!

Diario Panamá América
8 de marzo 2014

¡Vienen los Rusos!
Jaime Figueroa Navarro

“The Russians are coming!” se titula la comedia de Hollywood, filmada en 1966, donde el submarino soviético Спрут (Pulpo) encalla en las costas de Gloucester, poblado cercano a Boston en Nueva Inglaterra.  Tras una serie de traspiés que elevan la solidaridad humana, traspasando el nacionalismo en plena Guerra Fría a través del ridículo y risotadas, el sumergible se zafa durante la marea alta y logra escapar acompañado de una escolta de pescadores locales, ahora amigos a bordo de langosteros, ante la inminente amenaza de cazas de la fuerza aérea norteamericana.  Con una legendaria caja de Cracker Jack, amalgama de palomitas de maíz con maní en una mano, y en la otra una refrescante y muy azucarada gaseosa de uva Polar Bear de 32 onzas (disponible en aquellos tiempos, a 5X$1), recuerdo haber escudriñado esta película en el recién remozado Showcase Cinema en la avenida central de Worcester, ciudad medular de Massachusetts, poco tiempo después de su lanzamiento durante mis años de estudios secundarios en aquella metrópoli industrial, segunda en tamaño e importancia del Commonwealth, paladeando intensamente su trama y la imaginación creativa de sus autores.

¿Quién pensaría que al voltear las paginas de la historia, ocurriría medio siglo después un capitulo símil, ya sin aroma a comedia, con la invasión rusa de Ucrania, su republica soviética aliada anterior al desbando del comunismo durante la Perestroika resultante del glasnost (apertura) de Gorbachov a mediados de la década de 1980?    

Esta “invasión” es un peligrosísimo precedente para la estabilidad mundial y la libertad, similar al blietzkrieg (“guerra relámpago”, basado en el rápido movimiento de tanques) Nazi durante la Operación Fall Weiss en septiembre de 1939 en que Hitler se apodera de Polonia alegando la política de Lebensraum (asegurar el espacio vital para la sobrevivencia alemana), sirviendo como detonante para la Segunda Guerra Mundial.

La única contradicción, es que en este caso, no se trata de una parodia dentro de una helada sala de cine, sino de jugadores claves de ambos bandos que parecen no haber asimilado la savia de la historia.  Fue precisamente la indiferencia occidental ante el caso de Polonia, la que afinó la carta blanca que buscaba Hitler para continuar con su experimento y tratar de hacerse de las suyas con Europa, Rusia y el mundo.  Y esta vez la reacción de las potencias mundiales tiene que hacerse evidente, quirúrgica y expedita.  Estados Unidos lidera la retorica con acciones punitivas y puntuales que ya están haciendo efecto.  Los miembros de la Unión Europea, por otro lado, han sido más cautelosos por su dependencia energética, importantes importaciones de petróleo y gas ruso. Resulta sobremanera preocupante que la líder alemana Angela Merkel haya declarado que en su conversación de más de una hora con el camarada Putin el lunes, le encontró, como en combinación de estado etílico o bajo el efecto de cannabis, tal si estuviese participando atolondradamente en  murgas carnestolendas, totalmente fuera de si.

Todo parece indicar que en el rompecabezas político mundial, el Presidente Putin, antiguo teniente coronel de la KGB, que prefiere trabajar bajo las sombras, guarda una visceral sospecha sobre revoluciones en las antiguas republicas soviéticas, jugando al ajedrez mientras sus adversarios lanzan canicas.  A un Panamá, a miles de kilómetros de distancia, asediado por la siempre vigente amenaza, a pesar de acuerdos firmados con un inescrupuloso GUPC que pretende, a todas luces, al final del juego llevarse también las canicas, debería preocuparle la situación en ultramar porque aunque no tenemos ni voz ni voto en el baile, de seguir los dominós cayendo, al igual que el estratégico baluarte de Crimea, también podemos ser víctimas del rejuego entre potencias, la baja resultante en el comercio global y el volumen de trafico a través del canal. 

Ojala toda esta nueva tramoya finalice como la pantomima de la película.  A estas alturas de la novela que es la historia, lúgubre seria desempolvar las irracionalidades del pasado.