La Estrella de Panamá
Miércoles, 30 de marzo de 2011
Claraboyas al Istmo
Jaime Figueroa Navarro
A raíz del proyecto de su expansión, la Autoridad del Canal de Panamá ha develado recientemente los planes para dos miradores complementarios al Centro de Visitantes de Miraflores, que servirán para ilustrar a nuestros visitantes sobre los pormenores de su operación e historia.
Más allá del Casco Antiguo y Panamá La Vieja, goza actualmente Miraflores el destacado liderazgo como atractivo turístico en el istmo. Desafortunadamente, la estructura se ha quedado pequeña en relación a su cada vez mayor flujo de visitantes y exige fundamentales cambios, como lo son un techo que guarezca a los visitantes del sol y la lluvia en su terraza superior y un privilegiado rincón donde posar para una fotografía oficial que sirva de souvenir a sus miles de visitantes y como fuente de trabajo permanente y bien remunerado para un puñado de talentosos compatriotas.
También refleja Miraflores raíces anglosajonas, estériles y frígidas, al ni siquiera contemplar la venta de artesanías nacionales en su tienda, grupos folclóricos, su música y polleras por doquier en el vestíbulo ni mucho menos la variada oferta culinaria panameña (imaginen, por ejemplo, chicha de guanábana en vez de Coca Cola de dieta y ceviche en lugar de hamburguesas, dejando el resto del apetitoso menú a la creatividad de alguno de los talentosos chefs del patio).
El primer nuevo mirador se construye en las esclusas de Gatún, en el sector Caribe, y se ve bien aspectado por su diseño que incluye una importante sección dentro del bosque tropical permitiendo la intima interacción de los actores con nuestra flora y fauna, elogiada por el diario The New York Times como “embarrassment of wildlife and natural beauty”.
¡Era hora que tomásemos en cuenta, las bondades que la Madre Naturaleza nos ha generosamente adjudicado!
El segundo observatorio se afina en las nuevas esclusas, paralelas al Centro de Visitantes de Miraflores y de seguro opacará al primogénito por el novel atisbo de naves de alto calado. Es allí donde podríamos aprovechar para exponer una visión de país que complemente el museo de Miraflores y nuestro potentísimo imán ecológico.
Allí pudiésemos seducir permanentemente al boquiabierto visitante con un abrebocas de cada una de nuestras provincias, playas, tierras altas e islas.
“Showtime Panamá” se pudiese bautizar el mejor espectáculo tropical del orbe, aprovechando la ubicación y atractivo del sitio, para destapar con lozanía las bellezas de cada rincón de nuestra privilegiada geografía y su gente.
Un derroche de color, cariño y genialidad a la par del Lido de París, Radio City Music Hall de Nueva York y el otrora Cabaret Tropicana de La Habana en su apogeo de post-guerra. Un arco iris de imaginación y un inmenso deseo de hacer las cosas bien la primera vez, pudiesen hacer la diferencia entre lo estéril de Miraflores y lo cálido de nuestra campiña y su gente, en la venta de Panamá como destino turístico.
¡Estamos aún a tiempo!
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