lunes, 20 de febrero de 2012

Roces culturales galos

La Estrella de Panamá
Miércoles, 22 de febrero de 2012
Roces culturales galos
Jaime Figueroa Navarro
La selección de Marsella, segunda ciudad de Francia, como la Capital Europea de la Cultura para 2013 no resulta una revelación sino más bien un aliciente.  Implica una certera bendición, pues corresponde comprometer a sus ciudadanos en un proyecto colectivo que armonizará su desarrollo social y cultural a largo plazo, creando un evidente impacto económico y turístico.   
Así como la ciudad foceana ha hecho valer sus raíces mediterráneas y su posición clave, al situarse en el cruce de las culturas europeas y del sur, bien podría nuestra metrópoli ejecutar un similar emprendimiento en las Américas.  Fue aquella una de las perspectivas que afloré durante el Coctel Cultural Francia 2012 celebrado la semana pasada en la residencia del embajador galo, Hugues Goisbault, que congregó ilustres diplomáticos de la tierra de Molière con personalidades del ámbito cultural istmeño.
Nuestros matices van más allá de la época del Canal Francés a partir de 1880.  Es así, por ejemplo, hacía 1865, que el Emperador Napoleón III confiere a mi tatarabuelo, el medico Joseph Kratochwill, emigrante en 1849 del imperio alemán, la condecoración de la Legión de Honor por el cuidado en el istmo a militares franceses heridos en México durante la incursión gala a ese país entre 1862 y 1866.
Para las efemérides de 2013, Marsella ha confeccionado 74 proyectos de exposiciones, espectáculos, coloquios y talleres.  La capital del Mediterráneo ofrece a sus visitantes la autenticidad de sus 26 siglos de historia, el arrojo simpático de su gente y la riqueza de su patrimonio.  Al explorar sus 111 barrios, apreciar su modo de vida tranquilo,  descubrir sus museos y recorrer sus calles de extraordinaria belleza, goza el visitante del encanto de ciudades que no se entierran en el olvido.   Mi afinidad con el área origina en Bandol, poblado costanero contiguo en Provence, donde en 1970 perfeccioné el dominio del idioma y la cultura francesa.
En conjunto con la embajada, nuestra Comisión de Turismo en APEDE abriga el proyecto del Museo Paul Gauguin en San Pedro de Taboga, honrando la obra del mejor pintor impresionista francés del siglo XIX,  quien denegando la cultura de occidente abandona la civilización en pro de los pueblos primitivos, afincándose en la isla de las flores en 1887, previa su vivencia en la Polinesia Francesa.
Mas allá de esta propuesta puntual, fortalecer nuestros lazos culturales con Francia nos permitiría abrigar amplias iniciativas que consagren resultados concretos en el desarrollo de programas tales como presentaciones veraniegas de música y sonido, permitiendo realzar la vivencia del sitio arqueológico de Panamá Viejo a la ultranza de los castillos de Amboise, Blois, Chenonceaux y Chambord en las riveras del rio Loire.
El reto de convertirnos en la Capital Cultural de las Américas va mas allá de la celebración de carnavales y eventos transitorios en nuestra urbe, facilitando el desarrollo de un turismo didáctico permanente que instituya elevados niveles permanentes de ocupación hotelera y oxigene prosperidad para todos.

domingo, 12 de febrero de 2012

Bosquejando el futuro turístico istmeño

La Estrella de Panamá
Miércoles, 15 de febrero de 2012
Bosquejando el futuro turístico istmeño
Jaime Figueroa Navarro
Durante mi infancia, solía veranear en La Garita de Chepo, quinta familiar que se remonta al siglo XIX, aplaudiendo eternamente a mis padres el acierto de forjar en mí un genuino amor por el medio ambiente, afinado por la comunicación con lugareños de linaje mestizo, cimarrón e indígena entre los cuales figuraban actores tal como Don Miguelito Algandona, inagotable quijote, soldado de la guerra de los Mil Días, peculiarmente ensacado y descalzo, quien recreaba fina prosa de legendarios relatos y bien esbozadas poesías sobre el entorno, habituando remojarse al alba en el balneario Rosaura del majestuoso rio Mamoní donde solíamos encontrarle y en cuyas riberas maduraban apetitosas y refrescantes purpúreas sandías.
Justamente esas vivencias de mi niñez moldearon una acentuada conciencia ecológica que me remolcó a retornar al istmo después de un cuarto de siglo ausente, cuando anidé en las cárceles de concreto del primer mundo, sus estériles y deshumanizantes ciudades, que engendraron en mi una profunda pasión por mi anhelada Panamá, por su excelso verdor y su protuberante naturaleza.
Dos acontecimientos la semana pasada arraigaron aun más mis convicciones: El primero, una gira al Biomuseo, emblemático icono de nuestra frondosidad, donde me acompañaron un nutrido grupo de colegas de APEDE.  Allí, la gallarda Margot López nos disertó sobre el vital impacto del surgimiento del istmo en la evolución del hombre, llegando a la deslumbradora conclusión que todos somos panameños.  El museo es una traza, la exhibición es Panamá.
Seguidamente, acepté el convite a un lozano country store en las laderas del Cerro Ancón por sus labradores, George y Angie Hanily, aquilatados profesionales con arraigada agudeza ecológica, quienes nos presentan un oxigenado restaurante y terraza rodeado por frondosos árboles, su exuberante naturaleza repleta de pajarillos multicolores, ñeques y monos que invitan al visitante a degustar platillos orgánicos istmeños y a la compra de plantas ornamentales, medicinales y frutales originarias del Valle del Toabré, en las cercanías de Penonomé.
La valía de Panamá es multiplicada por su turismo, actualmente la mayor fuente de ingresos de la república.  Su columna vertebral yace en nuestra inmensa riqueza natural, única en el mundo.  Ninguna industria produce más por Panamá, incluyendo su canal. Y eso que nuestro incipiente turismo se encuentra aún en pañales.
Contrariamente a lo que algunos visualizan como un movimiento político, la recién protesta indígena va mas allá en la exigencia de concientizarnos sobre valores y principios que deben regir al homo sapiens en los albores del XXI.  La cacique ngäbe-buglé Silvia Carrera, otrora desconocida para la mayoría de los panameños, nos ha dictado una cátedra en liderazgo, expresando un inmenso amor por su terruño, al que defiende incondicionalmente a capa y espada.
Por todo esto, apuesto a nuestro futuro ecológico.  De seguro, en nuestro lecho de muerte no aludiremos a la acumulación de bienes materiales durante nuestra existencia sino al haber legado a nuestros herederos un mejor Panamá.  Y eso, apreciado lector, no tiene precio.  Por ello es que los Ngäbes, a pesar de sus aparentes limitaciones, gozan de envidiables índices de felicidad y apasionante comunicación con la naturaleza.  ¡Que imponente lección nos han obsequiado! 

domingo, 5 de febrero de 2012

Propulsando el Turismo Chiricano

La Estrella de Panamá
Miércoles, 8 de febrero de 2012

Propulsando el Turismo Chiricano
Jaime Figueroa Navarro

En lo que va del año, en conjunto con Donaldo Estrada Troetsch, incansable adalid del turismo nacional, en dos ocasiones nos hemos desplazado hacia el poniente istmeño afanosos de consumar múltiples pesquisas con miras al perfeccionamiento de estrategias que fomenten niveles óptimos de desarrollo turístico en la altiva provincia.

Colaborando con la comisión regente de los festejos del V Centenario del Descubrimiento del Mar del Sur, cuyos compromisos incluyen actividades puntuales en cada provincia, formulamos con Marilena González Jurado, su vivaz Directora Ejecutiva, el prodigio de una imponente cabalgata, como ninguna jamás vista en el Valle de la Luna, producto de la gallarda inspiración de Donnie Estrada.

Para ello disponemos del augusto apeo de don Ricardo “Dicky” Pérez, caballista chiricano nato y Presidente de la Asociación Nacional de Criadores de Caballos Españoles de Panamá, con quien participamos en la cabalgata de las fiestas patronales de la Candelaria en la población de La Purísima Concepción de Bugaba.  Redundando esta particular diligencia realizaremos futuros escritos con pinceladas mayúsculas en apresto a su ápice en 2013.

En nuestro persistente rastreo por el fomento de actividades de esparcimiento que aviven el brío turístico, cosechamos diversos acercamientos particulares.
 
En el contorno académico, disertamos sobre perspectivas del turismo provincial en la Universidad Autónoma de Chiriquí (UNACHI), abonando el convite del ilustre historiador, Dr. Mario Molina, contando con la insigne presencia de un nutrido grupo de catedráticos de geografía, historia y turismo, abordando posteriormente un conversatorio para la génesis de gestiones concretas de trabajo.

En el medio cultural, asistimos a la inauguración de la funcional biblioteca de Boquete, elegante inspiración privada, donde tuvimos la oportunidad de dialogar con el alcalde boqueteño Manolo Ruiz, el empresario Luis Ríos y  uno de sus precursores, Mr. Price Peterson, propietario de Hacienda La Esmeralda, vivero del mejor café del mundo.

En el ámbito turístico, disfrutamos la invitación de Don Pedro Pitti a su quinta en el valle de Caldera, que dispone de prodigiosas piletas donde el deleitable brote de cálidas aguas termales ricas en minerales en un fascinante y oxigenado entorno verde bien podría perfeccionarse como un singular spa de linaje mundial a la par de Vichy en Francia o Rotorua en la isla sur de Nueva Zelanda.

En lo personal, gozamos la invitación de Don Carlos Troetsch al estreno de la segunda fase del proyecto inmobiliario Los Molinos en Boquete, aprovechando para departir con Thalia Velásquez Taliaferro de Valle Escondido Resort, calando raíces con mis queridos tíos Roger y Lilia Alvarado, paralelas a su nutrida descendencia.
 
Como sobremesa, cabe relucir nuestra acostumbrada visita a Dulces Córdoba en David cuyos cigüeñales, Doña Nieves Zamora de Córdoba e hijas, nos otorgan el privilegiado deleite de saborear el contenido de sus memorables cajitas de confites abarrotadas de huevitos de leche, cocadas y cuadritos de manjar blanco, harto particulares de la región.