Del escritorio de Jaime E. Figueroa Navarro
Viernes, 17 de octubre de 2008
BUENOS EJEMPLOS
La necesidad de colombianizar el turismo en Panamá
Jaime Figueroa Navarro
Si usted, amable lector, está leyendo estas líneas por el título de este artículo, esa era la idea: captar su atención.
La recién iniciada campaña “Panamá se queda en ti” cuenta con un presupuesto de 40 millones de dólares para impulsar el turismo durante los próximos cinco años. Flaco favor le hacemos a nuestro país si complementariamente no cambiamos la falta de aptitud turística del panameño. Evidentemente, se hace necesario un cambio estructural radical en el trato a los visitantes.
A guisa de ejemplo quisiera relatar lo acontecido durante una reciente visita a la capital colombiana, donde me albergué en el hotel La Fontana, harto similar a una villa medieval que cuenta con las camas más placenteras en Sudamérica. Esta hostería se encuentra céntricamente ubicada en la Avenida 127 frente a Unicentro, uno de los centros comerciales más célebres de Bogotá.
Rebasando la calle para visitar la prestigiosa marroquinería Mario Hernández, me encontré con un lustrador de calzados, quien me acogió en una cómoda poltrona de cuero con esa fresca fragancia a vacuno que usualmente emiten los automóviles nuevos. Al acercarme, me recibió con un atento buenos días doctor, nos honra servirle hoy. Con desbordante amabilidad y afable sonrisa este profesional de mediana edad y nutridos bigotes me entregó una finamente doblada copia del diario El Tiempo que seguramente habrían leído una docena de parroquianos, pero que aún guardaba un aspecto lozano. Al sentarme, introdujo unos cartones dentro del calzado para de ese modo evitar embadurnar mis calcetines.
Extrañado por tan singulares detalles, decidí jugar con el ingenio de mi acogedor anfitrión preguntándole, así de la nada, su opinión sobre el proyecto de expansión del Canal de Panamá. ¡Cáspita! ¡Vaya sorpresa me he llevado! Este humilde hijo del pueblo me ha dictado una cátedra sobre el proyecto con algunas observaciones sobre temas que inclusive yo jamás había escuchado. Cabe añadir que mi interlocutor diariamente lee de cabo a rabo El Tiempo, sin duda el más completo periódico de América, absorbiendo, cual esponja, importantes noticias sobre variados temas. De más está decir que la propina sobrepasó a gritos la módica suma cobrada por sus servicios.
Aprendí con esta experiencia dos importantes lecciones: que no necesariamente todos los pobres son ignorantes y que la calidad humana con muestras de afabilidad y buenas costumbres sobrepasa todos los niveles sociales. Eso es arraigadamente evidente en la hermana República de Colombia. Si no fuese por su necia guerra intestina y las mafias del narcotráfico que hacen de la tierra de Nariño su albergue, Colombia sería un ejemplo de turismo para todos los países del mundo, ya que goza de una naturaleza envidiable, climas variables y como elemento más imprescindible, de una población rica en cortesía común y buenas costumbres.
Panamá necesita educar a su población de esos elementos básicos para la atención al turista. Los funcionarios que acogen a los visitantes a su arribo en los aeródromos, puntos fronterizos y puertos nacionales deberían portar una sonrisa afable y atenderlos con verdadero regocijo. Después de todo, ellos son los que pagan sus salarios, no el gobernante de turno. Así mismo los transportistas deberían tomar cursos de modales en el trato al público en general, sea este foráneo o local. Estamos muy mal habituados a hacer lo que bien nos valga la gana, atracando al extranjero con tarifas infladas, deplorable servicio y en automóviles en tan pésimo estado que jamás pasarían un revisado en un país serio.
Muy buen escrito, sobre todo lo que hace referencia a la amabilidad de nuestra gente en Colombia. justamente en el II Congreso Internacional de Protocolo en Colombia queremos tratar el tema del protocolo en el turismo que tanta falta hace para hacer sentir muy bien a los propios y a los extranjeros.
ResponderEliminarSaludos
Piedad Maya C