Diario La Prensa
Domingo, 7 de septiembre de 2003
Turismo y el transporte de Tocumen
Jaime Figueroa Navarro
-En un reciente vuelo de Miami a Buenos Aires hice escala en Panamá porque tenía una importante reunión con un cliente. Bajo circunstancias normales alquilo un automóvil en la terminal aérea, pero como estaría en Panamá por cuestión de horas opté por tomar un taxi, asegurándome de solicitar una unidad con aire acondicionado.Para mi sorpresa, al salir de Tocumen y activar el aire acondicionado, de este emanaba un humo blanco y nada frío. La unidad posiblemente no funcionaba desde el verano de 1974. El chofer pidió disculpas y bajamos las ventanas.
Durante el viaje a la ciudad nunca se hizo mención de ningún atractivo turístico; muy por el contrario, el chofer hablaba sobre los quebrantos de salud que aquejaban a sus parientes cercanos, estimo yo que para abultar la propina por la lástima que nos causa oír esto. Abultada propina encima de la carísima tarifa de 35 dólares por un pésimo servicio.
Comparando este episodio con otro, quisiera hacer mención de la terminal aérea de Carrasco que sirve a la ciudad de Montevideo, Uruguay. Allí, los taxis del aeropuerto son, en su mayoría, Mercedes Benz de último modelo. Los choferes pecan de amables y tienen grandes conocimientos históricos, inclusive salen de la ruta para mostrarle al visitante parajes interesantes.
El sindicato de taxis de Tocumen data de la época del General Torrijos sin que ningún gobierno haya podido cambiar la calidad del servicio, el pésimo estado de las unidades, ni ofrecer algún tipo de entrenamiento a los choferes en temas como historia, cortesía, inglés y turismo. Y lo peor del caso es que no se permite competencia, lo que convierte al sindicato en una vaca sagrada del gobierno.
Si pretendemos suministrar un turismo de altura tal como lo predican las multimillonarias campañas del IPAT, tenemos que empezar por lo más básico y concentrarnos en los detalles que alienten al visitante a regresar a Panamá; y hablar tan bien del país a sus familiares, vecinos y compañeros de trabajo, que fomente aún más turismo.
No pretendo contar con todas las soluciones a este problema de transporte, pero por lo pronto propongo una licitación internacional que permita la participación de todas las empresas y sindicatos de transporte interesados en ofrecer este importante servicio. A cambio de operar una flota de óptima calidad con un personal debidamente capacitado, el Estado debe ofrecer incentivos a los operadores seleccionados, tales como exoneración del impuesto de introducción e ITBM, descuentos en volumen por combustibles y todo lo relacionado con el debido mantenimiento de los vehículos.
Por su parte, todos los operadores deberán cumplir con requisitos básicos: choferes bilingües con previo entrenamiento en turismo y cortesía común, especialmente seleccionados por su personalidad afable. Vehículos de último modelo con unidades de aire acondicionado que funcionen. Tarifas asequibles que incentiven la utilización de sus servicios no solamente entre el aeropuerto y la ciudad, sino en variadas posibilidades de turismo interno dentro y fuera de la capital.
Mejorando la calidad del servicio de transporte turístico estaremos en capacidad de competir en forma más adecuada por la preferencia de los viajeros que hoy día escogen otros rumbos.
El autor es especialista en desarrollo de negocios internacionales
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