La Estrella de Panamá
Miércoles, 7 de diciembre de 2011
Avistando la Ruta de Balboa
Jaime Figueroa Navarro
No fue hasta 1997 cuando el Instituto Panameño de Turismo cosechase salvoconductos para que turistas pudiesen visitar la enigmática región, vergonzosamente ignorada por el resto de los panameños, resultado de estrafalarios mitos tales como que detrás de cada árbol se esconde un guerrillero de la FARC o que vamos a ser picados por una serpiente. Del tamaño de la isla de Jamaica y con 47,000 pobladores, Darién es la mayor provincia del istmo con el menor número de habitantes.
Con esta perspectiva, fue como el pasado sábado un grupo de 29 curiosos nos adentramos en dos autobuses en una expedición, promovida por las Comisiones de Turismo, Medio Ambiente y Deportes de APEDE, en conjunto con USAID, el Programa Alcance Positivo y la ATP, al segundo pulmón terráqueo después del Amazonas.
Fueron varios nuestros anhelos durante esta primera revista a la zona que, con representaciones Emberá, Wounaan, Guna (representados por los indios Cuevas), colonos azuerense y descendientes de cimarrones, esclavos negros que escaparon del garfio español durante la colonia, armoniosamente conviven en este paraíso que se jacta en ser el pionero en turismo étnico regional y, muy posiblemente, sede del Paraíso Terrenal, según el libro bíblico de Génesis.
Con motivo de la celebración del V Centenario del Descubrimiento del Mar del Sur en 2013 y nuestra misión de inspirar el turismo cultural e histórico istmeño, estamos deseosos de impulsar la creación de un sendero turístico permanente de la ruta de Balboa en Darién, rebatiendo de una vez por todas los viles embustes de algunos ganapanes que insinúan al turista ridículamente que el escenario del descubrimiento es la plaza donde se ubica la estatua de Don Vasco en la Cinta Costera. El sendero serviría como un potente imán al turismo provincial sin daños ecológicos colaterales, permanente recuerdo de su fecunda historia, sede del primer municipio en las Américas, Santa María La Antigua de Darién.
Fuimos festivamente acogidos durante nuestro brevísimo peregrinaje, por la comunidad Wounaan en la Casa de la Cultura de Arimaé, visitando las instalaciones deportivas de beisbol al igual que la cancha de futbol del Atlético Darién en Meteti, la pulcra finca agro sostenible de la Fundación Pro Niños del Darién y el Colegio Instituto Forestal Agropecuario de Darién en Canglón. Nos tomarían varias glosas describir cada uno de los interesantísimos capítulos que convivimos y así lo haremos en futuros despachos.
No precisa Darién limosnas, lo que requiere es un modelo de desarrollo cónsono con la naturaleza – siendo precisamente allí donde yace su prodiga riqueza - aprovechando las áreas boscosas sin deforestar, grave reto al gobierno nacional y a todos los ciudadanos conscientes. Esgrimido acertadamente este desafío, cosecharíamos un hechizante panal turístico sin rival en el orbe.
Compartimos en su totalidad la iniciativa de Jaime E. Figueroa, de impulsar la creación de un sendero turístico permanente de la ruta de Balboa en Darién, puesto que indudablemente como bien apunta Jaime, "serviría como un potente imán al turismo provincial (e internacional) sin daños ecológicos colaterales". Hasta que Latinoamérica no se desprenda de ese viejo complejo de inferioridad, heredado de una psicología colonial y sumisa, no sabremos revalorizar nuestras riquezas y potencialidades, por ello dice Jaime con exactitud de acierto: "No precisa Darién limosnas, lo que requiere es un modelo de desarrollo cónsono con la naturaleza – siendo precisamente allí donde yace su pródiga riqueza - aprovechando las áreas boscosas sin deforestar".
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