La Estrella de Panama
Miercoles, 11 de enero de 2011
Cultura Cívica y Turismo
Jaime Figueroa Navarro
Sin duda alguna, la reciente selección de Panamá como el destino turístico #1 del 2012 por el prestigioso diario The New York Times debe ser motivo de especial honra para todos los panameños. Sobre todo tomando en cuenta que la lista, que incluye 45 excepcionales domicilios, cuenta con sitios tradicionalmente aquilatados por sus encantos, escenarios y el buen gusto de sus anfitriones.
Esto lo pregonamos en nuestros artículos desde hace añales, la divergencia es que ahora lo ratifica el diario de mayor prestigio en el orbe. El contraste es que ahora se ha revelado el secreto y ya no somos del montón. La diferencia es que, convidados por curiosidad, nos lloverán más turistas que los torrenciales aguaceros de temporada.
A la totalidad de los conciudadanos, indistintamente de nuestra clase social, raza, religión u origen étnico nos ha llegado el momento de enfrentar una titánica misión. Por un lado, las autoridades deben velar por la preservación y perfeccionamiento del patrimonio nacional a través de programas de fomento al desarrollo de actividades de ocio turístico que complementen los incentivos de la Ley 8 de 1994, con privativo énfasis en provincias.
Por otro lado, todos debemos asumir nuestra cuota de compromiso, velando por el cambio de malsanas actitudes hacia un patrón positivo. Las modales no son otra cosa que una actitud refleja del entorno social donde el individuo se desarrolla, convive y pervive. Es así como al hombre le toca educar a través de su ejemplo al niño para no reprocharle ni juzgarle cuando sea adulto.
A guisa de ejemplo, al iniciar el trámite de pago a una cajera en un establecimiento capitalino, le sonreí amablemente deseándole buen día, sin respuesta algún ni contacto visual. Al efectuar el cobro, arrojó unas monedas sobre el mostrador. Desconozco, querido lector, cual hubiese sido su reacción. Yo, no permanecí callado. Inmediatamente emplacé al gerente llamándole la atención a él por la falta de su subalterno.
El código de honor de mi academia militar exigía no robar, mentir, hacer trampas o permitir que otro lo hiciera. La porción primordial de nuestro éxito en turismo depende de nuestra actitud y ejemplo. El uso de los buenos modales forma hábitos en el individuo, lo que hace al actuar de manera espontanea y dentro de los parámetros normales; da las gracias, se despide, solicita el favor, entre otras actitudes que le permitirán sentirse bien, seguro, hacerse la vida más afable y lograr la aceptación de las personas, compañeros de trabajo, grupos y familiares con quien comparte. Por otra parte, le facilitará controlarse y reprimir impulsos negativos como insultar, contestar en forma desagradable y utilizar palabras obscenas. Esto lo observamos exquisitamente en nuestros vecinos colombianos. ¡Nos toca ahora emularles!
El Manual de Carreño, un compendio de urbanidad y buenas costumbres, editado por el venezolano Manuel Carreño en 1853, sirvió como fundamento a un sinnúmero de generaciones de panameños. Aunque algunas de sus normas son consideradas obsoletas, bien valdría la pena aprovecharle como cartilla para inclusión en el curriculum escolar istmeño.
De esta forma, nuestros coterráneos y visitantes jamás se quejarán del buen gusto de sus anfitriones y la permanencia de Panamá dentro de los mejores destinos turísticos mundiales estará asegurada. ¡Dignémonos como guía y ejemplo!
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