La Estrella de Panamá
Miércoles, 25 de abril de 2012
Nuestros Grandes Desafíos
Jaime Figueroa Navarro
El eje medular de la Conferencia Anual de Ejecutivos de Empresa (CADE) 2012, que se celebra esta semana auspiciada por APEDE, es la búsqueda de aportes para el mejoramiento del menguado sistema educativo nacional, señaladamente arcaico e ineficaz en el óptimo florecimiento de nuestras futuras generaciones.
De seguro, uno de los puntos clave es un currículo práctico y actualizado en reemplazo del medioeval existente, cuyo enfoque se apoye en un conocimiento empírico del país, su historia, folclor y cultura al igual que un instrucción intensa y practica en idiomas, para dotar al panameño de herramientas claves en la administración de una economía de servicios cada vez más rentable y productiva. Nos hace falta una sensata visión pedagógica que incluya elementos básicos de urbanidad y un ilimitado amor por nuestra tierra y su soberbio verdor.
La semana pasada, correspondiendo a la cordial invitación de los estudiantes de mercadeo y publicidad con gerencia en ventas de la Universidad Latina de Panamá, sede Azuero, dicté una conferencia sobre el tema: “El vertiginoso crecimiento económico istmeño” en la ciudad de Chitré, haciendo hincapié en los temas señalados en el anterior párrafo. Se hace tarea fundamental que conozcamos a fondo nuestro país eliminando espejismos regionales y dotándonos de mejores herramientas para la sana camaradería con nuestros compatriotas. Como ejemplo, utilizamos la recién refriega con los Gnabes Bugles. De haber dominado a fondo su cultura y costumbres, se hubiesen evitado los innecesarios roces y sus correspondientes costos.
Más allá de meras actividades pedagógicas, se hace primordial forjar un concepto de responsabilidad y una nueva perspectiva de vida, continuamente adoptando metas y trazando objetivos. Para ello me hechizó, a guisa de ejemplo, la actividad en que participé este ultimo fin de semana, Barú EcoFest 2012, organizada por la Cámara de Turismo de Boquete.
Posterior a la hazaña, ambicionaría que todos los panameños, mínimo una vez en la vida, tuviesen la experiencia de escalar los 13.5 empinados kilómetros hacia la cima del majestuoso volcán.
Primero, por que es un reto en el cual se debe gozar de óptimas condiciones cardiovasculares. Como preámbulo, ejercité arduamente en preparación durante dos meses. Aun así quedé extasiado por un caminante oriundo de Oregón, que a sus setenta abriles, me aventajó. Y francamente no me desagradó porque aproveché mi peregrinación de casi siete horas para fotografiar las diferenciadas variedades de fauna, flora y aves que me rodeaban. Definitivamente fue un fin de semana diferente, alejado de la cárcel de concreto en que se ha convertido nuestra capital, oxigenando mis pulmones y coronando mi comunicación con la naturaleza.
Metas, objetivos y su ejecución. De ello trata el complemento a la actual desértica formación istmeña. Colmando de entusiasmo actividades que nos permitan conocer profundamente los tesoros que nos rodean y admirar aun más la magnificencia de nuestro paraíso. ¡Es ese uno de nuestros grandes desafíos!
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