La Estrella de Panamá
Miércoles, 18 de abril de 2012
Infraestructura Turística
Jaime Figueroa Navarro
Estamos dotados de imaginación para compensarnos por lo que no somos y del sentido del humor para consolarnos por lo que somos. Así apuntó Sir Francis Bacon y palabras con mayor alcance posiblemente jamás fueron escritas. Ella nos permite navegar como aves, descubriendo nuevas formas de pensar sobre el mundo que nos rodea. Es al final de cuentas, el nido de todas las grandes ideas.
Como si fuese ayer, recapitulo la primera clase de Marketing 101 en las nobles aulas universitarias con mobiliario de fina madera opaca en Lincoln, Nebraska. Al repicar de la campana, la profesora irrumpió el recinto con un juego de tizas de colores y sin decir palabra, consagró unos minutos a pincelar un frondoso árbol. Resultado de la naturaleza humana, todos calcamos los particulares detalles del árbol de la catedrática. Repentinamente se volteó, borrando su árbol del tablero, y exclamó: “Dibujen su árbol, no el mío”. ¡Sabia lección aquella!
Gozamos de singulares trofeos a la imaginación humana y natural: Nuestro canal, el rubio florecer de guayacanes, el Museo de Biodiversidad, la orquídea del Espíritu Santo, el icónico edificio tornillo, el augusto verdor, los celos de nuestros indígenas y las distintivas manifestaciones de folclor.
Sobre el tapete se encuentra un anteproyecto de ley para el fomento de nueva infraestructura turística. Aplaudimos la iniciativa por representar un necesario cambio. No obstante, la nación exige un abundante debate más allá del anfiteatro legislativo para determinar las nuevas reglas del juego.
Ante todo, examinemos la realidad que venimos auscultando desde siempre: numerosos hoteles en capital, limitantes en provincias, producto de intereses particulares y pupilas de visión reducida. Turismo es pasión, emprendimiento y actitud. Operando bajo esta premisa, lograremos una vibrante transformación en nuestro desempeño.
Retocar Tocumen no es construir nuevas mangas para el creciente tráfico. Es abrillantar sus estériles paredes con visiones istmeñas incitando al visitante al estimulante deleite gustativo de frutos de mar y tierra nacionales, que sirvan de abrebocas al país.
Turismo no es abarrotar el país, al ritmo de la Riviera Maya, de hoteles todo incluido. Es sentarse con la gente y el gobernador de Coclé y planificar, desde ya, estrategias congruentes con la próxima apertura del aeropuerto internacional de Rio Hato.
Celosamente, como debe ser, la Comisión de Turismo de APEDE, escudriñará los pormenores de lo que se pretende hacer, brindando desinteresadamente nuestro aporte para emancipar las mas brillantes iniciativas en la nueva ley.
“¡Dibujen su árbol, no el mío!”
No hay comentarios:
Publicar un comentario