La Estrella de Panamá
Miércoles, 6 de junio
de 2012
Pasión por la Excelencia
Jaime Figueroa Navarro
Durante la reunión de la Comisión de Ética de APEDE la
semana pasada, sabiamente presidida por Roberto Moreno de León, realizamos un
vistazo a la historia y aportes de la comisión a la asociación y a la sociedad,
anotando un escueto examen (cual retorno a aulas) para verificar nuestros
conocimientos sobre el tema. La ética es una rama de la
filosofía que se ocupa del estudio de la moral, la virtud, el deber, la
felicidad y el buen vivir. Es interesante
observar cómo el ser humano, a partir de sus raíces y la reflexión filosófica
en la antigua Grecia ya germinaba desvelos sobre la materia.
La Ética
nicomaquea, el más trascendente pergamino de Aristóteles sobre el eje, se fundamenta en la deducción de que todo ser
humano persigue la felicidad (ética
eudemónica). Para el ilustre filosofo,
todos los seres naturales tienden a cumplir la función que les es propia y
están orientados a realizar completamente sus potencialidades. La vida feliz (plena) es la que permite
realizar la actividad superior (contemplación), con una suficiente autonomía
(bienes materiales, salud) en compañía de un número ideal de amigos.
Ahora bien, del dicho
al trecho, resulta positivo ilustrar al lector con un clásico ejemplo: el anhelo
de la Academia Militar de Valley Forge, en cuyas aulas retoñamos un plural
número de cadetes istmeños, es la educación física, intelectual, espiritual,
moral y ética para que sus alumnos ocupen un sitial en la sociedad como líderes
y forjadores de carácter. Para ello, se
hace categórica la juramentación a su código de honor: “no mentirás, no
robarás, no perpetrarás trampas, ni tolerarás que nadie más lo haga.”
Emigrando más
allá a su aplicación en el ámbito empresarial, se hace notable despuntar el
código de ética de IBM, empresa líder en tecnología que nos auxilió como
guía durante nuestra génesis profesional,
practicando los más elevados estándares de integridad comercial, perdurando como una burbuja en un Panamá que se arrastraba
angustiosamente durante el obscuro capitulo de la dictadura.
Aun nos hace
falta un largo trecho si pretendemos elevar el istmo al tabernáculo del primer
mundo. Refrescante en aquellos prólogos
profesionales era la presencia del esprit de corps que guiaba nuestra
pasión por la excelencia y la sana política IBM que definía calidad como realizar
las cosas bien la primera vez, eliminando así las excusas de nuestro vocablo y
practica.
En la
transformación del homo sapiens panamensis precisamos una argamasa de los tres elementos señalados,
que nos permita desarrollarnos plenamente bajo un compromiso ético que nos
encamine hacia el puntual manejo del mundo empresarial y del sector público,
exigiéndonos la preferencia por líderes
empresariales, comunitarios y políticos que sean vivos ejemplos de estos
estándares, perenne retrato de las grandes mayorías de hombres y mujeres
decentes que atesoramos el privilegio de compartir el terruño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario