Diario La Prensa
Sábado, 12 de diciembre de 2009
La recuperación del Patrimonio Histórico
Jaime E. Figueroa Navarro
Sobre este tema, como base del turismo y la identidad nacional, me tocó disertar en Fotur, el XIV Foro de Turismo de APEDE, evento que se llevó a cabo recientemente en el Centro de Visitantes de Miraflores del Canal de Panamá. Amén de que este tópico era un elemento del módulo que comprende nuestra ciudad como la capital turística de América y que es un difícil hueso de roer, me tocó el reto adicional de ser el primer conferencista de la tarde, posterior a un almuerzo y con unos participantes que por lo pesado de la agenda, hubiesen preferido deleitarse con una siesta en una confortable hamaca.
Es un sitio frío y oscuro el anfiteatro de Miraflores. El podio se encuentra sobre una tarima que en vez de acercarnos nos aleja del público. Soy de la opinión de que los podios sirven de refugio para personas inseguras o agitadas, por lo que opté por solicitar un micrófono inalámbrico, descendiendo del patíbulo para unirme a mi acogedora audiencia. Allí, cerca de muchos de los jugadores clave en la industria, sentí el calor de la gente logrando captar su total atención a mi relato.
Nuestro primer punto fue anotar nuestro enfoque equivocado, manipulado por grupos de intereses creados y no el denominador común de la ecuación de un turismo exitoso, que es el turista. Nadie mide los niveles de satisfacción de nuestros visitantes. Empecemos entonces por la implementación de una encuesta de opinión a todos los visitantes a su salida en los aeropuertos, fronteras y muelles del país. Algo tan sencillo y vital para gozar de una retroalimentación que nos permita correctivos inmediatos a un estornudo antes que se convierta en gripe y la medición científica del desempeño de nuestras autoridades en este nicho que genera más riqueza que cualquier otro en el Panamá del siglo XXI.
Volteando mi presentación al tema central de la conferencia, anoté que el desarrollo turístico del Casco Antiguo comprende un plural grupo de parajes más allá del Casco. Originando con la cinta costera, que por su apego a la Avenida Balboa, deberíamos bautizar como Promenade Anayansi, donde exhortamos la subasta pública de sus sitios ociosos para el engendro de un grupo de restaurantes que sirvan como centro culinario de las Américas, un importante anzuelo al turismo cuyo canon de arrendamiento serviría para su eficaz mantenimiento.
Seguidamente el Mercado del Marisco, Barrio Chino y Terraplén, sitios que deben ser remozados para atender un turismo de primera categoría como arquetipo de San Francisco en California. Más allá, Amador, San Pedro de Taboga y la creación de una marina para yates de gran calado y cruceros en Veracruz que nos permita el flujo de un acaudalado conjunto de visitantes que no nos tocan a falta de una mega marina.
Complementando el Museo de Biodiversidad bien podríamos construir en la ribera occidental del Canal el acuario más grande del orbe y con motivo de la extinción de anfibios alrededor del mundo a raíz de un extraño hongo, un singular Frog World que acoja a las más de 200 especies que habitan en el istmo. Todos estos proyectos, por supuesto, liderados por el sector privado.
Concentrándonos en el mismo Casco, los factores para el éxito son varios. Primeramente, la reconstrucción integral y no a medio palo como venimos actuando. La implementación de proyectos de valor agregado, como el tranvía que bien podría iniciar con una troncal en la génesis de la cinta costera en Punta Paitilla, pasando por el terraplén, Barrio Chino y el Casco para desembocar en la Plaza 5 de Mayo creando así un auténtico eje turístico, generador de riquezas y miles de empleos bien remunerados.
También hace falta señalización, guías turísticos, un centro de acoplamiento y literatura plurilingüe. Finalmente una integración comunitaria que, a Dios gracias, está logrando la novel Asociación de Vecinos y Amigos del Casco Antiguo, a través de sus múltiples programas y comisiones.
Finalmente, se hace necesaria la mudanza de todas las oficinas y dependencias públicas en el Casco Antiguo que atiborran sus calles con tráfico de funcionarios que nada tienen que hacer en un sitio cuya función primordial es el turismo. Es clave para el éxito gozar de liderazgo, visión, empuje y atraer los inversores correctos.
De no ser así, permaneceremos para siempre enterrados en el enanismo actual. Por cierto, con tanta carne en el hueso, me place anunciar que ninguna de las personas de mi audiencia sucumbió a los brazos de Morfeo, muy por el contrario, me inundaron con nutridos aplausos e interesantes preguntas. ¡Seamos los fenicios del siglo XXI!
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