La Estrella de Panamá
Miércoles, 6 de julio de 2011
Descubriendo al Capitán Urquilla
Jaime Figueroa Navarro
De reojo nos conocimos durante una de mis correrías al Casco Antiguo, impactándome su inmensidad y sencillez, rasgos que metódicamente no armonizan. Y es que este campechano personaje, fusión cuscatleca e istmeña, experto en exploraciones ecológicas, a diferencia de sus homólogos en el Ministerio de Turismo, si ha recorrido el istmo en su totalidad.
Sus raíces castrenses y dotes exploratorias le llevan a formar parte del particular grupo de escoltas del General Torrijos, bajo el mando del excepcional Sargento Primero Chuchú Martínez, doctorado en matemáticas en La Sorbona de Paris y en filosofía en Madrid.
Le facturan los constantes patrullajes domésticos a distantes aldeas y zonas poco concurridas, un conocimiento íntimo de la geografía nacional bajo los jaleos filosóficos de su mentor, quien le inculcó, que entre el 1 y el 0, existe toda una gama de decimales, un teclado con una infinidad de notas más ricas que la absolutamente grave y la absolutamente aguda de los extremos.
Dentro de sus múltiples expediciones, nos narra su particular interés por Acla, que significa huesos en idioma indígena, poblado colonial fundado por orden del gobernador de Castilla de Oro, Pedrarias Dávila en 1515, ubicado en la costa central de Kuna Yala y que serviría como eslabón hacia una futura urbe en el golfo de San Miguel, donde recientemente Balboa había descubierto el Mar del Sur.
Su fama reside por ser el sitio del juicio y decapitación de Balboa en 1519 y por la gran cantidad de huesos humanos en sus inmediaciones, resultado del conflicto entre indígenas que pugnaron por el control de la región. Posterior a la fundación de Ciudad de Panamá y Nombre de Dios en el Caribe, Acla fue lentamente abandonada hasta ser desertada totalmente en 1532.
Significa Panamá abundancia de peces, pero más aún, Panamá es historia. Si lográsemos, dentro de nuestra liliputiense disposición, reconstruir Acla y dotarla de un entorno apetecible al turismo, legaremos un Saladinazo para recuperar nuestra historia y dignidad como pueblo.
Dignidad es más que una cualidad moral, es un arma de desarrollo. En vísperas de la celebración de los 500 años del descubrimiento del Mar del Sur, este se convierte en un reto, más que apetecible, obligatorio. Gracias al colega de Exploraciones Ecológicas Zorrogris, auténtico guía del turismo de flora y fauna, Don Armando Urquilla, Quijote errante de nuestra topografía, por su invaluable tiempo y refrescantes anécdotas.
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