La Estrella de Panamá
Miércoles, 19 de septiembre de 2012
Pescando
Turistas
Jaime
Figueroa Navarro
Contemplamos el vertiginoso crecimiento del
Aeropuerto Internacional de Tocumen, otrora un icono al art deco con sus lustrados pisos de piedra caliza, restaurante de legitimo
lujo y servicio con cariño arropado de vidrio en el segundo piso, donde también
se ubicaba la extensa terraza de observación, obligado sitio de reunión de
familias enteras, sin distingo de clases, que concurrían para no perder de
vista el arribo de algún gigantesco 747 de Pan American o para despedir, con
aroma a Jean-Marie Farina, ataviados
con sus mejores prendas dominicales, el obligatorio pañuelo y la hebilla con
sus iniciales en oro, al afortunado y
ensacado pasajero estrella, que giraba al final de las escalerillas de los
aviones de Panagra, Braniff International y otras aerolíneas de la época, para
despedirles simbólicamente agitando el sombrero, como si se tratase de un
ultimo adiós. Así era nuestra terminal aérea
hasta hace escasos treinta y cinco años.
Plena de originalidad y distintivo.
El Aeropuerto Internacional de Tocumen fue
inaugurado el primero de junio de 1947 por el Presidente Enrique A. Jiménez. El pabellón aéreo original se estrenó siete
años después, en 1954, durante la administración del Coronel José Antonio Remón
Cantera y opera actualmente como su terminal de carga.
Como resultado del incremento en el tráfico
aéreo, se ejecutó la construcción del
actual aeropuerto, inaugurado el 15 de agosto de 1978. El flamante Muelle Norte, con 12 nuevas
puertas de embarque inició operaciones en abril de este año, dotando al aeródromo
con un total de 40 puertas de embarque, expandiendo su capacidad de 5 a 10
millones de pasajeros por año, exacerbando su valía como la mejor vitrina de
nuestro país al mundo.
Nos preguntamos como gozando con la
excepcional oportunidad de exponer a los millones de pasajeros en transito los
particulares atractivos istmeños, en su lugar vegeta un melancólico bazar,
estampa de centros comerciales globales, que en nada beneficia al turismo
nacional. Una falta de imaginación,
nacionalismo y aprovechamiento turístico funestamente exhibe la actual
administración, en nada diferente a las anteriores. Escuetos intereses comerciales reflejan
nuestros líderes, beneficiando a un puñado de comerciantes en vez de transfigurar
Tocumen en una aventura para el visitante que le incite a volver e intimar esta
linda tierra.
Malgastados millones en publicidad que poco
impulsan el caudal de nuestro destino, bien pudiesen puntualizarse en la
presentación de un aeropuerto, que al abrir el telón, en escena ilustre Panamá,
su verdor y polleras, sus exóticos platillos y los mejores cafés del orbe, su
extraordinaria historia y particulares atractivos, donde el visitante marche
con un distintivo apetito por regresar, posterior a paladear
un suculento ceviche de corvina, una crema de pixbae y pepitas de marañón
engulléndoles con una chicha de guanábana.
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