viernes, 12 de julio de 2013

Hechos ¡no palabras!


Diario Panamá América
13 de julio 2013

Hechos ¡no palabras!
Jaime Figueroa Navarro

A raíz de la conmemoración del quinto centenario del descubrimiento del Océano Pacifico, hemos aportado nuestro granito de arena con una serie de actividades que pocos compatriotas conocen por falta de su divulgación en los medios.
Ante todo, aprovechando la celebración en la Universidad de Massachusetts de un simposio internacional de patrimonio histórico, donde participaron medio millar de antropólogos, historiadores y especialistas en temas de turismo cultural histórico, todos doctorados de prestigiosos centros de estudios mundiales, tratándose este año de un  importante aniversario de la particular hazaña de Balboa, sometí una ponencia sobre este tema en diciembre pasado para la consideración del comité de selección de conferencistas, sin, asumía yo, la más cantinflada posibilidad de ser escogido por no contar con fecundas credenciales académicas (soy licenciado en administración de empresas por la Universidad de Nebraska), ni mucho menos libros o investigaciones que forman parte del común denominador para estas distinciones.
¡Cuál fue mi sorpresa al recibir confirmación en febrero de mi designación para disertar ante tan magna audiencia!  Más aun, cuando en Amherst, me confesaron miembros del comité consultivo, que mi conferencia había sido seleccionada más por la profundidad de sus palabras, que por los particulares deslindes de una investigación.
Aprovechando que tenia planificada una gira por el Viejo Continente para la presentación de mis conferencias  POR QUE PANAMA, a grupos de inversionistas, pensionados y curiosos sobre las bondades particulares del istmo, concebí una visita a Jerez de los Caballeros, en la provincia de Extremadura, España, para conocer íntegramente el pueblo natal de Balboa, siendo recibido formalmente por el Cronista Oficial e Historiador Dr. Feliciano Correa y otras importantes autoridades municipales y regionales.
Posteriormente a mi disertación  y entrevista a la televisora regional (www.youtube.com/watch?v=cX0a24hDvDU), visité la Casa de Balboa, donde aproveche un desliz de la guía para colocarme el casco de Balboa y posar para una fotografía, para asi fehacientemente comprobar que la diferencia entre los hombres y los niños son los precios de sus juguetes, es decir, todos siempre seguimos siendo niños.
Para terminar tan particular capitulo, henchido de fervor y deseosos de recrear la historia, el fin de semana del 20 y 21 de julio, hemos organizado una excursión al Cerro Pechito Parao en Darién, sitio donde Vasco Núñez de Balboa divisa por vez primera el Océano Pacifico. Si el año pasado al cumplir los sesenta abriles fui capaz de escalar los 13.5 kilómetros a la cima del volcán Barú en 8 horas, el recorrido de la semana próxima será harto interesante por la variedad del paisaje, sus azuladas mariposas y menos fortuito al tratarse de solo cuatro kilómetros que cubriremos en aproximadamente dos horas.

Conversando sobre esta portentosa expedicion con un puñado de personas, quedaron hipnotizadas con mi relato, lastimosamente todas, sin excepcion, contaban con las mas paradojicas y burlescas excusas (es el cumpleaños de mi sobrina, voy a un torneo de golf, nosotros no salimos de la ciudad el fin de semana, etc.) para no asistir.  ¿Qué le pasa al homo sapiens panamensis?  Parece no entender que la vida es una, que es corta y que se debe vivir intensamente.  El verdor y la historia de mi tierra si parecen ser apreciados por los otros, por aquellos que nos visitan y les impacta el calor tropical de la palabra y el sabor particular de nuestras delicias gastronomicas.  Aquellos que prefieren una chicha de marañon por no estar cocacolizados y esas sublimes almas que si aprecian los particulares desafios de nuestra campiña.
       
Estos senderos de mi patria son símbolos de nuestra nacionalidad y obligatorios sitios de visita de todos los ciudadanos que profesamos un profundo amor a nuestro terruño.  Salgase usted de su hamaca en la playa el próximo fin de semana y haga algo diferente ¡viva una aventura!, tal como lo han concluido los 227 chicos de 50 paises de todos los rincones del mundo recientemente at finalizar la ruta del Quetzal, escalando el cerro Pechito Parao.
 
Celebre, como yo, los 500 años del avistamiento del Mar del Sur convirtiéndose en testigo de la historia. ¡No deje que nadie le eche el cuento! ¡Acompañenos!     

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