Diario Panamá América
31
de agosto 2013
¿Por
qué Panamá?
Jaime
Figueroa Navarro
“¿En que le puedo
servir?”, respondí en mi celular ante la llamada anónima, elegante saludo que
causa el cierre por parte de aquellos que marcan equivocadamente mi numero, por
su amabilidad poco usual dentro de nuestra soltura tropical.
Del otro extremo se apreciaba
la Dra. Marcela Camargo Ríos, catedrática universitaria. “Nos encontramos organizando un encuentro,
foro, mesa redonda y giras. Nos
encantaría su presencia como expositor”.
Así fue como hace varias semanas, acepté participar en el Encuentro Mar del Sur: 500 años después, una visión
interdisciplinaria, celebrado del 26 al 30 de agosto en el Auditorio José
Dolores Moscote de la casa de Méndez Pereira, en el cual la Universidad de
Panamá invitó a la comunidad académica nacional y foránea, historiadores,
geógrafos, filósofos, literatos y otros estudiosos del tema a brindar sus
versiones acerca de un suceso de proyección mundial que tuvo como epicentro el
Istmo de Panamá y que ha trascendido a futuro.
Al comunicarse conmigo
posteriormente sobre el titulo de mi ponencia, la Dra. Camargo remarco: “¿Que
tiene que ver Por Qué Panamá con
Balboa?”. “Ya verá,” respondí, elevando
su curiosidad, como la de todos aquellos que estuvieron presentes en mi
ponencia.
Completísimo el
programa, constó de tres ejes temáticos, a partir de los cuales se organizaron
las mesas de exposición y debate, siendo ellos la Historia de Panamá y el Mar
del Sur, Sociedad y el Mar del Sur seguido finalmente por El Mar del Sur y el
Océano Pacifico en el Siglo XXI.
Con broche de oro inició
la jornada con la vibrante conferencia magistral del articulado Dr. Miguel
Ángel Candanedo, quien a pesar de su voz áspera resultado de un resfrío,
escupió sapiencias del alma con especial entusiasmo, resaltando los hechos
históricos con tal cariño, que hechizados quedamos todos, como si se tratase
del Flautista de Hamelin. Acto seguido,
expositores de calado profundo cubrieron el tema del avistamiento del Mar del
Sur con tal precisión que asemejaban un equipo medico ante una compleja
intervención quirúrgica.
“¡Que reto tengo!”, me
dije, antes de iniciar mi ponencia casi al final del encuentro. Por Qué
Panamá se titula la conferencia que dicto en diversos centros en ultramar,
a diferentes audiencias desde universidades y grupos empresariales hasta especialistas
de la industria, para la venta de nuestro destino como el más espectacular en
el globo, un verdadero paraíso terrenal.
Y mucho, por supuesto,
tuvo que ver Balboa en todo este cuento.
Su impetuoso espíritu, su sed de aventura, su trato al semejante: extremeño, español,
nativo, distinguen la clara ética del Adelantado del Mar del Sur del resto de
los conquistadores, avaros algunos, criminales muchos, intrigantes todos.
No creo que tengamos
claro que es por eso que la nación panameña le distingue, más allá del
Washington de los gringos, no solamente con una moneda, un puerto y el
majestuoso malecón capitalino sino hasta con una cerveza.
En este año
conmemorativo, porque la vida es muy corta y la pasión muy profunda, he
aportado mi granito de arena a la celebración dictando una conferencia sobre el
celebre jerezano ante un simposio mundial de patrimonio histórico en la
Universidad de Massachusetts en Amherst, visitando su ciudad natal e intimando
con las autoridades de Jerez de los Caballeros en la provincia de Extremadura,
España, proyectando recientemente la primera expedición de colegas empresarios
de APEDE, organización que me honra servir desde su Junta Directiva, para el
escalamiento del cerro Pechito Parao en el esplendente verdor del Darién, sitio
del avistamiento del Mar del Sur por Balboa.
Esto ultimo es algo que todos los panameños debemos emprender por lo
menos una vez en la vida, para comprender la magnitud del acontecimiento y
conocer nuestro Panamá.
Por
Que Panamá es todo eso
y mucho más. Somos el mejor país del
mundo, el paraíso terrenal. Dejemos de
quejarnos tanto y amemos con pasión este excepcional terruño que nos vio nacer
y al cual regresaremos al morir.
Felicito a la Dra.
Camargo, al comité organizador y a todos los ponentes y participantes por tan
visionario encuentro. ¡Honrar honra!
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