Diario Panamá
América
28 de septiembre 2013
Desvelos del Turismo
Istmeño
Jaime
Figueroa Navarro
Los
retos del sector van más allá de la promoción de Panamá como destino turístico
y el crecimiento en cifras de los indicadores claves, numero de habitaciones y
visitantes. De hecho, profusa labranza
nos toca desdoblar en calidad de servicios, atención a detalles y desarrollo de
planes por zona que nos permitan complementar el Plan Maestro de Desarrollo
Turístico Sostenible 2007-2020.
Estos
fueron algunos de los temas que desarrollé al despuntar un simposio organizado
por la Autoridad del Canal de Panamá ayer en el Centro de Visitantes de
Miraflores en vísperas del Día Mundial del Turismo. De hecho, mi recién participación en foros
regionales, como el 1er Congreso de Turismo de Azuero y su contraparte en
Antón, organizado por la Gobernación de Coclé, autoridades locales y mi colega
Alberto Quirós Jaén, encauzaron el prefacio para la apertura del Aeropuerto
Internacional Scarlett Martínez en Rio Hato.
Pero
ello no es suficiente. El acelerado
desenvolvimiento de la infraestructura no va acompañado de los cuadros de
colaboradores acondicionados en la faena y más allá, en el florecimiento de la
creatividad para la franca evolución y el máximo desempeño de nuestro potencial
como destino. Pareciera que nos hemos
quedado atrás en el teorema del “que va primero, el huevo o la gallina”. Cito como ejemplo extremo, la queja de una
usuaria del Metro Bus que nos cuenta que el aire acondicionado es muy frio en relación
a lo “refrescante” que eran los Diablos Rojos.
Tenemos
un reto serio con nuestra actitud. De la
“A” a la “Z”, en todo tipo de establecimientos, indistintamente de su calidad,
no percibo más que quejas por parte de nuestros visitantes y ciudadanos, por la
penuria del servicio. Los países que no
planifican para el futuro tienen la tendencia de fracasar en el. En un mundo que premia la imaginación, nos
estamos quedando atrás en un retazo básico para nuestro despegue. Y eso ¡no podemos darnos el lujo de
permitirlo!
“Panamá
es un país en construcción,” anuncia exaltado y con buena razón nuestro
mandatario en foros internacionales. La
obra tiene que repicar más allá de su infraestructura. El elemento humano tiene que sufrir un cambio
que permita el progreso de nuestra nación, de un país tercermundista, de dictadura
militar y colonial del siglo XX, a un contorno moderno y pujante del XXI,
acorde a nuestro expandido canal de Panamá.
Y esto tiene que arropar a todos sus ciudadanos, o es que no nos damos
cuenta que desatender o simplemente permitir que un mal panameño arroje basura
en las calles, nos hace tan culpables como el y que nunca tendremos una ciudad
y un país limpio si no taladramos en el coco del niño y de su papá que eso no
es responsabilidad de las hormiguitas, sino de cada uno de nosotros.
En
un mundo donde la gran trocha ya no esta entre los países desarrollados y los
países en desarrollo sino entre las naciones impulsoras de la alta creatividad
y aquellas que no le fomentan, Panamá debe prestar atención, con su enorme
potencial y posibilidades de un esplendente futuro para todos sus ciudadanos en
encausar sus esfuerzos hacia esa dirección, cueste lo que cueste, y gústele o disgústele
al que sea. Nuestro norte político debe
ser guiado por la ética del credo: “No mentiras, no robaras, no harás trampas,
ni tampoco permitirás que otro la haga”.
Y ese ultimo pedacito del credo es responsabilidad de todos en el
surgimiento de nuestra nación. Siendo
menos tolerantes y más exigentes cumplimos con nuestra responsabilidad social y
ciudadana.
Hace
500 años, esta semana en Darién, Balboa descubrió el Océano Pacifico, asentando
a Panamá en el tabernáculo del comercio mundial. El año próximo celebraremos el centenario de
esa gran obra que fue, es y será el canal de Panamá. Pro
Mundi Beneficio exalta nuestro escudo.
Es hora que enmendemos nuestro potencial en beneficio de todos sus
ciudadanos. ¡Manos a la obra!
No hay comentarios:
Publicar un comentario