miércoles, 30 de octubre de 2013

Bateando fuera de serie


Panamá América
2 de noviembre 2013

Bateando fuera de serie
Jaime Figueroa Navarro

Para continuar mis estudios secundarios, la decisión más atinada (y costosa) que tomaron mis padres fue empacarme a una escuela preparatoria en Massachusetts a los doce años.  Gracias a ello logré un dominio completo de la lengua de Shakespeare (con todo y acento Bostoniano).  Más importante aun, aprendí a hacerme hombrecito desde temprano, a ponderar robustamente (entre otras materias, el latín, francés y filosofía expandían frondosamente los horizontes del  esponjoso cerebro de un adolescente) y a convertirme en incondicional fanático de los Medias Rojas de Boston.

Dictando una conferencia sobre Calidad en el Servicio al Cliente a los colaboradores de la empresa Hertz, líder mundial en arrendamiento de automóviles, el miércoles a las 6:00 P.M. en el novel Hotel Tryp de la Terminal Nacional de Transporte en Albrook, mi brío se encontraba en otro paraje, el otoñal Fenway Park de Boston, donde los Medias Rojas se coronaron Campeones Mundiales de beisbol por tercera vez en la ultima década.

En nuestro Panamá deportivo que ahora se jacta de la Marea Roja, antier del frondoso racimo de campeones mundiales en boxeo, precedido por una fugaz afición al baloncesto, donde la hazaña del compatriota Davis Peralta Jr. como mayor encestador en los Juegos Olímpicos de México en 1968 aun permanece intacta, impactados por la influencia norteamericana, nuestro tradicional amor por el beisbol data de las primeras décadas del siglo XX.

Panamá está de moda, dice el cintillo.  Panamá cuenta con un centro logístico y hotelero de primer mundo.  Y Panama tiene problemas para llenar los cuartos de los hoteles.  Entonces ¿por qué no bateamos un jonrón con bases llenas conversando con Major League Baseball para convertimos en la sede de uno de sus equipos de ligas menores con un estadio encubierto de primera categoría?

Analizando este tema, existen una multiplicidad de estudios a favor y en contra, basado en las experiencias reales de ciudades en Estados Unidos que han optado por adoptar este modelo.  Uno de los principales enfoques tiene que ver con el diseño del estadio.  Para combatir elevados costos, los estadios modernos están diseñados para servir más allá de su función deportiva especifica.  Estrenando restaurantes, tiendas, cervecerías, asientos de lujo expandidos y muchas amenidades adicionales, los estadios de nueva generación son facilidades de multiuso.  Los diseños de nuevos estadios le ofrecen a sus propietarios mayor flexibilidad que de paso, generan mayores ganancias.  Están esbozados para incluir más actividades familiares y espacios amistosos a los niños.  Estas áreas de esparcimiento proveen juegos, deportes interactivos y entretenimiento para jóvenes y adultos.  El juego en si, se convierte en solo uno de los aspectos de la experiencia del estadio.  Se esta tratando de construir una base de fanáticos, que deseen asistir al estadio indistintamente si el equipo es ganador o no.

Al habilitar un equipo de ligas menores de beisbol, muchas ciudades han experimentado considerable crecimiento en las áreas contiguas al estadio.  En relación al gasto directo dentro del estadio, como la venta de boletos, concesiones, venta de mercancía, publicidad, derechos de nombre y patrocinios, las propiedades aledañas se benefician por un mayor índice de ocupación hotelera, visitas a restaurantes, ventas al detal, oportunidades de entretenimiento, transporte de taxis y estacionamientos.  Basado en estudios comparativos, los visitantes de un estadio gastarán en promedio $41.17 cada uno, que se traduce a más de $17.9 millones en gastos directos. El impacto económico de construir un estadio de $50 millones contribuye un efecto económico total (directo, indirecto e inducido) de $76.8 millones, ingresos laborales de $22.6 millones y 611 puestos de trabajo permanentes.

Otros efectos colaterales que valdría la pena subrayar son el desarrollo de clínicas y escuelas que permitan un mayor y creciente flujo de peloteros istmeños en las grandes ligas, teniendo en cuenta la secuela multiplicadora de sus inversiones futuras y gastos en el istmo (ejemplo, Carlos Lee en Aguadulce).  Por todos lados, ¡Panamá gana! 

Esta es solamente una de múltiples alternativas que gremios como APEDE y la Cámara de Turismo de Panamá pudiesen acuerpar para, de forma positiva, aportar sus granitos de arena al desarrollo del país.        

No hay comentarios:

Publicar un comentario