Diario Panamá América
9 de noviembre 2013
Potencializando dinamismos
Jaime Figueroa Navarro
Con olor a
Patria, esa fragancia de lluvia fresca, humedecida hierba y el corazón henchido
por el resonar de los tambores, la sinfonía de las Dianas matinales y las múltiples
muestras de recóndito cariño por nuestra cuna, en el Día de la Bandera,
acogiendo invitación de la Comisión Nacional Pro Valores Cívicos y Morales, que
congrega a los Clubes de Leones, 20-30, Rotarios, Kiwanis, JCI y Soroptimistas,
me correspondió trazar como orador de fondo durante su almuerzo anual, la
brújula del turismo istmeño, nuestra particular perspectiva de un futuro que no
llega por falta de cariño, enfoque en detalles y planificación.
Ante todo,
plasmé lo que somos, un diamante sin pulir,
el paraíso terrenal pero con basura por doquier y piratas furtivamente
ojeándonos tras los arbustos. El diario
New York Times describe Panamá como una vergüenza de belleza natural (“an
embarrassment of natural beauty”), trama que como tildes istmeños he
teñido durante mis atajos en el esotérico Darién y remojos en Coiba, Bocas e
Isla Iguana.
Olimpo que
disfruta el mayor número de especies de aves en el universo, envidiable verdor
que invita a los ciudadanos del estéril siglo XXI a un enlace con la
naturaleza, alejados de celulares y la internet. Finalizamos nuestra conferencia con una
propuesta concreta de cinco proyectos para dinamizar el turismo nacional,
creando magnetos de atracción turística a diferentes entornos de la geografía
istmeña.
Primero, el
trazado del Camino Real, entre Panamá Viejo y Portobelo como un sendero
turístico permanente, donde nacionales y visitantes puedan apreciar historia,
ecología y salud, todo incluido transitando esta hermosa vereda tropical
repleta de refresquerías, hostales y comercios, todos en arquitectura colonial
para realzar su apasionante leyenda.
Segundo,
para dotar de vida a las ruinas de Panamá Viejo, la construcción de un palacete
colonial en el antiguo Convento de Monjas, hotelazo de siete estrellas dotado
de un refectorio gastronómico de primer nivel para que todos los que visiten
Panamá estén tentados en hospedarse y comer allí, instaurando un romántico
interés hacia esta abandonada reliquia.
Tercero,
haciendo honor a nuestro nombre que significa abundancia de peces, la
erección del más grande acuario en la tierra, noble muestra de nuestra vida
marina en ambos mares, construido en la Riviera Pacifica panameña, creando así
un temible jalón de interés hacia provincias, un mayor tráfico aéreo directo al
Aeropuerto Internacional Scarlett Martínez de Río Hato y un significativo
incremento en nuestro turismo de sol y playa.
Cuarto, para
retomar el abandonado hermosísimo Fuerte San Lorenzo, en la desembocadura del
Rio Chagres en la Costa Abajo de Colón, construir en su delta un Parque
Acuático excepcional, que sirva como centro de diversiones para niños y adultos
de todas las edades, panameños y turistas.
Finalmente,
para que ni siquiera le pase en mente a la industria de cruceros abandonar el
sitio de mayor popularidad entre cruceristas, construir en las laderas del Lago
Gatún el más verde de los parques temáticos ecológicos en el mundo, porque
Panamá goza de mayor esplendor ecológico que cualquier lugar, sitio obligatorio
de parada y fuente de ingresos, empleos y riqueza para el país.
Todas estas
proyecciones son privadas y tendrían que ser plasmadas por una Autoridad de
Turismo vigorosa que lleve a Panamá camino al liderazgo en el turismo
continental resolviendo de una vez por todos los enigmas de la ocupación
hotelera nacional, incentivando a la vez la creación de más y mejores hoteles a
lo largo y ancho de la geografía nacional.
Para mí, fue
un privilegio adelantar estas propuestas ante tan noble audiencia en el Día de
la Bandera: panameños y panameñas que merecen el nutrido aplauso de todos,
distinguidos miembros de nuestros clubes cívicos y la Comisión Nacional Pro
Valores Cívicos y Morales, por su altruista sudor cotidiano a favor de las
clases menos favorecidas, que al fin y al cabo serán los más beneficiados por estos ideales. El terruño merece mejores días. En el Mes de la Patria: ¡Viva Panamá! ¡Viva
Panamá! ¡Viva Panamá!
Excelente, Don Jaime! Un elogio eloquente al patrimonio biocultural de Panamá.
ResponderEliminarJaime para todos los que tuvimos el privilegio de escucharte nos resultó una conferencia más que motivadora y en la cual se resaltan verdaderamente qué es lo que importa de nuestra nacionalidad. Como Presidente de la Comisión Nacional Pro Valores Cívicos y Morales que quedado honrado y distinguido porque una persona de tu altura y porte civico nos haya ilustrado con tan atinadas palabras. Mi aplauso hacia tu gran labor en pro de Panamá.
ResponderEliminarJaime, gracias por tu inyección de optimistmo!
ResponderEliminarUn abrazo