miércoles, 27 de noviembre de 2013

El Espíritu de Colón

Diario Panamá América
30 de noviembre 2013

El Espíritu de Colón
Jaime Figueroa Navarro

El sábado pasado nos trasladamos al auditorio de la UTP en Davis para trazar en un taller auspiciado por APEDE, en conjunto con las fuerzas vivas provinciales el desarrollo de un Plan Maestro, por enésima vez, para el despegue de lo que vergonzosamente es el paria istmeño en vez de la capital del caribe.

Plácidamente transitando la autopista al amanecer, aguzan los sentidos pinceladas de verdor y copos de fértiles neblinas que con su soplo alimentan la selva y oxigenan el alma, trasladándonos a través de este sublime y estrecho corredor mágicamente del pacifico al atlántico en menos de una hora, navegando mi imaginación con lo que es y lo que debe ser este abandonado Portobelo.

Como abrebocas, el día anterior a solicitud del joven empresario David Riba, concurrí como orador de fondo en la actividad que exaltadamente fraguaron los vivarachos colaboradores del supermercado Riba Smith Bella Vista, tornando la plaza en un carnaval, colmado de bulliciosos congos presentando los rasgos culturales, históricos y gastronómicos de la provincia para el deleite de parroquianos locales y foráneos que sorprendidos telefoneaban a sus familiares y amistades para que se arrimaran al sitio.

Resultado del mezquino y erróneo arraigo a nuestra capital el progreso no ha acariciado los lares de provincias siendo ciertamente más evidente en la cepa caribeña mejor calada otrora “la tacita de oro”.  Desde que el Descubridor en su cuarto viaje establece en sus costas el 24 de febrero de 1503 el primer asentamiento continental en Santa María de Belén, perseverado por la fundación de Portobelo en 1597 como precursor de la Zona Libre de Colón, bazar del mundo desde 1948, el ferrocarril en 1855 y el canal de Panamá en 1914, la provincia de Colón ha jugado un papel preponderante en la historia y el comercio mundial.  Y ese rol debe tomar nuevamente la prerrogativa en el florecimiento del istmo como país del primer mundo.

Felipe Ariel Rodríguez, admirable empresario chiricano, estudioso de química y música, ex-Presidente de APEDE y enamorado de Panamá, sirvió como facilitador del taller, morrocotuda tarea dados los bríos del auditorio y la necesidad de mantener una disciplina que no extendiese el evento más allá del horario establecido, intercalando, para efectos comparativos, sapiencias del ejercicio en el valle de la luna.

Una larga fila de destacados colonenses, entre ellos: Capitán Diógenes Galván, orgulloso piloto del canal y del capitulo provincial de APEDE, Dr. Bartolo Cisneros, destacado galeno, Pastora Vielka de Gómez de la iglesia Brazos Abiertos, Miguel Critchlow y Alfredo Baily de UTP, Silvia Miller de la Fundación Etnia Negra, Tenaura Luque de Concertación Nacional, Arq. Flor Lerios, Presidente del Club de Leones y María Luque de Pang de APEDE, entre muchos otros, expusieron durante la jornada puntos de vista, quejas y perspectivas.

Entre los diamantes ausentes, que deben hacer su mayor esfuerzo para arrimarse a la próxima reunión, figuran una gema colonense poco reconocida en el altar de Saladino y Laguna, la Ministra de Educación Lucinda Molinar y el brillante antropólogo y científico, hechizado por la provincia, Dr. Stanley Heckadon Moreno, quien tuvo la deferencia de intimarme sus sueños por un parque natural marino en Punta Galeta y un museo de historia de la ciudad portuaria, su naturaleza y gente.    

Durante mi breve intervención, en reemplazo de quejidos y nostalgias, elevé algunos proyectos para el desarrollo integral de la región, entre otros, la autopista desde la frontera de Guna Yala hasta Costa Rica, que permita la penetración y bonanza no solo del turismo sino de carácter económico integral eliminando los mayores focos de pobreza extrema del país, creando fuentes de trabajo, centros educativos y de salud, la concesión de pequeños puertos que sirvan de imán al millón de veleros que surcan el caribe entre los cuales, vergonzosamente solo un puñado pisan el terruño más exuberante de la zona, la conversión del Camino Real entre Panamá Viejo y Portobelo en un sendero turístico permanente, la erección de un parque acuático en el delta del rio Chagres, a la sombra del fuerte San Lorenzo y la construcción del mejor ecoparque mundial en las riveras del Lago Gatún, museo permanente del verdor istmeño e importante fuente de ingresos y empleos convirtiendo la travesía del canal en una escala obligatoria de todos los cruceros para que nadie dude, que es Panamá y no  ningún otro sitio, la génesis del paraíso terrenal.


Mucho tiene que ver en estas proyecciones la educación, actitud y asepsia del caribe para impulsar estas iniciativas, la adhesión y genuino compromiso del estado y la promulgación de leyes de incentivos a la inversión turística mas allá de hoteles y restaurantes, que adjudiquen a esta celebre franja el genuino espíritu de Colón y el jubilo de su folclor, verdor e impresionante historia a cientos de miles de visitantes.  Este fue un primer paso, ¡al trabajo sin más dilación!           

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