Diario
Panamá América
15 de febrero de 2014
Trasluciendo Las Nubes
Jaime
Figueroa Navarro
Al
ocaso del amanecer, atravesando los primeros rayos de luz la obscura aeronave,
se divisa a lo lejos al istmo de Panamá, usualmente cubierto por un copo de
nubes, como si se tratase de un primoroso y húmedo dulce de algodón que salvaguarda
su particular ecosistema verdoso, atiborrado de vida y exaltado por playas en
ambos mares, que se pueden pestañear a través de las sudorosas ventanillas.
El
aeropuerto internacional de Tocumen, puerta de entrada y de expedita salida
para casi 10 millones de pasajeros anuales, ha sufrido cambios estructurales
desde su concepción hará ya 67 años, en 1947, estrenando con una hermosa
terminal tipo art deco (cual museo,
un sitio que todos los panameños debemos visitar) que al convertirse en centro
de carga fue reemplazada por el actual inmueble, después de casi cuatro décadas
en 1987, cuyo muelle norte duplica su tamaño en 2012.
A
pesar de su proyección como el “Hub de
las Américas”, inaceptable y pésimo utilizado anglicismo (los
estadounidenses se refieren a su país como America
y al resto del continente como Americas,
originando muchos vuelos desde Tocumen hacia ese país) que podríamos correctamente
reemplazar como “Emporio Hemisférico”,
ya nos ha brindado su vida útil,
quedando pequeño y, como el resto de la urbe capitalina, al borde del colapso.
La
semana pasada se llevo a cabo una visita de campo de la Comisión de Turismo de
APEDE al proyecto de expansión de Tocumen, abriéndonos los ojos hacia el
crecimiento económico y logístico de Panamá para cómodamente recibir 15
millones de pasajeros en 2022. En forma
de ovalado platillo volador, la expansión consta de cuatro componentes: la
estructura de la nueva terminal sur, el boulevard de acceso, la plataforma
logística y la nueva torre de control.
Este
señorial monumento, comparable a ocho canchas de futbol (662 metros de
longitud) y 26 metros de altura (símil a una estructura de 10 pisos), con
tragaluces amigables con el medio ambiente que permiten la entrada armónica de
la luz natural, cuenta con una particularidad que exime al antiguo, que siempre
he renegado como non grato por su
esterilidad en la venta de Panamá, albergando en su seno un oasis tapizado por
cristal cilíndrico que atraviesa todos los entrepisos, abierto en su cúspide,
concentrando una muestra de la vegetación arbórea nativa del país. Este atractivo ecológico, de 900 metros
cuadrados, podrá ser apreciado por los usuarios de esta terminal desde
cualquier punto, convirtiéndose en una muestra feraz del istmo, que debería ser
complementado con simpáticos monitos y azuladas mariposas para intrigar al
babeante peregrino, invitándole a conocer este paraíso terrenal, obligatoria y
gratuita escala, incluida dentro de los planes de mercadeo de COPA Airlines.
Aprovechando
esta imponente muestra, bien valdría la pena que la Autoridad de Turismo de
Panamá, en lugar del risible kiosquito, aprovechando el área comercial
circundante, desplegara un sublime exploratorio de Panamá, elevando sus
artesanías y folclor, en un muestrario, harto rentable, que enarbole nuestras
bondades, resaltando el expandido canal y el Casco Antiguo, que ofrezca un
piscolabis de sabor istmeño desde Bocas al Darién, diablitos sucios y molas, Panama
Viejo y Portobelo, ceviche, chicha de guanábana y nuestra variedad geisha, el mejor café del mundo, para
aquellos que deseen intimar con lo nuestro en vez de tantear grasosas
hamburguesas y pizzas en la cocacolizada zona de comidas, invitando con
hipnotizantes videos y vibrante literatura a presumir el mejor destino del
mundo.
Contando
a su alrededor con una amplia área de estacionamiento, conectividad con la
terminal existente, un boulevard de acceso de 4 carriles desde el Corredor Sur
dotado de iluminación, arboles y plantas de varias especies y la nueva torre de
control, sin duda alguna complementa a creces con 20 nuevos puertos de abordaje
y 6 remotos, a los 34 del aeropuerto existente, completando 60 puntos de
atención de aeronaves, con capacidad de recibir diferente tipos de aviones de
mayor capacidad como el Boeing 737 y el Boeing 777.
Crece
nuestra infraestructura para albergar un mayor numero de visitantes, exigiendo
una planificación urbana acorde, para beneficio no solamente al turista sino a
nuestros ciudadanos, que ofrezca aceras amplias y limpias, soterrando las
telarañas eléctricas y eliminando los riachuelos de aguas servidas a diestra y
siniestra, desde San Miguelito hasta Punta Pacifica, para de una vez por todas,
metamorfosear hacia una ciudad amistosa a sus habitantes. Tremendo reto tenemos por delante, pero al
igual que Tocumen y el canal, aunemos esfuerzos y voluntades en el logro de
este objetivo que de seguro ha de lanzarnos al primer mundo, donde a todas
luces, pertenecemos.
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