lunes, 3 de febrero de 2014

Destapando Turismo en Azuero

Diario Panamá América
8 de febrero, 2014

Destapando Turismo en Azuero
Jaime Figueroa Navarro

A inicios de siglo, Panamá logró su estreno al mapa del turismo mundial con el lanzamiento del proyecto Valle Escondido, joya del visionario promotor estadounidense Samuel Taliaferro en tierras altas de Boquete.  Como resultado, a brevísimos años notamos un despegue en la altiva provincia brindándonos la estructura que combina el desarrollo de carreteras, su aeropuerto internacional, el realce al sector inmobiliario, una envidiable oferta gastronómica y el linaje del mejor café especializado del mundo.

Asimismo clamaban provincias centrales por un despegue más allá de la Riviera Pacífica coclesana, particularmente dedicada al turismo de sol y playa, con algunos lunares relevantes en sus serranías, que sirviese como transformador al turismo regional en su espina dorsal.  Lo exigía porque al desviarnos de la carretera interamericana en Divisa hacia el entronque sur de la novel carretera a cuatro paños, encontramos un Panamá diferente y único con características que le hacen resaltar como la Catalunya de España.  Una península de Azuero fecunda en folclor y encanto, con un relieve espacial similar a la Toscana italiana, repleta de fascinantes pueblitos que asemejan a Belén, con una particularmente feraz y enraizada historia aun por descubrir.

Hoy se inaugura Cubitá, cuyo nombre trasluce el grupo humano precolombino que habitó la región de Chitré y el río La Villa, que originalmente llevaba su nombre. Cuando en la esquina de la península, en Los Destiladeros, a breve caminar de Pedasí encontramos otro resplandeciente diamante en el proyecto galo Azueros, con arabesco diseño más acorde con Ibiza, hacia falta a gritos un punto de encuentro en el ombligo regional que reflejará su particular arquitectura de techos de tejas y tapicería colonial purpúrea.

Al Cubitá Boutique Resort & Spa le distinguen varias particularidades.  Iniciando con un plan maestro armónico en el mero centro de la península, que le eleva, con un valor autóctono, sobre todo lo que le rodea.  La primera comunidad privada en Chitré, con callecitas bien trazadas, jardines subliminales enclaustrando en su vientre el trazado eléctrico y telefónico, una idílica capilla en su centre ville, génesis de meditación, bodas, celebraciones y despedidas.  En su seno, un elegante hotel boutique, integrado por un spa, su medular piscina, una muestra de arrojo regional y facilidades de lujo, su museo, tours culturales, históricos y ecológicos (descritos en detalles pormenorizados en el portal www.cubitatours.com), una finca eco turística con un lindante centro comercial que ancla el estreno de supermercados Riba Smith en provincias centrales   Todo soberbiamente tejido en un enjambre sistémico que convida al visitante a conocer el área.

Su éxito depende del empeño que de seguro le darán sus promotores en asegurar que se convierta en el punto obligatorio de encuentro para todas las giras turísticas regionales, desde la inexcusable visita a la Hacienda San Isidro en Pesé, cuna de más de un millón de cajas de seco y ron exportadas anualmente a más de 65 países, hasta la gira folclórica que nos invita a conocer la finca Pausílipo, casa de campo del caudillo Belisario Porras, cuyo nombre origina del griego, realzando las colinas que rodean la ciudad italiana de Nápoles donde se sepultó al poeta romano Virgilio, autor de la Eneida.

Más allá aun, invita la península a muy particulares giras, desde el avistamiento de cetáceos, ballenas, orcas y juguetones delfines, su pan de la Arena, la degustación de manjares regionales en la fonda El Ciruelo, con su particular olor a leña y café, la visita al parque de Santo Domingo y sus pacientes tejedoras de polleras, la pesca deportiva en su  meridional costa del Atún donde no hay que alejarse mucho porque la división continental bucea perpendicularmente a breve distancia de sus costas, cuyas aguas atiborradas con veloces wahoos, reyes de las carnes blancas de los mares, admirables dorados, gigantescos meros, peces vela y extensas escuelas de atunes de aletas amarillas, hacen tiritar las pacificas aguas como si se tratase de un pasajero sismo marino.  


Cubitá nos abre ordenadamente el compás hacia una tierra noble repleta de bonachona gente, su sombrero a la pedrada y el carnestolendo encanto de Las Tablas, Parita, Pedasí, Guararé y cada uno de los poblados circundantes que reflejan a gritos la genuina esencia de la nacionalidad istmeña.  ¡Cuánto nos hacía falta este corazón para bombear grupos de visitantes locales y de ultramar a intimar todas las arterias peninsulares!  Bienvenido Cubitá, paralelo al ensanche de la nueva carretera, como el elegante kiosco que merecía el turismo regional.  ¡Enhorabuena, nuestros deseos por muchos y continuados éxitos!

2 comentarios:

  1. Jaime, deberías añadir fotos. Recuerda, una imagen vale mil palabras.

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  2. Excelente artículo. Hay que visitar Cubitá

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