31 de mayo de 2014
Docencia Turística
Jaime Figueroa Navarro
Al
visitar un novel destino, siempre dedicamos tiempo a escudriñar de antemano sus
particularidades, sobremanera repasando los cuantiosos volúmenes de opiniones
de otros visitantes ilustrando los pormenores de sus vivencias sin tapujos ni
reverencias. Más allá del análisis, bien
vale la pena descubrir el sitio bajo el ojo clínico de un lugareño que nos
obliga a destapar encantos que de otra forma muy posiblemente jamás hubiésemos
descubierto.
Citando
recientes vivencias en España, donde nos honró como espléndido anfitrión Don
Jaime Ruiz Peña, Adelantado de la Fundación La Castilla del Oro (consagrada al
desarrollo de proyectos turísticos culturales en el istmo), enciclopedia
andante cual Quijote en Aragón, que me exhortó a cerrar y reabrir los ojos ante
extraordinarios parajes y a saborear manjares que al tacto de las papilas
gustativas, me incitaban a enamorarme cada vez más del terruño de mis orígenes.
De esa
misma manera, a partir de nuestro retorno hace poco más de una década, hemos cultivado
bríos en la docencia turística, faena juguetona y jovial que nos permite un
flujo constante de creativas enseñanzas y aprendizajes.
El más
común de los géneros es impartir conferencias en los diversos centros de enseñanzas
de turismo universitario locales, donde por la naturaleza de la materia, el
intercambio constante se convierte en la regla, transformando el enfoque
tradicional de conferencia orador-audiencia hacia un vivo enjambre de ideas y
creatividad. Aquí la utilización de viñetas
en Power Point nos permiten
vislumbrar inicialmente el inventario turístico con el que contamos para
germinar un cuadro de proyectos al finalizar la presentación. Esta misma metodología utilizamos en
exposiciones a clubes cívicos y organizaciones empresariales, resultando
siempre en un muy anhelado rascar de cerebros para incentivar el mejoramiento
de nuestra oferta.
La
segunda disyuntiva retoña al exponer los encantos istmeños en ultramar. Pocos, casi nadie sabe lo que verdaderamente
representa Panamá. Abrimos con el breve
video de un minuto titulado Panama The
Way, piscolabis de modernidad y verdor, seguidos al estreno de nuestra
presentación formal por la leyenda detrás del vigoroso mensaje del BioMuseo: “si no fuese por Panamá, no existiría el
homo sapiens”. ¡Que forma de llamar
la atención!
Gira
nuestro enfoque al siglo en curso, exponiendo la pesimista teoría de algunos
que el istmo surcaría el cuarto mundo a la partida del ultimo soldado
norteamericano el 31 de diciembre de 1,999, cuando exactamente lo opuesto ha
ocurrido gozando Panamá de un envidiable crecimiento año a año mientras el
resto del globo se ha sumido a constantes recesiones. El radical cambio en infraestructura nos
convierte en un verdadero centro logístico mundial, elevando la tesis que
Panamá va más allá que su canal y goza de la auténtica oportunidad, en menos de una generación, de
ingresar al primer mundo.
Vertimos,
cual salero sobre filete, algunas de nuestras múltiples alternativas de
turismo: compras, sol y playa, médico, ecológico, histórico, convenciones y
negocios, haciendo énfasis en nuestras etnias, elementos precolombinos que
tanto enriquecen nuestra cultura y artesanías.
Nuestra historia única, sede de la ciudad más antigua del pacífico del
continente, cuya catedral, como indicio de próspero futuro, permaneció durante
más de dos siglos el rascacielos más alto de las américas. La gran hazaña de Balboa, único personaje
universal que representa la moneda de un país y su cerveza. ¡Y por ahí nos vamos!
¿Como
un país tan pequeño goza por enésimo año consecutivo del mejor café del mundo,
de la suprema esfera para la pesca deportiva, de la mayor cantidad de especies
de aves, de ballenas que nos visitan desde ambos polos, de una flora y fauna
tan asombrosa que abruma al diario The
New York Times a trazarnos como “una
vergüenza de belleza natural”?
Así
lanzamos el anzuelo y sucumbe la audiencia cual flechazo de Cupido, al
insaciable deseo de visitarnos e intimarnos, faltando solo el kiosco de Copa
detrás del auditorio para que todos exhiban sus tarjetas de crédito y adquieran
sus boletos aéreos. De eso trata nuestro
constante hormigueo allende, faena apasionada por la venta de nuestro destino. ¡Docencia turística con pasión!
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