Diario La
Prensa
29 de mayo
2013
Prioridades
en Turismo
Jaime
Figueroa Navarro
Al
estreno de la nueva administración se hace palpablemente necesario dirigir la
brújula del turismo hacia nuevos horizontes que permitan el pleno desarrollo de
la industria sin chimeneas, que a pesar de estar aun en pañales, más aporta a
la economía nacional. Resulta patético,
y para muchos totalmente inaceptable, las cifras que reflejan el actual descenso
en el numero de visitantes al istmo, a pesar de contar con una infraestructura
a todas luces muy superior a la que disponíamos al inicio del actual gobierno y
la multimillonaria inversión en publicidad allende.
Esto
se debe a una serie de factores, que a pesar que hemos martillado y matizado en
cientos de publicaciones, en castellano y otras lenguas durante la ultima
década, han caído en oídos sordos de políticos y funcionarios, que parecieran
estar más interesados en su imagen y peculio que en el desarrollo de un
floreciente turismo que permita la optimización de los recursos y el preciado
inventario turístico con el cual cuenta nuestro paraíso terrenal. Es por ello que se hace evidente, tal como lo
ha puntualizado el Presidente electo: “gobernar con los mejores” y no con los
amigos como ha sido la practica en el pasado.
Ante
todo, se hace necesario una definición de turismo:
Turismo
no es hotelería, no es servicio, ni infraestructura. Turismo es la planificación, que tanta falta
nos hace, que permita desarrollar recursos para aumentar los índices de
ocupación y la creación de los potentes imanes de interés que optimicen nuestra
oferta. Lo otro, son elementos que
permiten el desempeño de la oferta. El
que no lo entienda de esa forma, simplemente no tiene la misión cristalizada ni
la clarividencia para administrar el rubro.
Para
comprender este tema, citemos ejemplos:
El atractivo actual más visitado en Panamá es el canal. Sin lugar a dudas ocupa un sitial central en
la venta de nuestras particularidades.
El año pasado celebramos el Quinto Centenario del Descubrimiento del
Océano Pacífico con una serie de conferencias y costosas actividades que no
aportaron mayor visión ni señuelos al turismo nacional. Aprovechando las efemérides, lideramos la
primera expedición de empresarios en la historia en escalar el cerro Pechito
Parao en Darién, sitio donde Balboa avista el majestuoso golfo de San Miguel,
donde se respira historia universal que va más allá del Darién y de Panamá, por
tratarse del acontecimiento que revoluciona el comercio mundial.
Al
indagar durante mis frecuentes conferencias a profesores y estudiantes del
turismo de nuestras universidades, cuantos conocen Darién, una que otra tímida
mano se eleva. Precisamente porque el
currículo de turismo está enfocado en desarrollar cuadros de saloneros y
mucamas, uno que otro mando medio y no en el pleno conocimiento de la geografía
nacional. El establecimiento y venta de
la trocha de Pechito Parao como paraje turístico, harto histórico y altivamente
precioso, es algo que ni Cancún ni Costa Rica pueden jamás ofertar, magneto
turístico obligatorio, a la par del canal que crearía una importante fuente de riqueza
en la provincia más grande y de mayor abandono de la república y una excusa
para su pleno desarrollo.
Nuestro
turismo ha sufrido una muy equivocada orientación capitalina en perjuicio de
provincias. ¿Por qué viene el turista a
Panamá? Primeramente, interpongo la
potente descripción del diario The New York Times que nos describe como “una vergüenza de belleza natural”. Complementado al profundo mensaje que me
extendió un ingeniero de Malmo, Suecia al conocerle en San Ignacio de Tupile,
islote en el corazón de San Blas donde participé en el Congreso General Guna, como
la primordial razón de su visita anual en compañía de su esposa y tres hijos:
“deseamos mantener vivo el contacto con la naturaleza.”
El
atractivo folclórico de la península de Azuero, que martillé sin descanso
durante mis palabras introductorias en la reciente inauguración del proyecto
Cubitá en Chitré, debe recaer sobre un Museo de la Pollera, empolvado proyecto
a raíz de la intervención de políticos, que surge como hechizo para frecuentar
Las Tablas más allá de los días de celebración de los carnavales.
La
ciclópea paella, la mayor en la historia nacional, confeccionada en Volcán por
una docena de chefs originarios de los
países que aportaron la mano de obra para la construcción del canal, me obligó
en mis palabras de fondo la semana pasada a resaltar la pasión de la Chef
Patricia Miranda Allen en brindarnos el evento más original en la celebración
del centenario del canal del Panamá.
¡Turismo
es pasión, emprendimiento y actitud! La industria reclama auténticos líderes
que con entusiasmo, sencillez y ejemplo, impulsen a las nuevas generaciones al
pleno desarrollo de sus capacidades. Líderes
cuyo norte sea el servicio y no servirse.
Cuya verdad sea el trabajo sin más dilación que entonar las sagradas
notas de nuestro himno nacional y cuyo amor al terruño provoque intimar su
esencia, su cultura y su muy particular historia, que le convierte en el más
sagrado altar del universo, y que vivamente nos enorgullezca ser hijos de la
pica y la pala, del trinar de sus gallitos y de su inconfundible matinal aroma
a leña y café.
El
autor es líder empresarial.
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