Diario
Panamá América
28 de junio 2014
Alistando Maletas
Jaime
Figueroa Navarro
No
son los viajes a provincias, ni a Paris o la Gran Manzana, los que nos obligan
a plasmar un inventario del alma para revisar metódicamente lo que llevamos,
son todos. En una era de la aviación,
donde la medición de maletas es de rigor tal como el tamaño de los buques
que trasbordan las esclusas del canal (y
ay que te pases del peso, porque te viene el tarjetazo del cobro automático de
los cien dólares) hay que velar por lo que se lleva y meditar mucho en lo que
de vuelta se trae, indistintamente del destino.
Acostumbrado
a la rutina (viajé tres semanas al mes durante trece años, por temas de
negocios, a lo largo y ancho de cinco continentes) de igual forma preparo un
borrador pormenorizado de actividades,
listas de empaques y necesarios que asombrosamente siempre va transformándose en la medida que se acerca el día del inicio
del trayecto. Nunca dejo de actualizarle
y siempre encuentro, por regla o accidente, algo nuevo que añadir.
Tal
es el caso en el traslado que nos atañe mañana, atendiendo la cordial
invitación de mi querida prima Lupita a compartir la fiesta nacional americana,
el 4 de julio, en Owensboro, Kentucky.
Revisando las diferentes rutas disponibles: Spirit a Fort Lauderdale,
COPA a Miami, American a Nashville, United a Indianapolis y Delta a Atlanta,
descarté automáticamente la primera por inconveniente (estresantes vuelos
“baratos” de madrugada donde te cobran hasta por respirar), escogiendo la
ultima por precio, la calidad de la oferta y sobremanera por su producto turístico.
¿Qué
tiene en particular Atlanta que nos interese?
Ante todo el hecho que mi esposa ha visitado solamente su aeropuerto
como punto de trasbordo, me inclina a servirle de guía en esa intrigante
metrópolis sureña. Escudriñando las
peculiaridades del destino, descubrimos, por ejemplo, que es la sede del
acuario más grande del mundo Georgia Aquarium (http://www.georgiaaquarium.org) que nos encantaría duplicar en Panamá en reemplazo
del minúsculo laboratorio, propiedad de Smithsonian Tropical Research Institute
en la calzada de Amador, que poca honra le hace a nuestro nombre: abundancia de peces y que serviría considerablemente
en aumentar los escuálidos niveles de ocupación de los hoteles capitalinos.
Seguidamente
encontramos The World of Coca Cola (http://www.worldofcoca-cola.com) impresionante
museo de la bebida más famosa del mundo cuya sede mundial es Atlanta, donde nos
nutrimos de curiosidades que no dejan de exaltarnos, como por ejemplo que
Panamá fue la primera subsidiaria internacional de la compañía. Por la brevedad de nuestra visita a la
ciudad, terminamos nuestra gira con una visita dentro de los estudios de CNN,
donde seremos testigos de un noticiero en español dirigido por la reconocida
periodista Patricia Janiot.
A
lo opuesto de nuestra Autoridad de Turismo ¿como promueve Atlanta estos y otros
sitios de interés? Muy escuetamente le
ofrecen al visitante una opción conocida como Atlanta CityPass (www.citypass.com/atlanta) a $74 por
adulto, válido por 9 días, donde de ñapa ofrecen la opción, a través de un cupón,
donde por $32.95 adicionales por persona asistes a un originalísimo duelo
medieval (http://www.medievaltimes.com/atlanta.aspx)
con cena incluida, en un pequeño castillo construido de la nada en el aledaño
poblado de Lawrenceville. ¿Se imaginan
ustedes el magneto de interés turístico que crearía para nuestro Panama Viejo,
clonar esta idea? ¿Cuántos más de los
cientos de miles de visitantes a nuestra ciudad, se acercarían a conocer las
ruinas de la ciudad más antigua del pacífico del continente americano? ¿Cuántas nuevas fuentes de trabajos serían
creadas? ¿Cuánto interés adicional implantaríamos
en visitar el sitio? Turismo es
creatividad, eso lo deben tener bien claro nuestras autoridades desde el
momento del contacto inicial con los millones de curiosos pasajeros de transito
en el aeropuerto de internacional de Tocumen, que de ser eficiente la ATP, sin
duda se apiñarían como abejas al panal en su minúsculo kiosco aeroportuario,
que desde ya deberíamos pensar en expandir.
Viajar
enriquece. Más aún si el destino esta
preparado para recibirnos. En este
sentido, los gringos son reyes. Mientras
languidece nuestro Fuerte San Lorenzo en la desembocadura del rio Chagres,
inolvidable bastión colonial obra del genio Bautista Antonelli hace más de
cuatro siglos en las telarañas del olvido caribeño, ante la escuálida indiferencia
del Instituto Nacional del Cultura y de la Autoridad de Turismo de Panamá, ellos
allá te construyen uno nuevecito como si nada.
Alistando mis maletas, medito sobre estos temas, sobre lo que es y podría
ser. Definitivamente, Panamá merece
mucho más.
Hay tanto por hacer!! y tan pocos profesionales creativos en este ramo.
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