sábado, 26 de julio de 2014

Pinta un árbol, no mi árbol

Revista Panart
Agosto 2014

Pinta un árbol, no mi árbol
Jaime Figueroa Navarro

Hace cuatro largas décadas, a la aurora de los otoñales cursos en la facultad de Administración de Empresas en el ciclópeo campus de la Universidad de Nebraska en Lincoln, opté por matricularme en una muy particular asignatura sobre desarrollo estratégico en mercadeo.  El primer día del semestre, la intrépida profesora, se introdujo al aula sin cruzar palabra alguna, escribió su nombre en la pizarra y procedió a dibujar con un novel juego de tizas de colores un particularmente hermoso árbol, labor que se dilató varios minutos y que nos incitó como reacción en cadena, a delinear el boceto de la catedrática.  Acto seguido, circuló por el salón fingiendo revisar nuestra obra para después dirigirse al frente, abruptamente borrando su árbol, revelándonos el siguiente mensaje, que aun hace eco en mi imaginación:  “¡Pinten un árbol, no mi árbol!”

Hago referencia a este singular episodio porque, símil a la pedagoga, existen personas dotadas de original creatividad que van más allá para celebrar hitos o remarcar solemnidades.  La pizpireta, guapa y eternamente sonriente Olguita Sinclair es uno de esos particulares caracteres que hacen la diferencia en nuestro Panamá del siglo XXI, enseñándole a soñar a niños y niñas de todas las edades.

En lugar de aburridas conferencias por estudiosos de la historia del canal de Panamá, Olga Sinclair nos obsequia un genuino recuerdo con motivo del centenario, preñado de imaginación, fomentando valores e iluminando a nuestra niñez.

Siempre rogando a Dios por el desarrollo de la cultura en Panamá, Olga se inspira en un articulo publicado por el diario La Prensa hace dos años que ilustra a 4,000 niños tocando violines en China.  Entonces se enciende la chispa: “Si China con una población por encima de los mil millones de habitantes, solo puede sumar ese numero de niños tocando violines, Panamá  debería poseer un record mundial”.

Laborando su abuelo de origen escocés como ingeniero en el canal durante su construcción, ello le sirvió como vena para fraguar una actividad única en conmemoración del centenario del canal. 

Durante la efervescente mañana del sábado 18 de enero, anterior a la luminosidad de los primeros rayos del sol, cual seguidores del flautista de Hamelin, inicia la mágica afluencia de humildes niños y niñas de todas las razas, religiones, parajes de la república y allende, representando la totalidad de los países latinoamericanos, para tocar el cielo con las manos.

El evento fraguado por Olguita Sinclair: Pintemos los Cien Años del Canal, se celebró en el Paseo El Prado, frente al Edificio de la Administración del Canal de Panamá, con la participación de niños y niñas de 1 a 18 años de edad.  El oleaje de niños no cesaba, por lo que los oficiales de Guinness cerraron el área permitiendo solo el acceso a 5,084 jóvenes identificados con cintillos, dentro de la afluencia que sobrepasaba los 10,000, logrando Panamá el galardón Guinness World Record en la categoría Mayor Cantidad de Artistas Pintando Simultáneamente en un Mismo Lienzo.

Una  de las reglas más importantes fué que los participantes pintaran simultáneamente por tres minutos y medio, pero ocupó horas terminar el mural y posteriormente unir las partes para ser exhibidas en la ladera a un costado del edificio de la Administración del Canal.  La mecánica de la matizada del mural fué el desarrollo en tiras individuales que luego fueron combinadas en un obra única.  Muchos de los niños no tenian brochas, pero no importó, pintaron con las manos.

El diseño del mural fue concebido inspiradoramente por la Fundación Olga Sinclair y representa el juego de esclusas del Caribe hacia el Pacífico del Canal de Panamá, el cual tiene como dimensiones 20 metros de ancho por 80 metros de largo, con el mensaje “2014: Un Siglo Uniendo al Mundo”.


Esta genial artista transfigurada en gran maestra, panameña patriota de cepa, no deja de sorprendernos con su profundo mensaje de amor a la nueva generación de niñas y niños panameños instándoles que no se dejen afectar por las malas influencias, la música chabacana y los inescrupulosos políticos.  La familia sigue siendo siempre lo más importante, tal como subrayó al invitado especial Ismael Cala de CNN.  ¡Que forma tan singular de celebrar el centenario del canal!  ¡Salve Olguita!  ¡Una y mil veces bravo!    

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