Revista Panart
Agosto 2014
Pinta
un árbol, no mi árbol
Jaime
Figueroa Navarro
Hace
cuatro largas décadas, a la aurora de los otoñales cursos en la facultad de
Administración de Empresas en el ciclópeo campus de la Universidad de Nebraska
en Lincoln, opté por matricularme en una muy particular asignatura sobre
desarrollo estratégico en mercadeo. El
primer día del semestre, la intrépida profesora, se introdujo al aula sin
cruzar palabra alguna, escribió su nombre en la pizarra y procedió a dibujar con
un novel juego de tizas de colores un particularmente hermoso árbol, labor que se
dilató varios minutos y que nos incitó como reacción en cadena, a delinear el boceto
de la catedrática. Acto seguido, circuló
por el salón fingiendo revisar nuestra obra para después dirigirse al frente, abruptamente
borrando su árbol, revelándonos el siguiente mensaje, que aun hace eco en mi
imaginación: “¡Pinten un árbol, no mi
árbol!”
Hago
referencia a este singular episodio porque, símil a la pedagoga, existen
personas dotadas de original creatividad que van más allá para celebrar hitos o
remarcar solemnidades. La pizpireta,
guapa y eternamente sonriente Olguita Sinclair es uno de esos particulares
caracteres que hacen la diferencia en nuestro Panamá del siglo XXI, enseñándole
a soñar a niños y niñas de todas las edades.
En
lugar de aburridas conferencias por estudiosos de la historia del canal de Panamá,
Olga Sinclair nos obsequia un genuino recuerdo con motivo del centenario,
preñado de imaginación, fomentando valores e iluminando a nuestra niñez.
Siempre
rogando a Dios por el desarrollo de la cultura en Panamá, Olga se inspira en un
articulo publicado por el diario La Prensa hace dos años que ilustra a 4,000
niños tocando violines en China.
Entonces se enciende la chispa: “Si China con una población por encima
de los mil millones de habitantes, solo puede sumar ese numero de niños tocando
violines, Panamá debería poseer un
record mundial”.
Laborando
su abuelo de origen escocés como ingeniero en el canal durante su construcción,
ello le sirvió como vena para fraguar una actividad única en conmemoración del
centenario del canal.
Durante
la efervescente mañana del sábado 18 de enero, anterior a la luminosidad de los
primeros rayos del sol, cual seguidores del flautista de Hamelin, inicia la
mágica afluencia de humildes niños y niñas de todas las razas, religiones,
parajes de la república y allende, representando la totalidad de los países
latinoamericanos, para tocar el cielo con las manos.
El
evento fraguado por Olguita Sinclair: Pintemos los Cien Años del Canal, se celebró en el Paseo El Prado,
frente al Edificio de la Administración del Canal de Panamá, con la participación
de niños y niñas de 1 a 18 años de edad.
El oleaje de niños no cesaba, por lo que los oficiales de Guinness cerraron
el área permitiendo solo el acceso a 5,084 jóvenes identificados con cintillos,
dentro de la afluencia que sobrepasaba los 10,000, logrando Panamá el galardón Guinness
World Record en la categoría Mayor Cantidad de Artistas Pintando
Simultáneamente en un Mismo Lienzo.
Una de las reglas
más importantes fué que los participantes pintaran simultáneamente por tres
minutos y medio, pero ocupó horas terminar el mural y posteriormente unir las
partes para ser exhibidas en la ladera a un costado del edificio de la Administración
del Canal. La mecánica de la matizada
del mural fué el desarrollo en tiras individuales que luego fueron combinadas
en un obra única. Muchos de los niños no
tenian brochas, pero no importó, pintaron con las manos.
El diseño del mural fue concebido inspiradoramente por la
Fundación Olga Sinclair y representa el juego de esclusas del Caribe hacia el
Pacífico del Canal de Panamá, el cual tiene como dimensiones 20 metros de ancho
por 80 metros de largo, con el mensaje “2014: Un Siglo Uniendo al Mundo”.
Esta
genial artista transfigurada en gran maestra, panameña patriota de cepa, no
deja de sorprendernos con su profundo mensaje de amor a la nueva generación de
niñas y niños panameños instándoles que no se dejen afectar por las malas
influencias, la música chabacana y los inescrupulosos políticos. La familia sigue siendo siempre lo más
importante, tal como subrayó al invitado especial Ismael Cala de CNN. ¡Que forma tan singular de celebrar el
centenario del canal! ¡Salve
Olguita! ¡Una y mil veces bravo!
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