miércoles, 16 de julio de 2014

Pormenores Gringos

Diario Panamá América
12 de julio de 2014

Pormenores Gringos
Jaime Figueroa Navarro

Si algo en especial hay que admirarle a nuestros vecinos del norte es su pasión por los detalles, algo que de alguna forma quedó tatuado en la operación del Canal de Panamá posterior a 97 años de cohabitación y diario martillar del clavo de buenas costumbres que nos obligaban, por ejemplo, a no arrojar desechos en la Zona del Canal durante nuestro tránsito hacia provincias, por temor a una multa, guardando los papelillos, huesos de pollo y botellas para luego convertir a Arraiján en un hediondo basurero, dejando así impregnado el sello de nuestro tercermundismo.
Durante nuestra extendida visita de varias semanas que nos ha llevado a parajes poco frecuentados por compatriotas como los estados de Kentucky, Indiana, Tennessee y Georgia, que bien podrían ser comparables a nuestras provincias, donde hemos podido observar particularidades que podrían elevar la calidad de nuestra oferta turística. Hacer turismo, por ejemplo, no es construir una avalancha desordenada de rascacielos con hoteles como pecas para adornar el entorno a través de descontrolados incentivos fiscales, tal y como hemos experimentado en nuestra capital.
El detalle en la planificación urbana es el elemento clave en el éxito o fracaso de nuestra clase política. Posterior a una larga lista de fracasados y aburridos burgomaestres capitalinos, el alcalde José I. Blandón tiene el reto de hacer explotar los globos de la ineficiencia con la fina aguja de la atención a detalles que pueden hacer la diferencia entre la actual Babel y una joya turística, que le impulsen al estrado presidencial durante el próximo periodo para así estampar el mismo sello a nivel nacional.
Ante todo, atención a la polución visual: En muchas urbes norteñas el fracasado sistema público de recolección de deshechos ha sufrido una privatización que permite al proveedor de servicio de recolección de basuras ofertar el servicio gratuito a cambio de lucrar finamente con la venta del producto reciclable y la oferta de deshechos orgánicos como abono. En este siglo XXI simplemente no nos podemos dar el lujo de enterrar o quemar la basura con el consecuente daño al medioambiente y la salud de compatriotas.
Los habitantes del estado de Tennessee, furiosos ante la andanada de basuras en sus carreteras, impulsaron una ley estatal que impone multas de hasta $10,000 a los cochinos que arrojaban desechos a lo largo y ancho del sistema estatal de autopistas. La diferencia es evidente, durante los cientos de kilómetros que circule, iniciando en la hermosa ciudad de Chattanooga, ubicada en el borde con Georgia, escalando las Montañas Azules hasta descender hacia Nashville, columna vertebral de la música country y salir del estado en dirección oeste hacia Bowling Green en Kentucky, no vi ningún papel, lata o nevera al borde la carretera, ninguno. En su lugar, cuadrillas de trabajadores, en su mayoría inmigrantes, peinaban las yerbas con maquinarias pesadas dejando un húmedo aroma de corte fresco, mientras otros recogían los inevitables trozos de llantas recicladas que en algunos casos se desprendían de fornidos camiones, que con el transporte de sus productos, proveen el grueso del ingreso para la manutención y construcción de carreteras a través de la nación americana.
Otro punto clave es la señalización. En este sentido nuestros vecinos hacen valer su tatuaje. Ningún otro país del mundo goza de tan particular sello como Estados Unidos. ¿Qué nos cuesta señalizar adecuadamente nuestras calles? Por qué, por ejemplo, no existe ningún letrero que indique al transeúnte, la ubicación de la iglesia de Natá de los Caballeros, la más antigua de tierra firme del continente, que posterior a su rehabilitación es una joya turística sin explotar, cuando su homóloga basílica del Cristo de los Milagros en Buga, Valle del Cauca, Colombia, es un reflejo de calidad en turismo religioso, recibiendo más visitantes anuales que el número de turistas hacia el istmo de Panamá. ¿Dónde están la Alcaldía, la Gobernación, la Autoridad de Turismo, el Instituto Nacional de Cultura y nuestro orgullo nacional? ¡Temas tan sencillos y tan ignorados!
No todo termina aquí, pero quisiera resaltar la importancia de las aceras, algo a todas luces sencillo y clave en el éxito del turismo y el respeto a los ciudadanos. Durante mis extensas conversaciones con el alcalde Ron Payne y la directora ejecutiva del Centro de Visitantes y Convenciones del encantador poblado de Owensboro en Kentucky, denominado Capital Mundial de la Barbacoa, me enteré que cuentan con un grupo de colaboradores que semanalmente escudriñan cada centímetro cuadrado de aceras municipales, reparando in situ daños acaecidos por caídas de árboles, accidentes de tránsito y el pasar de los años. Mensualmente, se recomienda la activación de nuevas aceras y senderos que sirvan, por ejemplo, a la nueva ola de ciclistas y a diario se escucha el clamor de los ciudadanos ante cualquier detalle que requiera la atención municipal.
Tres temas tan sencillos que hacen una notable diferencia entre un muladar y un diamante que brilla por fuerza propia. Y pensar que nuestro Panamá tiene tanto más que ofrecer deja a flor de piel el rascar el cerebro y preguntarnos ¿por qué no emulamos estos ejemplos y mejoramos tridimensionalmente nuestro turismo y el respeto a nuestros ciudadanos?

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