Dr. Yaw Yeboah |
Sin saber lo que me esperaba, siempre curioso
por conocer a mi contraparte, le solicité a Alonso la hoja de vida del
visitante. Aparentemente, la universidad,
mejor conocida por su oferta en administración de empresas, busca elevar su
escuela de ingeniería a un nivel óptimo en este siglo donde a diario se
reinventa la forma de hacer las cosas.
Después de todo, la ingeniería hace posible
que a través de la aplicación de la ciencia y las matemáticas, se generen
soluciones integrales a problemas específicos para mejorar la calidad de vida
de las personas, haciendo un uso eficiente de los recursos disponibles y
considerando las implicaciones del uso de la tecnología en beneficio del
desarrollo sostenible.
Ante mis atónitos ojos, leí la breve reseña del
Dr. Yaw Yeboah, en todos los sentidos de la palabra, un extraordinario ser
humano. Dotado en matemáticas, física y
química, se hace acreedor a una beca del Massachusetts Institute of Technology,
donde en 1975 se convierte en el único estudiante en obtener cuatro títulos de
MIT en cuatro años. Más aun, tomando en
cuenta que su origen en Ghana fue rodeado de pobreza extrema y las más
difíciles circunstancias.
Recorrido del Tren |
Ya cómodamente sentados en el refrigerado vagón
con domo de cristal ahumado, le lancé pelotas de sapiencia istmeña mientras
cruzábamos el denso verdor de la jungla tropical con una amplia visión del
canal a través del lago Gatún. Me
escuchaba absorto, analizando cada una de mis palabras como suelen hacer los
ingenieros. No interrumpió mi cadencia
ni una sola vez, cómodamente cambiando del pupitre de profesor al asiento de
alumno.
Nos esperaba la camioneta de la universidad al
arribo a Colón para transportarnos al nuevo centro de visitantes adjunto a las
obras de expansión del canal, donde posterior a la película pudimos examinar
más de cerca el progreso del proyecto y algunas de las compuertas casi listas
ya para ser instaladas.
Al retorno nos desviamos por Chilibre hacia el
área canalera retomando la jungla repleta de ñeques y mariposas azuladas, muy
diferente a las sabanas africanas harto conocidas por mi interlocutor,
deteniéndonos finalmente en el BioMuseo donde fuimos amablemente recibidos por
bien entrenados guías con conocimientos de la materia y de trato afable.
BioMuseo |
Almorzando al final de la calzada, saboreando un
jugo de maracuyá acompañado de una apetitosa corvina con una emblemática vista
del Casco Antiguo rodeado por la ciudad moderna, cambiamos el tema de la
conversación para entender el propósito de la visita. “En realidad lo que se busca” , nos dice el
Dr. Yeboah, “es atraer más estudiantes
regionales hacia el centro de Panamá para posteriormente continuar sus estudios
de ingeniería en Florida”.
En un país donde gozamos de sobredosis de
abogados y dentistas, donde el amor del hombre y la mujer yacen en el estudio
de las humanidades, se hace evidentemente necesaria la vocación por las
ciencias exactas para proceder a un organizado desarrollo y esplendente futuro.
Fue allí cuando súbitamente lance el jonrón,
producto de repentina creatividad, que elevaría nuestro encuentro. ¿Por qué no trabajar a la inversa, portando
estudiantes de la sede hacia Panamá para que juntos desarrollemos proyectos de
turismo sostenible? Creando nueva savia de la nada, quedamos en
darle forma al concepto. ¡Que buena nota
este simpático y productivo visitante!
Gracias Dr. Yeboah por el avenir de lo que seguramente será un viraje
positivo en el turismo nacional y gracias a Florida State University por su
atinado aporte a la educación superior en Panamá.
Diario Panamá América
18 de octubre 2014
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