jueves, 16 de octubre de 2014

Ingeniería Turística

Dr. Yaw Yeboah
Al escuchar el timbre de mi celular un viernes en la tarde supuse que seria algún conocido en un tranque de los que se forman en el Puente de las Américas durante las horas pico.  Cual fue mi sorpresa al recibir una llamada de Alonso de la Guardia, director de Florida State University en la Ciudad del Saber convidándome a servir como anfitrión y guía al recién nombrado Decano de la Facultad de Ingeniería en Tallahassee, Florida durante su gira relámpago por Panamá. 

Me sumo a este tipo de actividades porque francamente me gusta servir, narrando los pormenores de nuestra tierra para causar impresiones positivas y lograr objetivos más allá de lo esperado.  Lo hago por mi profundo amor al terruño y porque no todo en la vida es metálico.   

Sin saber lo que me esperaba, siempre curioso por conocer a mi contraparte, le solicité a Alonso la hoja de vida del visitante.  Aparentemente, la universidad, mejor conocida por su oferta en administración de empresas, busca elevar su escuela de ingeniería a un nivel óptimo en este siglo donde a diario se reinventa la forma de hacer las cosas.  Después de todo, la ingeniería hace posible que a través de la aplicación de la ciencia y las matemáticas, se generen soluciones integrales a problemas específicos para mejorar la calidad de vida de las personas, haciendo un uso eficiente de los recursos disponibles y considerando las implicaciones del uso de la tecnología en beneficio del desarrollo sostenible.

Ante mis atónitos ojos, leí la breve reseña del Dr. Yaw Yeboah, en todos los sentidos de la palabra, un extraordinario ser humano.  Dotado en matemáticas, física y química, se hace acreedor a una beca del Massachusetts Institute of Technology, donde en 1975 se convierte en el único estudiante en obtener cuatro títulos de MIT en cuatro años.  Más aun, tomando en cuenta que su origen en Ghana fue rodeado de pobreza extrema y las más difíciles circunstancias.

Recorrido del Tren
Nos encontramos el lunes a las siete de la mañana en la estación de tren.  Francamente, esperaba un personaje con un ego del tamaño de Goliat.  Su presta sonrisa me dejó desarmado.  “Buenos días Dr. Yeboah, bienvenido a Panamá.  Me honra conocerle,”  le dije al estrechar su mano.  “El honor es mío Señor Figueroa, he escuchado muchas cosas buenas de usted,” respondió con una franqueza que le caracterizó toda la jornada.

Ya cómodamente sentados en el refrigerado vagón con domo de cristal ahumado, le lancé pelotas de sapiencia istmeña mientras cruzábamos el denso verdor de la jungla tropical con una amplia visión del canal a través del lago Gatún.  Me escuchaba absorto, analizando cada una de mis palabras como suelen hacer los ingenieros.  No interrumpió mi cadencia ni una sola vez, cómodamente cambiando del pupitre de profesor al asiento de alumno.      

Nos esperaba la camioneta de la universidad al arribo a Colón para transportarnos al nuevo centro de visitantes adjunto a las obras de expansión del canal, donde posterior a la película pudimos examinar más de cerca el progreso del proyecto y algunas de las compuertas casi listas ya para ser instaladas.

Al retorno nos desviamos por Chilibre hacia el área canalera retomando la jungla repleta de ñeques y mariposas azuladas, muy diferente a las sabanas africanas harto conocidas por mi interlocutor, deteniéndonos finalmente en el BioMuseo donde fuimos amablemente recibidos por bien entrenados guías con conocimientos de la materia y de trato afable. 

BioMuseo
Bien calado quedó el mensaje del museo:  “Somos todos Panameños”, esculpiendo el enorme legado del istmo en la génesis del homo sapiens.  La visita a este icono capitalino tuvo un profundo impacto en el pedagogo, como de seguro lo tendrá en los futuros miles de visitantes, al percibir la maravillosa transformación que ha logrado Frank Gehry en la metamorfosis urbana.        

Almorzando al final de la calzada, saboreando un jugo de maracuyá acompañado de una apetitosa corvina con una emblemática vista del Casco Antiguo rodeado por la ciudad moderna, cambiamos el tema de la conversación para entender el propósito de la visita.  “En realidad lo que se busca” , nos dice el Dr. Yeboah,  “es atraer más estudiantes regionales hacia el centro de Panamá para posteriormente continuar sus estudios de ingeniería en Florida”. 

En un país donde gozamos de sobredosis de abogados y dentistas, donde el amor del hombre y la mujer yacen en el estudio de las humanidades, se hace evidentemente necesaria la vocación por las ciencias exactas para proceder a un organizado desarrollo y esplendente futuro.

Fue allí cuando súbitamente lance el jonrón, producto de repentina creatividad, que elevaría nuestro encuentro.  ¿Por qué no trabajar a la inversa, portando estudiantes de la sede hacia Panamá para que juntos desarrollemos proyectos de turismo sostenible?    Creando nueva savia de la nada, quedamos en darle forma al concepto.  ¡Que buena nota este simpático y productivo visitante!  Gracias Dr. Yeboah por el avenir de lo que seguramente será un viraje positivo en el turismo nacional y gracias a Florida State University por su atinado aporte a la educación superior en Panamá.    

Diario Panamá América
18 de octubre 2014

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