Diario Panamá América
20 de
diciembre 2014
Los
Verdaderos Mambises
Jaime
Figueroa Navarro
Estudié
en Nebraska, que rima con Alaska y es igual de frio. Somos pocos los panameños que optamos por
esta ruta al seleccionar un sitio donde cultivarnos en Estados Unidos. La gran mayoría o escarban las cálidas arenas
de las costas de la península de Florida o se arriman a la costa este del
imperio.
A
inicios de la década de los setenta, crucé el puente de la carretera
interestatal 80 que une los estados de Iowa y Nebraska en el mero corazón de la
campiña estadounidense encontrándome un curioso letrero, que a pesar del pasar
del tiempo todavía permanece, y que leía: “Bienvenidos a Nebraska, la buena
vida”. He visitado 42 estados de la
Unión, encontrando este mensaje muy particular.
Durante
mis clases de Ciencias Políticas con el Profesor Bill Avery, posteriormente
Senador William Avery, deje bien clara las bases que Panamá y Estados Unidos, a
pesar de nuestras claras diferencias en tamaño y geografía, estábamos al mismo
nivel en la comunidad de naciones y que en efecto la palabra imperialismo estaba obsoleta en el
diccionario de relaciones internacionales y por ende la presencia norteña en
Panamá no era bienvenida.
Fue
entonces que tomé la decisión de elevar mi caso por la justa aprobación de los
tratados del canal de Panamá al publico, escribiendo un articulo en la sección
de opinión del diario Omaha World Herald que
por tratarse de un tema controversial conjuró el sello de aprobación de los
editores al publicarle en su edición dominical.
Me
tildaron de comunista. En aquellos
tiempos en que la negritud era evidente símbolo de sumisión en un coloso donde
recién habían asesinado al candidato presidencial Robert Kennedy y al líder de
los derechos humanos Dr. Martin Luther King, la arrogancia de sus ciudadanos se
hacia evidente en la popularidad del actor Ronald Reagan, candidato Republicano
a la Presidencia, que al referirse al canal de Panamá, repetía el léxico: “Lo
compramos, lo construimos y nos vamos a quedar con el”.
Fue
una época difícil de mi vida, pero a pesar del rechazo de mis compañeros estaba
dispuesto a servir como uno de los paladines de nuestra causa, convenciendo a
muchos, así creando un circulo de jóvenes que velábamos por la verdadera
justicia en nuestras relaciones. Lo
demás es historia. A pesar del clamor de
retrogradas Archie Bunkers, los
tratados se firmaron y se cumplieron.
Panamá goza de un envidiable crecimiento económico desde ese viernes 31
de diciembre de 1999 y resultado de la expansión del canal, los puertos
estadounidense se preparan para una época de despegue sin igual en su
historia. Ahora si nos tratamos de tu a
tu y el Embajador de Estados Unidos cesó de ser el enviado de Dios en el istmo. Gozamos de excelentes relaciones.
El
termino “Mambises” se refiere a los soldados que pelearon contra España en la
guerra de independencia de Cuba y origina por Juan
Ethnnius Mamby 'Eutimio Mambí'. Mamby,
un oficial negro Español que desertó para luchar con los Dominicanos en contra
de los Españoles en Santo Domingo en 1846.
A pesar que el termino fue acuñado de forma derogatoria y racista por
las tropas españolas, los soldados de independencia de Cuba orgullosamente le
adoptaron a finales del siglo XIX.
Traigo todo esto a colación porque a pesar de conocer
todos los países de tierra firme y el Caribe insular de nuestra América
resultado de mi labor al trazar el entramado celular continental en la década
de los noventa, jamás he visitado Cuba, tal vez resultado de la demonización
gringa y la romántica visión del Che con su puro, clamando un “¡Hasta la
Victoria!” en la Plaza de la Revolución de La Habana, que a pesar de su velo
revolucionario entra en conflicto directo con mi ideario.
Y así como al Presidente Carter le tildaron de traidor,
pasándole la factura por su error panameño en su campaña de reelección de 1980,
de seguro airados Republicanos clamaran a diestra y siniestra sobre el peligro
de “aceptar” relaciones con un fantasma Cubano, isla “Comunista” a pesar del
fenecimiento de la causa al derrumbe de la U.R.S.S. en 1991, crucificando al
alevoso Presidente Obama.
Que nos sirva la historia de guía. El laboratorio cubano no es más que el resultado
del firme apoyo estadounidense a la cruenta dictadura de Fulgencio Batista,
formándose el tamal al descender de la Sierra Maestra un victorioso Fidel
Castro portando la medallita de Cristo el 2 de enero de 1957, hace casi sesenta años. Estados Unidos mantiene relaciones
diplomáticas con Rusia, Vietnam y China.
El cambio de Cuba hacia una verdadera potencia turística se hizo evidente
cuando paralelo al anuncio el pasado miércoles en la bolsa de valores de Nueva
York las acciones de Copa Airlines y de Royal Caribbean despuntaron.
Antes que se transforme en la Disneylandia del Caribe, he
de visitar Cuba. Por cierto, retomando nuestro
relato, el año pasado regresé a Nebraska por invitación del Senador Avery,
transformándose mi sello de comunista de los setenta al recibir la proclamación
de parte del Alcalde Chris Beutler de la ciudad capital estatal de Lincoln como
Ciudadano Honorario. ¡Como cambian los
tiempos!
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