lunes, 15 de diciembre de 2014

Los Caobos también lloran

Bella Vista News
Edición de Enero 2015

Los Caobos también lloran
Jaime Figueroa Navarro

Hurto el titulo de este escrito de un libro de la autoría del español José María Gironella, Los Cipreses también lloran, tomo que reposaba en la abundante biblioteca bellavistina de mi padre, donde en momentos de ocio acostumbrábamos, sin necesidad de ningún permiso previo, ojear su colección privada en aquellos tiempos donde en vez de calculadoras contábamos con reglas de calculo, nos memorizábamos las tablas de multiplicación hasta el doce y donde el coco no era solamente un fruto sino también la materia gris de nuestros cerebros que reclamaba abono para su diario florecer.

A falta de visión integral y un cariz arquitectónico, los burgomaestres capitalinos se han dedicado en las ultimas dos décadas simultáneamente a la lentísima recuperación del casco y la masiva destrucción del barrio de Bella Vista, desmoronando a cambio de pesetas para sus peculios particulares, las originales mansiones que otrora adornaban sus amplias avenidas para dar paso a mastodontes de concreto, de paso mal construidos, donde se esfuma la personalidad de sus residentes al internarse en los elevadores y no saber a ciencia cierta quienes le acompañan, la razón de sus raras vestimentas y que jerigonza se escuchará en el trayecto a su piso particular.

Una moderna ciudad como la nuestra debe contar por lo mínimo con amplias y transitables aceras transitables, el aterramiento de las crecientes telarañas de cables, el recojo puntual de sus basuras y un alcantarillado que soporte el aumentado flujo de aguas servidas y residuales.  El día que un candidato a alcalde se comprometa a resolver estos básicos preceptos, en lugar de ofrecer grasientos jamones navideños con nuestros impuestos municipales a los ciudadanos más pobres a cambio del favor del voto, contará con mi irrestricto e incondicional apoyo.

No trata solamente de un plan maestro para solventar los quehaceres de las muy transitadas Vía Argentina y la Calle Uruguay, plan presentado en su momento ante las Comisiones de Turismo y Urbanismo de APEDE por el delfín del efímero alcalde Bosco Vallarino, sino de cada una de las calles y avenidas del distrito capital.  Nos faltan el respeto los políticos, pecando la ignorancia de los Sanchos, que somos todos y cada uno de nosotros, los electores.  ¡Que lastima cuando no nos queda mayor alternativa que votar por alguien por ser el menos peor!

Y ahora nos enteramos que un informe preliminar de la Alcaldía sobre las condiciones de los árboles de caoba de la ciudad de Panamá arrojó que de los 48 inspeccionados, el 80% está enfermo.   Pero las condiciones de los árboles no son el único problema, destaca el informe, también se reporta un desorden con la siembra de especies, ya que están afectando las líneas del tendido eléctrico.  Amén que el precio de la caoba oscila entre $16 a $20 el pie en el mercado local, lo cual daría lugar a un interesante negocio ¿con que se reemplazarían?  ¿Quién les cuidó para que no se enfermaran?   

Ahora son los arboles los que afectan a las líneas del tendido eléctrico ¡y no al revés!  ¿A que alcornoques, valga la redundancia, confiamos nuestro bienestar e imagen?

Al visitar la capital norteamericana en primavera, se observa el gallardo florecer de sus 3,000 cerezos, obsequio que el alcalde de Tokio, Yukio Ozabi hiciera efectivo el 27 de marzo de 1912 y que permanentemente resalta la personalidad de esa ciudad.  Con todo el respeto al alcalde japonés, a los ciudadanos y autoridades de Washington, D.C. ¡nada tenemos que envidiarles!

Cuenta el istmo, ahora que de seguro se procederá a la tala de los valientes caobos que nos vieron crecer bajo sus sombras, con una soberbia especie que haría una esplendida diferencia en la identidad de nuestra ciudad.  Se trata del  Tabebuia chrysantha mejor conocido como  guayacán.  De madera frondosa y larga vida, nos regala durante su periodo de floración cada verano con extensas alfombras amarillas y un recuerdo único de visitantes durante su aproximación aérea al istmo al apreciar los centenares de lunares amarillos en medio del verde esplendor de la flora istmeña.

La bien orquestada siembra y adecuado mantenimiento de miles de arboles de esta especie a lo largo y ancho de nuestra capital, le dotaría de un particular atractivo que bien se podría aprovechar al igual que Washington, D.C. para la celebración anual de un Festival Nacional del Guayacán, símil a su homologo norteño del cerezo,  de dos semanas de duración, que se inicie con una ceremonia de apertura, seguida por un conjunto vertiginoso de actividades y eventos culturales.  


Cada día hay una degustación de sushi y sake en Washington, que bien podría sustituirse por ceviches y seco sours acompañados de un tour en bicicleta alrededor de la Cinta Costera.  Durante los días del festival anual se podrían también desarrollar  exposiciones de arte, tanto de fotografía, como de escultura, pintura, y una variedad de actividades culturales, que estimulen el turismo y aumenten vigorosamente la ocupación hotelera.  ¡Tiene usted la batuta, Señor Alcalde!

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