jueves, 11 de diciembre de 2014

La ignorancia de los Sanchos

Diario Panamá América
13 de diciembre 2014

La ignorancia de los Sanchos
Jaime Figueroa Navarro

Mi sagaz buen amigo, el bonachón arquitecto colonense Gustavo Rosanía Stanziola, polifacético personaje de raíces italianas y vivaracho parloteo quien en las postrimerías de la vida resaltó su creatividad como pintor, en una ocasión al venderme unos remaches del ferrocarril transistmico en el antiguo restaurante Boulevard Balboa, hará una docena de años, le brotó del corazón obsequiarme un pequeño cuadro, que finamente enmarcado, ocupa un retablo en mi oficina.

Data de junio de 2002.  La obra resalta un pluricolor Quijote al oleo bajo un cálido sol, acompañado en las lomas de lo que supongo es la árida Mancha por su inseparable Sancho, quien despunta al borde de su lanza una banderita panameña.   Rosanía representa una auténtica muestra de calidad en cada una de sus obras, las cuales se caracterizan por trasmitir un mensaje positivo.
 Seguidor de la escuela del expresionismo abstracto, nos pinta con una riqueza privilegiada creando un ritmo armonioso con absoluto dominio del color y movimiento que traslada a través de su talento e imaginación sobre el lienzo, emergiendo de él la innata personalidad de un socrático profesor.    

El académico Arturo Pérez Reverte (Cartagena, 1951) durante su disertación  en la recién culminada Feria del Libro de Guadalajara nos relata: “libros como El Quijote, en manos de buenos profesores, permiten educar a los que llevan las antorchas en palabras como compasión, solidaridad, coraje, honradez, y eso cambia el cariz de los incendios. Los incendios hechos por gente que sabe lo que incendia y por qué, sean incendios reales o metafóricos, esos sí pueden iluminar futuros. Por eso El Quijote es tan importante. Yo creo que no hay combinación más eficaz para hacer mejor el mundo que un maestro de escuela honrado e inteligente con un Quijote en las manos.”

¡Órale manito!  ¡Que brillante forma de describir el mensaje de Cervantes!  De esa misma manera muchos de nosotros quijoteamos permanentemente el istmo buscando un inexistente oasis, porque falsos Quijotes nos han robado el mandado.  No obstante continuamos quijoteando a lo largo y ancho de este terruño por nuestra insatisfacción con la realidad y el ferviente deseo de cambiarla.

Falta visión y sobresale el egoísmo en un paraíso que tanto ofrece y poco resalta.  La tragedia no es solamente el bribón sino también la ineficacia e inoperancia de la deplorable administración de los recursos resultado del dedazo del de turno que prefiere calentar los sillones con personajes de poca inspiración y obscuros resumés.

Sobre las alevosías de la vida, nuestro caballero andante pone siempre el ideal. Una fe inquebrantable en el bien, en el triunfo de la justicia, en el valor de la voluntad y en la nobleza del sacrificio le guían siempre. Como auténtico varón, Don Quijote proclama sus deberes: “matar en los gigantes a la soberbia; a la avaricia y envidia, en la generosidad y buen pecho; a la ira, en el reposado continente y quietud del ánimo; a la gula y al sueño, en el poco comer que comemos y en el mucho velar que velamos; a la lujuria y lascivia, en la lealtad que guardamos a las que hemos hecho señoras de nuestros pensamientos; a la pereza, con andar por tildas las partes del mundo buscando las ocasiones que nos pueden hacer y hagan, sobre cristianos, famosos caballeros”. Aunque fracase mil veces, Don Quijote no altera su regla: su fuerza al servicio del bien. De esta manera, convierte cada fracaso en triunfo de la conciencia.


La culpa es de todos.  El mejor aliado de los falsos Quijotes suele ser la ignorancia de los Sanchos.  En un país atestado de piratas desde tiempos coloniales la falta de una educación filosófica y profunda nos ha hurtado nuestra personalidad.  La lectura del Quijote y su idealismo se hace entonces de rigor para el cambio que tanto nos prometen y que jamás se realiza.  ¡Gracias Gustavo por el obsequio del lienzo que me permite a diario recordar el caminar del hombre de la Mancha y su poder de sugestión casi infinito!

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