jueves, 22 de enero de 2015

Hacia un Turismo de Lujo


Diario Panamá América
24 de enero 2015

Hacia un Turismo de Lujo
Jaime Figueroa Navarro

Desde Place Vendôme, centro joyero de primer nivel mundial donde se respira lujo en sus boutiques chics y aposentos de siete estrellas, nos sorprendieron esta semana con su visita al istmo Monsieurs Olivier Paillasseur, Socio Ejecutivo y Christopher L.A. Meek, Director Ejecutivo – Americas de Korloff Paris.

A través de las maravillas de la tecnología moderna, me tropezaron en LinkedIn, portal de comunicación profesional del siglo XXI donde todos tenemos la oportunidad de brillar pero desdichadamente pocos dedican el tiempo a desarrollar una huella digital que destaque sus virtudes, utilizando íntegramente la creatividad para mostrar una hoja de vida que estimule al mundo en conocerle. 

Nos citamos en el grácil vestíbulo del elegante hotel Le Meridien, en la esquina de Avenida Balboa y Calle Uruguay donde picoteando entre las lenguas de Molière y Shakespeare, recibimos el discreto saludo de su diestro piloto, recién electo Presidente de la Cámara de Comercio Americana de Panamá, Robert St. John. 

Atraídos como abejas a la miel, estos gentiles caballeros que arribaron al istmo en el vuelo directo de Air France desde el aeropuerto Charles de Gaulle buscan tender redes en lo que se conoce como el Dubái de las Américas , estableciendo la huella del diamante negro en la región.

Picando por delante, su compatriota Gilles Saint Gilles estableció a inicios de siglo en Los Destiladeros de Pedasí el primer hostal boutique en Panamá, Villa Camilla, lanza de frente de su proyectazo Azueros, donde en su restaurante se da el tupé de no ofrecer un menú porque el menú es lo que desee el comensal y donde en los pasillos se topan las estrellas de Hollywood y Wall Street, gozando de muy discreta confidencialidad.

En momentos donde también el diario El País de España destaca la creativa gastronomía local y recibimos la sorpresiva visita de Sir Mick Jagger, vocalista de la famosa banda The Rolling Stones, todo durante los últimos días, tenemos que hacer un paréntesis y llamar la atención del director del aeropuerto de Tocumen, Joseph Fidanque III, solicitando nuevamente la colocación de letreros en francés en la terminal aérea, no solamente porque es necesario sino también por ser elegante y a todos nos toca colaborar en el desarrollo de un plan maestro para el desenvolvimiento de este nicho de turismo, a todas luces mucho más lucrativo que el turismo de masas donde actualmente nos enfocamos.

Inminente es el desarrollo creativo y pujante del sector atlántico.  Nuestras playas caribeñas son de nivel universal, como bien destaca el diario francés Le Monde, pero no así las trochas repletas de basura y baches que nos llevan a algunas de ellas.  Bien valdría la pena que la Administración Varela lanzara de una vez por todas los dados, iniciando una autopista caribeña que dote al país de brillantes diamantes que sirvan de carnada al millón de veleros de lujo que pululan el caribe, dejando en las marinas establecidas riquezas que eliminen los mayores focos de pobreza extrema, lunares inaceptables que afean al istmo en el siglo XXI.

Natural complemento a la obra de expansión del canal, la autopista se pagaría solita, a través de la venta de los vastos terrenos estatales y los impuestos, ahora inexistentes, que crearían los emporios tropicales allí nacientes.  Descentralizando el turismo hacia provincias desahogamos un poco el impulsivo crecimiento de ciudad de Panamá permitiéndonos un enfoque diferente de establecimientos boutique en vez de McDonald’s.


¡Bienvenue au Panama Korloff!   Son ustedes, los del diamante negro, parte de la primera oleada de un futuro descollante de turismo de lujo istmeño, para que la gente deje de distinguirnos como el Dubái de las Américas, sino por el contrario, que reconozcan a Dubái como el Panamá del Medio Oriente.                   

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