Diario
Panamá América
24 de enero 2015
Hacia un Turismo de Lujo
Jaime
Figueroa Navarro
Desde
Place Vendôme, centro joyero de primer nivel mundial donde se
respira lujo en sus boutiques chics y aposentos de siete estrellas, nos
sorprendieron esta semana con su visita al istmo Monsieurs Olivier Paillasseur,
Socio Ejecutivo y Christopher L.A. Meek, Director Ejecutivo – Americas de
Korloff Paris.
A
través de las maravillas de la tecnología moderna, me tropezaron en LinkedIn,
portal de comunicación profesional del siglo XXI donde todos tenemos la oportunidad
de brillar pero desdichadamente pocos dedican el tiempo a desarrollar una
huella digital que destaque sus virtudes, utilizando íntegramente la
creatividad para mostrar una hoja de vida que estimule al mundo en
conocerle.
Nos
citamos en el grácil vestíbulo del elegante hotel Le Meridien, en la esquina de
Avenida Balboa y Calle Uruguay donde picoteando entre las lenguas de Molière
y Shakespeare, recibimos el discreto saludo de su diestro piloto, recién electo
Presidente de la Cámara de Comercio Americana de Panamá, Robert St. John.
Atraídos
como abejas a la miel, estos gentiles caballeros que arribaron al istmo en el
vuelo directo de Air France desde el aeropuerto Charles de Gaulle buscan tender
redes en lo que se conoce como el Dubái de las Américas , estableciendo la
huella del diamante negro en la región.
Picando
por delante, su compatriota Gilles Saint Gilles estableció a inicios de siglo
en Los Destiladeros de Pedasí el primer hostal boutique en Panamá, Villa
Camilla, lanza de frente de su proyectazo Azueros, donde en su restaurante se
da el tupé de no ofrecer un menú porque el menú es lo que desee el comensal y
donde en los pasillos se topan las estrellas de Hollywood y Wall Street,
gozando de muy discreta confidencialidad.
En
momentos donde también el diario El País de España destaca la creativa
gastronomía local y recibimos la sorpresiva visita de Sir Mick Jagger,
vocalista de la famosa banda The Rolling Stones, todo durante los últimos días,
tenemos que hacer un paréntesis y llamar la atención del director del
aeropuerto de Tocumen, Joseph Fidanque III, solicitando nuevamente la
colocación de letreros en francés en la terminal aérea, no solamente porque es
necesario sino también por ser elegante y a todos nos toca colaborar en el desarrollo
de un plan maestro para el desenvolvimiento de este nicho de turismo, a todas
luces mucho más lucrativo que el turismo de masas donde actualmente nos enfocamos.
Inminente
es el desarrollo creativo y pujante del sector atlántico. Nuestras playas caribeñas son de nivel
universal, como bien destaca el diario francés Le Monde, pero no así las trochas repletas de basura y baches que
nos llevan a algunas de ellas. Bien
valdría la pena que la Administración Varela lanzara de una vez por todas los
dados, iniciando una autopista caribeña que dote al país de brillantes
diamantes que sirvan de carnada al millón de veleros de lujo que pululan el
caribe, dejando en las marinas establecidas riquezas que eliminen los mayores
focos de pobreza extrema, lunares inaceptables que afean al istmo en el siglo
XXI.
Natural
complemento a la obra de expansión del canal, la autopista se pagaría solita, a
través de la venta de los vastos terrenos estatales y los impuestos, ahora
inexistentes, que crearían los emporios tropicales allí nacientes. Descentralizando el turismo hacia provincias
desahogamos un poco el impulsivo crecimiento de ciudad de Panamá permitiéndonos
un enfoque diferente de establecimientos boutique en vez de McDonald’s.
¡Bienvenue
au Panama Korloff! Son ustedes, los del
diamante negro, parte de la primera oleada de un futuro descollante de turismo
de lujo istmeño, para que la gente deje de distinguirnos como el Dubái de las
Américas, sino por el contrario, que reconozcan a Dubái como el Panamá del
Medio Oriente.
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