Diario
Panamá América
28
de marzo 2015
Desbordante
Cornucopia
Jaime
Figueroa Navarro
Somos, por naturaleza, animales de
costumbre. El inicio de la primavera en
el hemisferio norte nos debe recordar lo afortunado que somos al siquiera saber
lo que es una pala para nieve. La ciudad
de Worcester, en Massachusetts, donde cursé estudios de preparatoria a finales
de los sesenta, rompió este año la marca de mayores niveles de nieve en un
invierno en la historia de Estados Unidos, mientras aquí pareciera nos quejamos
a diario desde nuestras cómodas hamacas por sandeces.
El ciclo de la envidiable historia panameña inicia,
como bien lo pincela el BioMuseo, por lo que somos: el surgimiento de Panamá de
los mares unificando geográficamente las dos américas no solamente crea un
puente de vida sino que es responsable por la génesis del homo sapiens. Nuestra epopeya colonial creó fuentes de
riqueza que permitió la permanencia de la corona española como el coloso
universal por siglos, fungiendo Panamá como centro comercial y de transito del
mayor botín de oro en la historia.
Acto seguido, la fiebre del oro de California a
mediados del decimonono nos brinda el primer ferrocarril interoceánico del
continente, el capitulo francés de los 80 del mismo siglo hace desbordar la
champaña en el brindis del desarrollo capitalino, perseverado por la imposición
gringa que sanea el istmo de una vez por todas a cambio del imperialismo con
garrote de Teddy Roosevelt que dura casi un siglo.
Hoy, a escasos 15 años de ser amos de nuestro
destino de frontera a frontera, a pesar del vampirismo político de una clase
inculta y peligrosa que jamás le ha importado un bledo con la nación sino más
bien por la imposición de su ego y peculio, suenan los tambores de mayor
progreso a la culminación del proyecto de expansión del canal, a la par de
nuestro extendido lamento por falta de oportunidades.
El colega periodista del New York Times, Keith Schneider,
con quien colaboramos como anfitrión durante su visita de 3 semanas a
Panamá al inicio del verano, nos obsequia en su columna del 24 de marzo en ese
prestigioso diario un termómetro del hormigueo que impacta, de todos los
imaginables sitios, a la costeña ciudad de Savannah en el estado de Georgia,
resultado de la magna obra istmeña.
Veamos.
¿Sabia usted que la expansión del canal
duplicará el volumen de productos que le transitan, a 660 millones de toneladas
métricas? Anticipando este crecimiento,
el estado de Georgia y su Autoridad de Puertos han invertido $758 millones en
el perfeccionamiento de su red vial en adición a $706 millones para la
expansión y dragado de sus puertos. El
puerto de Savannah cuenta con 45.3 millones de pies cuadrados en facilidades de
logística, centros de distribución y almacenamiento, convirtiendo a nuestra
Zona Libre de Colón en su muy escuálido y raquítico hermanito menor. Aquí las brevas abundan ¡pero no las sabemos
aprovechar!
Sigamos.
El mayor centro de distribución de Savannah cuenta con 2.5 millones de
pies cuadrados. Wal-Mart, coloso de las
ventas al detal en proceso de agresiva expansión mundial, opera un centro
logístico de 2 millones de pies cuadrados en Statesboro, a 55 millas de
Savannah, tan inmenso que ocuparía el espacio de dos centros comerciales del
tamaño de Albrook. Otras parcelas
cercanas están siendo utilizadas para la construcción de mas centros de
distribución. OA Logistics/JLA Home, una
subsidiaria de la californiana E&E Company, anunció a comienzos de año los
planes para la construcción de un centro de distribución cercano al puerto de 1.1
millones de pies cuadrados dedicados a pedidos a través de la internet
(e-commerce). A cientos de millas de
distancia, la construcción de otros centros de distribución están en proceso
como resultado de la expansión del puerto.
El año pasado Bed Bath & Beyond inauguró un centro de distribución
de 810,000 pies cuadrados, a un costo de $50 millones en Jefferson, al noreste de Atlanta, a 230 millas
de distancia. Walmart esta construyendo un centro de distribución de alimentos
de 1.2 millones de pies cuadrados, a un costo de $100 millones en Union City, al
sur de Atlanta, a 250 millas del puerto.
Y por allí nos vamos.
A la culminación de mi ciclo de conferencias ¿Por Qué Panamá? en los centros de
estudios superiores universitarios en Panamá y allende, siempre se aproximan
aventajados alumnos en búsqueda de la formula para conseguir un buen
empleo. Recuerdo entonces la bendición
de mi padre y su consejo al despedirnos en la antigua terminal del aeropuerto
de Tocumen y adentrarnos, ensacados adolescentes con elegantes sombreros, a la
aeronave de Panagra que nos trasladaría hacia Massachusetts a mediados de los
sesenta: ¡Quémense las pestañas para conseguir un buen empleo! Eso era entonces. Ahora la consigna es: estudia, aprende y sé
creativo para emprender tu propio negocio.
¡Nada como Panamá y la época actual para coger los mangos bajitos! ¡Aquí abundan las oportunidades!
Aprovechemos esta coyuntura histórica como bien
lo están haciendo las multinacionales y los cientos de empresarios
profesionales extranjeros que se nos unen a diario en la creación de miles de
bien remunerados empleos y de abundante riqueza, en lo que no es, pero debe
ser, uno de los más importantes centros de distribución mundial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario