Diario Panamá América
18 de Julio 2015
Marca País
Jaime
Figueroa Navarro
A raíz de
nuestros recientes comentarios sobre la falla en el sistema de aire
acondicionado del Aeropuerto Internacional de Tocumen, fuimos invitados este
miércoles al despacho de su Gerente General, Joseph Fidanque III, quien
gentilmente tomó tiempo dentro de su ocupada agenda para dedicarnos un tris mas
allá de tres horas, cual cirujanos, presenciamos la disección quirúrgica del
paciente, cubriendo las facetas financieras, operacionales y el Plan Maestro
para la expansión del aeródromo.
A
diferencia de sus predecesores, Tercero, como le conocemos desde hace tres
décadas cuando portaba su sombrero de telecomunicaciones exitosamente
regentando los vaivenes de Mobilphone y fungíamos desde Peoria como su suplidor
de las mejores torres del mundo, aun en pie, respira sencillez y un profundo
amor por la aviación desde su infancia.
Amén de sus indudables éxitos empresariales, iluminado por unos padres
que granjearon el favor de sus clientes por una calidad en servicios poco usual
para la época y el patio en su agencia de viajes de calle 50, estamos frente a
un espécimen raro en nuestro haber político, un hombre honesto, conocedor y
apasionado del tema que se le adjudica.
Durante
nuestro recorrido a lo largo y ancho dentro de la zona libre de la terminal
revisamos minuciosamente detalles como las alfombras, inodoros, los techos, el
inoperante y estéril kiosco de la Autoridad de Turismo de Panamá frente al
muelle 23 y los nuevos locales comerciales que afloran a diestra y siniestra
supliendo la savia para la operación financiera del monstruo. Tocumen, como reflejo istmeño, se ha
convertido en un titánico bazar donde sus 10 millones de transeúntes anuales,
entre vuelos, pueden comprar lo que no hay en su tierra a un muy asequible
precio. Fidanque maneja bien las cifras
y mejor aun, es un regente justo al que se le puede accesar sin prebendas
asegurando la selección del más calificado por sus méritos y no por obscuros
intereses.
Rascando su
cerebro, fue precisamente durante nuestras conclusiones que logré captar su
atención puntualizando lo que siempre he mantenido, la imperante necesidad que
Tocumen se convierta en un espejo de nuestra marca país.
Marca País es un concepto utilizado en mercadeo y comunicación para referirnos al valor
intangible de la reputación e imagen de marca de un país a través de múltiples
aspectos, tales como sus productos, el turismo y la cultura que determinan los
valores que se asocian a ese país. Una buena marca país es, para los defensores
de este concepto, un valor añadido para los productos provenientes de ese país
y etiquetados como «made in...», así
como para el turismo, la atracción de capital extranjero, la captación de mano
de obra y su influencia política y cultural en el mundo. Como consecuencia de
ello, numerosos países cuentan con organismos dedicados a mejorar su imagen de
marca y enfatizar sus cualidades diferenciadoras. Panamá, a pesar de su inmenso potencial, no
es uno de ellos.
Exige Tocumen, como el mayor sitio de visitantes temporales, al igual que
el Centro de Visitantes de Miraflores, como su homologo ya dentro del istmo,
una metamorfosis en la exposición y venta país haciendo evidente al forastero,
el sabor y miel que nos caracteriza.
Exigen Tocumen y Miraflores urgentemente la presencia de empolleradas y un
fascículo temático cuasi Disney donde
los visitantes queden atónitos ante platillos tropicales como el ceviche de
corvina y la chicha de guanábana, al son de la murga de Panamá, que le inciten
a explorar esta tierra bella. A falta de
esto, y a pesar de su rotundo éxito financiero, Tocumen y Miraflores son un
fracaso. Como esponja, absorbió bien
este tema nuestro interlocutor. Estaremos
trabajando en conjunto para convertirle en realidad en los próximos meses. Y el aire acondicionado enfriará
placenteramente recibiendo lo que le hacia muchísima falta, un mantenimiento
continuado. ¡Vamos bien!
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