Diario
Panamá América
15 de agosto 2015
La Tienda
de Tocumen
Jaime
Figueroa Navarro
Nuestros
primeros escritos sobre el quehacer turístico istmeño datan de finales del
siglo pasado, primordialmente enfocados en la esterilidad del aeropuerto
internacional de Tocumen en la venta de imagen país.
En el año
2004 relataba en el diario La Prensa, bajo el titular Panama 101 – Como no Perfeccionar el Turismo, lo siguiente: “Harto he escrito, y ha
caído en oídos sordos, sobre los variados temas del turismo en Panamá.
Reconociendo la gravísima crisis económica que padece el país como resultado,
preponderantemente, de la falta de seriedad y profesionalismo en la
administración de la cosa pública por parte de personeros de partidos políticos
contrarios, cuyo norte es el mejoramiento de su situación personal y no del
colectivo de la nación, Panamá debería contar con un programa trascendental,
evaluable a corto, mediano y largo plazo y con resultados cónsonos al inmenso
atractivo que representa el istmo al turismo mundial. Mientras no haya orden y disciplina, mientras
no haya el deseo de hacer las cosas bien desde la primera vez, seguiremos
zozobrando en este mar de estiércol, con una mirada indiferente a las
soluciones de empleo de las mayorías, de los pobres de Panamá. Entonces,
después, cuando nos asalten, nos roben y nos maten, que nadie llore”.
Ya para el año 2012, esta vez en el diario La Estrella de Panamá, bajo en
titular Pescando Turistas, expresaba
lo siguiente: “Nos preguntamos
como gozando con la excepcional oportunidad de exponer a los millones de
pasajeros en transito los particulares atractivos istmeños, en su lugar vegeta
un melancólico bazar, estampa de centros comerciales globales, que en nada
beneficia al turismo nacional. Una falta de imaginación, nacionalismo y
aprovechamiento turístico funestamente exhibe la actual administración, en nada
diferente a las anteriores. Escuetos intereses comerciales reflejan
nuestros líderes, beneficiando a un puñado de comerciantes en vez de
transfigurar Tocumen en una aventura para el visitante que le incite a volver e
intimar esta linda tierra. Malgastados millones en publicidad que poco
impulsan el caudal de nuestro destino, bien pudiesen puntualizarse en la
presentación de un aeropuerto, que al abrir el telón, en escena ilustre Panamá,
su verdor y polleras, sus exóticos platillos y los mejores cafés del orbe, su
extraordinaria historia y particulares atractivos, donde el visitante marche
con un distintivo apetito por regresar, posterior a paladear un suculento
ceviche de corvina, una crema de pixbae y pepitas de marañón engulléndoles con
una chicha de guanábana”.
Todo parece indicar que finalmente en
Aeropuerto Internacional de Tocumen contará con una tienda país, reflejo de
nuestra terquedad nacionalista y nuestros continuados señalamientos en los medios
escritos, foros, exposiciones universitarias, a clubes cívicos, organizaciones
gremiales y en conferencias, dentro y fuera del país.
Lo que no debemos permitir bajo ninguna
circunstancia es el peligroso escudriñar y coqueteo por empresas foráneas que
pretenden apoderarse de algo que es tan nuestro como el canal y una actividad
que debe, bajo toda circunstancia ser ejercida por empresas nacionales de
comprobada solvencia, experiencia y calidad en la presentación de productos en
lugar de llaveritos y chucherías “made in
China”.
Tanto el Dr. Arnulfo Arias, fundador del
actual partido en el poder como el General Omar Torrijos, para bien o para mal,
las figuras mas insignes del siglo pasado en Panamá, estarían ambos de acuerdo
que a “la Patria no se le ponen condiciones” y que en este caso en particular
este oficio, esta sagrada estampa istmeña, este arcoíris de nuestra
nacionalidad, debe ser regentado por nacionales, jamás vendiendo lo más sagrado
de nuestra representación a cambio de monedas o prebendas foráneas, como se ha
convertido el pésimo ejemplo que nuestra clase política ha dejado como triste
herencia a nuestros descendientes.
¡Mucho ojo con esto Señor Presidente y Señor Administrador del
Aeropuerto de Tocumen!
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