Diario
Panamá América
22
de agosto 2015
Solo en
Panamá
Jaime
Figueroa Navarro
A un costo de $3.5 millones de Balboas, la semana pasada COPA Airlines y la
Autoridad de Turismo de Panamá anunciaron la campaña Solo en Panamá cuyo objetivo es incrementar el numero de turistas a
nuestro país provenientes de América el remanente del año en curso con especial
énfasis en turistas provenientes de Brasil, Colombia, México y Estados Unidos,
países considerados claves por su alto flujo de pasajeros hacia Panamá, teniendo
como meta la entrada de 40 mil pasajeros al istmo entre mayo y noviembre de
2015.
Paralelamente, COPA Airlines reportó un descenso en utilidad neta de 46%
para el segundo trimestre del año en curso provocados por el bajo movimiento de
pasajeros en Brasil, México y Venezuela, su peor resultado en los últimos años.
Amén que la Autoridad de Turismo de Panamá asumió los $3.5 millones de la
campaña, nos parece ambivalente e improvisado enfocar los fondos de la entidad
estatal en una carnada hacia mercados en su mayoría equivocados por las
realidades del momento.
Veamos: No cesan en Brasil las
demostraciones en contra de la Presidente Dilma Rousseff, recién reelecta en un
lapsus mentís del electorado a pesar de la monumental crisis del mayor país
sudamericano acentuada por vergonzosos escándalos de corrupción que sobrepasan
fronteras. México, por otro lado,
anuncia nuevas devaluaciones del peso frente al dólar que invitan a sus
compatriotas más bien a la practica del turismo domestico, tan bien aspectado
en el hermano país azteca. Y Venezuela,
ni hablar, la izquierda nacionalista de Maduro estrangula cada vez más el flujo
de dólares convirtiendo el viajar en un sueño cada vez más oneroso para los
pocos que pueden convertirle en realidad.
Estados Unidos es un mercado muy complicado para cucharadas de un elixir
milagroso. A falta de una encuesta al
turista que nos serviría como termómetro de nuestro comportamiento como destino
turístico, la lectura de opiniones de viajeros tatuadas en sitios virtuales
como TripAdvisor reflejan el desencanto
gringo con Panamá como destino.
Múltiples factores desatan el fenómeno:
la falta de vocación de servicio, la basura por doquier y los
injustificados atracos a través de una política informal del gringo pricing de los taxistas, entre
otros, resaltan como acné istmeño. La
falta de señalización, literatura, oferta e informalidad del destino son notables
elementos secundarios.
Añadiendo la brutal competencia de un México barato, cercano y con
productos turísticos maduros al igual que el incipiente convite de una Cuba con
las mejores playas del Caribe y a la vez un museo de mediados del siglo pasado
con automóviles de la época, el cha cha cha y los mojitos de la Bodeguita del
Medio, alejándonos cada vez más del mercado norteño.
A gritos nos hace falta un plan, sesudamente planificado, en vez de las
improvisaciones que tan caro nos cuestan.
Y es que las autoridades, no de este gobierno sino de todos, no
entienden la esencia de la estrategia turística. Visitar a las líneas de cruceros que nos
atiborran con el turismo menos deseado, por los limitados gastos promedio de
los cruceristas a cambio de garantías de costos, no nos parece el camino a
seguir. Panamá tiene mucho que ofrecer
para un turismo de bolsillos profundos que busca originalidad, calidad en
servicios y ofertas en vez de la McDonalización en que nos hemos
convertido. Duele que contando con los
medios, con un atractivo único, descritos por el diario The New York Times como
“una vergüenza de exuberancia tropical” constantemente titubeemos ante la
descomunal ignorancia. ¡Hasta cuando
Panamá!
Excelente articulo, claro y contundente.
ResponderEliminarDiría, que decir más !
Habría mucho que decir, pero como usted lo dijo bien en conclusión. frente a la descomunal ignorancia ....
Realmente esas decisiones y esos directores son una vergüenza y un insulto a los que trabajamos en turismo, y nos esforzamos con energía y dedicación, teniendo que aguantarnos unos "líderes" que no tienen idea de lo que hacen ni a donde van.
Gracias por su, no sé si decir, valentía o locura, tratando de comentar lo inexplicable.
serge Serrano