Diario
Panamá América
29
de agosto 2015
Panamá
La Nueva
Jaime
Figueroa Navarro
A pesar de
los continuados estruendos evidentes en una América Latina que no cesa de
protestar por vergonzosos actos de corrupción, de una flácida economía China
que se hace eco en los recientes desplomes de las bolsas de valores mundiales y
de una Europa y Norteamérica afectadas por la inmigración de los más pobres, el
tema del turismo en Panamá no deja de apasionarnos por sus potencialidades, a
pesar de caer en las sordas orejas de los gobernantes de turno y el desgreño
generalizado de los que asumen liderar esa importante cartera, tanto en el
sector privado como en el publico.
Ante la
incapacidad e indiferencia en que nos encontramos en coyunturas en que
debiésemos velar por sembrar magnetos al turismo que reviertan en frutos a
mediano plazo en una anémica industria que clama por soluciones, nos atrevemos
a presentar un proyecto, una idea que brota del escepticismo, que bien pudiese
resultar en multiplicar las lánguidas cifras de visitantes.
Empero que
Costa Rica acoge un numero superior de visitantes anuales, que bien podríamos
calificar de verdaderos turistas al efectuar un análisis comparativo con
Panamá, cuyos números incluyen un nutrido grupo de comerciantes que no vienen a
hacer turismo, a nuestro favor gozamos de una henchida historia, envidia de
nuestros vecinos, que no hemos sabido aprovechar.
Un ejemplo
en caso es el Casco Antiguo y su lentísimo renacimiento. ¿Recuerdan los que adornan sus cabelleras
con canas, el fétido tugurio, sede del Palacio de las Garzas con la Comandancia
de la Guardia Nacional como lindero chorillero, matizado por inmuebles
abandonados donde reinaba la anarquía y el “bullying” de los políticos y las
pandillas? Se encuentra en una perezosa
metamorfosis para al final convertirse en un valioso magneto al turismo,
obligando a la prensa italiana a describir nuestra capital como “un menjurje
tropical de Manhattan y Venecia”.
Poniendo en
marcha un Plan Maestro de Turismo Histórico que imponga la plena reconstrucción
de Panamá La Vieja, primera ciudadela colonial del Pacífico de las Américas, por
más que UNESCO berree “blasfemia”, incluyendo la reincorporación del Camino
Real hasta Portobelo, también reconstruida y complementada por el mayor puerto de veleros del Caribe, permitiendo el
más corto peregrinaje de océano a océano en la denominada Ruta del Oro, Panamá
apuesta a multiplicar su turismo y rebasar a gritos a nuestros vecinos. Releguemos
entonces el árido Camino de Santiago de Compostela, de mayor extensión (781
kms. desde los Pirineos hasta Galicia) con cifras que sobrepasan los 10
millones de visitantes anuales. ¡El
nuestro goza del envidiable verdor tropical y sus azuladas mariposas!
Paralelo al
Casco Antiguo, el valor de la Ciudad de Panamá La Vieja, del Camino Real y de
Portobelo se verían germinados por la puesta en sitio de una aventura que
permita al viajero revivir nuestra rica experiencia tropical, el vez de unas
soberbias ruinas, retazos de profunda historia que ha sido comprobado por su
poca afluencia, que no atraen como tal.
El proyecto tendría que ser aspectado por estructuras enteramente
coloniales, adornadas por carruajes de la época, callejones que inviten a su
exploración y parajes dentro del Camino Real que permitan esparcimiento y
descanso con una oferta gastronómica puramente nacional, un camino señalizado
con afluentes que permitan un rastreo ecológico, folclórico y étnico propios
del istmo.
Triangulando
el proyecto con la inclusión del sendero del cerro Pechito Parao en Darién,
desde cuya cumbre Balboa visualiza el majestuoso Mar del Sur hasta San Pedro de
Taboga, ataviada por sus flores, los
neófitos bocetos de Gauguin y la segunda iglesia más antigua de Tierra Firme,
todo a bordo del galeón Balboa, novel embarcación que le haría honra a nuestra sede colonial, nuestro
proyecto apuesta a un floreciente turismo que atiborre las escuálidas cifras de
ocupación hotelera y efectivamente nos ubique como destino obligatoria de
escala, dejando en segundo plano al canal y su extenuado turismo de cruceros. Buenos
días Panamá La Nueva ¿qué esperamos?
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