Diario Panamá América
26 de septiembre 2015
Liderazgo y Motivación
Jaime Figueroa Navarro
Con motivo de la celebración
del Día Internacional del Turismo recibí una invitación de la Dra. Rosa Mora,
Decana de la Facultad de Turismo y Hotelería de la Universidad Latina para
disertar el pasado jueves frente a un selecto número de estudiantes, docentes y
profesionales sobre Liderazgo y Motivación.
Para la víspera acostumbro
anualmente colaborar con los esfuerzos pedagógicos del patio intimando con los
más jóvenes sobre experiencias
particulares en algún remoto sitio de la geografía istmeña, siempre
recordándoles que Panamá es el conjunto de todas sus experiencias, su riquísima
historia y su afortunada ecología. Caso
en mano, nuestra reciente expedición a la cumbre del cerro Pechito Parao en el esplendido
Darién, desde donde se lleva a cabo el avistamiento del Mar del Sur por el
Adelantado Vasco Núñez de Balboa, hará ya 502 largos años.
No trata nuestro turismo sobre
los escandalosos rascacielos donde se extravía
la personalidad al abrir y cerrar de elevadores donde no se sabe, como
en la Torre de Babel, ni lo que se va a encontrar ni que idioma habla. Tampoco trata nuestro empeño en compartir
coca colas y hamburguesas en sitios emblemáticos como el Aeropuerto
Internacional de Tocumen o el Centro de
Visitantes de Miraflores en el canal de Panamá.
Nuestro turismo trata sobre las peculiaridades de la pollera, las molas
de San Blas, aguas termales de Caldera, y un ceviche de corvina, pero
debidamente presentadas.
Es allí donde recae la urgente
necesidad del liderazgo que tanta falta nos hace y la falta de motivación que
parece ser el modus operandi del istmeño.
Para efectos de nuestra
conversación liderazgo lo define el
Diccionario de la Real Academia Española, como: “Situación de superioridad en que se
halla una empresa, un producto o un sector económico, dentro de su ámbito”. En el turismo istmeño no existe el liderazgo,
más bien el dedazo del presidente de turno, con la selección de obscuros
personajes que no pueden liderar porque no conocen el tema.
De
la misma fuente, motivación es un: “Ensayo
mental preparatorio de una acción para animar o animarse a ejecutarla con
interés y diligencia”.
Durante
mis años de estudios universitarios, al igual que todos mis compañeros en
Nebraska, trabajaba unas horas por semana para complementar nuestras tasadas
mesadas, como mozo en el Restaurante Cornhusker, en la época el mejor de
Lincoln. Al comparecer los comensales me
presentaba muy respetuoso, cordial y siempre ameno, revisando cual Sherlock Holmes muy
minuciosamente cada detalle sin esconder muy cálidas y tropicales
sonrisas. Nebraska rima con Alaska y es
igual de frio. Su población es en su
mayoría de origen escandinavo u alemán.
Por ende en la década de los setenta yo era un bicho raro en ese sitio,
era bien notoria la diferencia de esos especímenes de homo sapiens con un
panameñito vida mía, así como si un esquimal se presenta al carnaval de Pedasí.
Posterior
a un espectacular servicio donde me esmeraba en presentar la mejor mesa del refectorio,
nacía como por confianza, la pregunta de rigor: ¿De dónde eres Jaime?” a la
cual ripostaba con pasión: “Vengo del paraíso” retirándome con algunos
cubiertos. Al retornar, la curiosidad
humana rogaba en volver a preguntar: “¿Y donde quedaría el paraíso
Jaime?”. Allí lanzaba el anzuelo
respondiendo: “El paraíso es Panamá” y poco a poco engullían la dulce carnada
al relatarles los tintes istmeños, las playas, sus azuladas mariposas, quedando
tan embebidos en mis detalles, que no era raro recibir una propina que
sobrepasara los cien dólares. El
propietario tomó nota, decía que era un artista en pleno escenario. Le decía que todos los actos de nuestras
vidas los debemos hacer con pasión y entrega, indistintamente del sombrero que
luzcamos.
De
eso se trata…es tan sencillo.
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