miércoles, 30 de septiembre de 2015

Liderazgo y Motivación



Diario Panamá América
26 de septiembre 2015

Liderazgo y Motivación 
Jaime Figueroa Navarro

Con motivo de la celebración del Día Internacional del Turismo recibí una invitación de la Dra. Rosa Mora, Decana de la Facultad de Turismo y Hotelería de la Universidad Latina para disertar el pasado jueves frente a un selecto número de estudiantes, docentes y profesionales sobre Liderazgo y Motivación.

Para la víspera acostumbro anualmente colaborar con los esfuerzos pedagógicos del patio intimando con los más jóvenes  sobre experiencias particulares en algún remoto sitio de la geografía istmeña, siempre recordándoles que Panamá es el conjunto de todas sus experiencias, su riquísima historia y su afortunada ecología.  Caso en mano, nuestra reciente expedición a la cumbre del cerro Pechito Parao en el esplendido Darién, desde donde se lleva a cabo el avistamiento del Mar del Sur por el Adelantado Vasco Núñez de Balboa, hará ya 502 largos años.

No trata nuestro turismo sobre los escandalosos rascacielos donde se extravía  la personalidad al abrir y cerrar de elevadores donde no se sabe, como en la Torre de Babel, ni lo que se va a encontrar ni que idioma habla.  Tampoco trata nuestro empeño en compartir coca colas y hamburguesas en sitios emblemáticos como el Aeropuerto Internacional de  Tocumen o el Centro de Visitantes de Miraflores en el canal de Panamá.  Nuestro turismo trata sobre las peculiaridades de la pollera, las molas de San Blas, aguas termales de Caldera, y un ceviche de corvina, pero debidamente presentadas.

Es allí donde recae la urgente necesidad del liderazgo que tanta falta nos hace y la falta de motivación que parece ser el modus operandi del istmeño. 

Para efectos de nuestra conversación liderazgo lo define el Diccionario de la Real Academia Española, como: “Situación de superioridad en que se halla una empresa, un producto o un sector económico, dentro de su ámbito”.  En el turismo istmeño no existe el liderazgo, más bien el dedazo del presidente de turno, con la selección de obscuros personajes que no pueden liderar porque no conocen el tema.

De la misma fuente, motivación es un: “Ensayo mental preparatorio de una acción para animar o animarse a ejecutarla con interés y diligencia”. 

Durante mis años de estudios universitarios, al igual que todos mis compañeros en Nebraska, trabajaba unas horas por semana para complementar nuestras tasadas mesadas, como mozo en el Restaurante Cornhusker, en la época el mejor de Lincoln.  Al comparecer los comensales me presentaba muy respetuoso, cordial y siempre ameno,  revisando cual Sherlock Holmes muy minuciosamente cada detalle sin esconder muy cálidas y tropicales sonrisas.  Nebraska rima con Alaska y es igual de frio.  Su población es en su mayoría de origen escandinavo u alemán.  Por ende en la década de los setenta yo era un bicho raro en ese sitio, era bien notoria la diferencia de esos especímenes de homo sapiens con un panameñito vida mía, así como si un esquimal se presenta al carnaval de Pedasí.

Posterior a un espectacular servicio donde me esmeraba en presentar la mejor mesa del refectorio, nacía como por confianza, la pregunta de rigor: ¿De dónde eres Jaime?” a la cual ripostaba con pasión: “Vengo del paraíso” retirándome con algunos cubiertos.  Al retornar, la curiosidad humana rogaba en volver a preguntar: “¿Y donde quedaría el paraíso Jaime?”.  Allí lanzaba el anzuelo respondiendo: “El paraíso es Panamá” y poco a poco engullían la dulce carnada al relatarles los tintes istmeños, las playas, sus azuladas mariposas, quedando tan embebidos en mis detalles, que no era raro recibir una propina que sobrepasara los cien dólares.  El propietario tomó nota, decía que era un artista en pleno escenario.  Le decía que todos los actos de nuestras vidas los debemos hacer con pasión y entrega, indistintamente del sombrero que luzcamos.

De eso se trata…es tan sencillo.

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