Diario Panamá América
3 de octubre 2015
Desencajado
Turismo
Jaime
Figueroa Navarro
Bregando en
multinacionales a través de cuatro décadas se aprende a cocer habas a lo largo
y ancho de latitudes y longitudes. En 1989, en las impávidas colinas del área
metropolitana de la ciudad de Nueva York se aliñaba la venduta de las
subsidiarias de IBM en Centroamérica,
mientras afligía asestado inertemente tras el volante a diario desde la
rural Connecticut a la sede de las Américas y Medio Oriente, pasando frente a
la casa matriz de la revista Reader’s
Digest, en Pleasantville, planificando un futuro alejado de la empresa más
admirada del mundo.
Siendo la
vida un rompecabezas donde si te duermes no encuentras la próxima pieza, giré
de entorno retornando al medio oeste rural, cuna de mis estudios superiores,
logrando un reajuste profesional efectivo, alejado de las computadoras ahora concibiendo
el entramado internacional de la naciente industria celular, desde Peoria,
Illinois. Todas estas actividades me
sirvieron como lecciones sobre ajustes, cambios, las permanentes
transformaciones de nuestro diario acontecer que nos obligan a fraguar
creatividad en un mundo progresivamente cambiante.
En
entrevista a Bloomberg News en Nueva York esta semana, el Presidente Varela se
aflige públicamente ante las devaluaciones cambiarias de los mercados de
Colombia y Brasil y su negativo impacto sobre el turismo istmeño. Preocuparnos no nos lleva a ninguna solución,
evidentemente se precisa de una planificación orquestada para evitar el
balbuceo de quejidos y bachillerías en lugar de ubicar exitosamente la próxima
pieza del rompecabezas.
Ante todo,
la presentación del destino, la calidad de la oferta y su sostenibilidad son
elementos claves para fomentar el desarrollo y maximizar nuestros ingresos turísticos. Sobre esta fístula, acertadamente formulada
en el Plan Maestro de Desarrollo Turístico 2007-2020, todas las
administraciones, desde su génesis, han fracasado en su implementación. Simplemente la soberbia presentación de
rascacielos de la vigésima metrópolis más alta del mundo se ve mortalmente mermada
ante el espantoso espectáculo de telarañas, aceras cuarteadas u inexistentes,
calles atiborradas de baches y los renacientes diablos rojos que tanto dinero
nos costó liquidar, paladines de un anárquico
conducir, más desordenado que Roma y Rio de Janeiro juntos. Ni hablar de costas, como el resto del
panorama, atiborradas de basuras en cada amanecer istmeño.
Por otro
lado, reconociendo que la mayoría del turismo nacional se origina en Norteamérica,
se hace evidente un enfoque prioritario sobre esa geografía, por su cercanía,
fortaleza monetaria y lazos tradicionales, sin dejar desatendidos otros
mercados latentes y nacientes. Durante
el segundo mes de su gestión, formulé un plan para la permanente y agresiva
penetración de estos mercados durante una reunión con el entonces Ministro de
Turismo Jesús Sierra, estrategia que cayó en oídos sordos del administrador y
sus asesores, algo tal vez tan sensible como la indescifrable falla de algunas
de las pocas escaleras eléctricas del aeropuerto internacional de Tocumen al
paralelo anuncio de un aumento en los impuestos de salida para foráneos y
locales, tóxicamente afectando su competitividad, posterior a una falla
generalizada del sistema de aire acondicionado que demoró semanas en su
reparación.
Escúchese
bien, cuando Cuba nos haga el mandado en turismo, a pesar de su sexagenario
socialismo, su ruin infraestructura e índices de pobreza generalizada, veremos
el espectáculo de una isla que sabrá armar bien su rompecabezas, en perjuicio
de nuestro turismo, sin titubeos y con la constancia de una urgencia nacional
por atender bien al Yankee revolviendo
las fichas del dominó caribeño, como bien se le adelantó Vietnam, con un
revolucionariamente transformado “¡hasta la victoria siempre!”
CUBA next world destination... yes you are right Jaime!
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ResponderEliminarPanamá ocupa una ciudad capital totalmente nueva, desde cero.
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