jueves, 28 de abril de 2016

Armando Convenciones

Diario Panamá América
23 de abril 2016

Armando Convenciones
Jaime Figueroa Navarro

Prácticamente desapercibida pasó recientemente en Panamá la celebración  del Día Mundial de Turismo de Convenciones, precisamente cuando la Organización Mundial del Turismo rotula que este importante renglón cuenta con un efecto cuatro veces mayor que el turismo recreativo.

Nos ha servido el Centro de Convenciones ATLAPA como un laboratorio por más de cuatro décadas, donde hemos aprendido como hacer y no hacer las cosas.  Su tutela bajo el estado, como todo lo que se presta a los vaivenes de la política tropical, no ha rendido los frutos esperados de tan valiosa inversión.

Ahora que finalmente se ha dado la luz verde para la finalización de la magna obra, el moderno Centro de Convenciones de Amador, es eminente hacer un paréntesis y analizar de raíz nuestros objetivos en un momento obscuro del turismo nacional.  Obviamente, no puede servir Amador como fiel copia de ATLAPA, sobremanera cuando los índices negativos de ocupación hotelera en la ciudad capital impactan seriamente a la industria.

Precisa la nueva obra de un administrador idóneo, conocedor del tema, bien conectado a nivel profesional, que cumpla con un cronograma de objetivos fijos de ocupación plena.  Esta perito no esta aquí, de seguro se desempeña en un centro clave de la industria, tal como Las Vegas, que el año pasado celebró más de 20,000 convenciones y reuniones con un total de 6 millones de asistentes.

Es tan vital este tema para el desarrollo de un turismo fluido y permanente los 365 días del año que no podemos permitirnos que los entrevistadores sean figuras obscuras, sin conocimientos de causa, solamente buscando ubicar un conocido o pariente.  La selección y las prestaciones de la persona ideal deben enmarcarse dentro de la realidad del entorno.  Barato no será, pero si harto eficiente.


El tiempo es de esencia, aprovechando desde ya  una ducha planificación para exprimirle el jugo hasta la ultima gota a la vital inversión de Amador, de forma tal que el turismo de convenciones salpique en beneficios para todos y al abrir no tengamos que velar por su éxito, comprometidos con resultados, sin excusas ni bachillerías.

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