Diario
Panamá América
26 de marzo 2016
Hierbas
Verdes del Otro Lado
Jaime Figueroa
Navarro
Acogiendo
cordial invitación de mi colega, hotelero canadiense Charles Matchim de Saint
John, Newfoundland, por allá en la curumbita del país norteño, descubierto por
John Cabot en 1494, utilizado como centro de pesca e intercambio de pieles por
cazadores, con ese frio que da carácter en esta época del año, a Dios gracias
nuestro punto de encuentro fue 3,500 kilómetros hacia el sur, en Fort Myers,
Florida.
Por lo
garganteo y frio que se ha convertido el aeropuerto de Miami, y ojalá esto no
ocurra con Tocumen, tomé el vuelo de Copa a Fort Lauderdale, en la misma
vecindad del sur del estado de Florida, mucho más cómodo y expedito. Lo único que no me gustó de Copa, porque todo
lo demás fue perfecto, es que eliminaron el postre de las comidas. Ese pequeño ahorro deja un sinsabor en los
pasajeros, toma nota Copa.
Durante
el verano europeo, en julio de 2008, cursando invitación de nuestros amigos
Marco y Luciana Merula de Torino, Italia, Mayin y yo fuimos acogidos por Marco
en el aeropuerto de Malpensa, que sirve a la ciudad de Milán, poniendo a
nuestra disposición un vehículo Fiat 500, maravilloso escarabajo, el pulgarcito
de los carros, que dispensaba cerca de 100 kilómetros por cada caro galón
circundando los doce dólares. Fue así
que visitamos la Riviera francesa sin problemas de estacionamiento. Al retirar mi auto de alquiler en el
aeropuerto, la dependiente me dijo que fuese a la fila C y escogiese el auto de
mi gusto. ¡Allí estaba bien escondido el
Fiat 500x, hermanito mayor de Pulgarcito!
Al
centro del sur del estado de Florida se encuentra un enorme manglar repleto de
lagartos y otros reptiles no amistosos, dicen que ahora hasta anacondas, donde
no quisieras quedar varado una noche, cruzando los 226 kilómetros que incluyen
el Everglades Wildlife Management Area, el Big Cypress National Preserve Park y
el Picayune Strand State Forest antes de llegar a Fort Myers en la costa oeste,
sufragando la ridícula suma de $3 por peaje en una carretera que se caracteriza
por su excelente calidad y yerbas mantenidas como si se tratase de un campo de
golf, sin realces de pataconcitos, porque aquí también hay pobres, pero la
gente no es cochina.
Nuestro
punto de reunión en las afueras de Fort Myers fue un restaurante Arbys, comida
rápida no chatarra, consistente en sándwiches de roast beef finamente rebanado
y su espectacular batido de Jamocha, fina fusión de chocolate con café, que nos
hace comprender porque la mayoría de los norteños son obesos.
Era el
día de San Patricio, y los Medias Rojas de Boston estrenaban uniformes verdes
en JetBlue Park, su centro de entrenamiento primaveral. San Patricio es el santo patrono de Irlanda y
su día es encantador por tratar de transformar los sueños de invierno en magia
de verano. Muchos de los ciudadanos de
Boston son de origen católico irlandés por lo cual es venerado en esta
geografía del país. Y los Medias Rojas o
Medias Verdes, no desilusionaron, ganando 9-5 en un festín ofensivo ante los
Orioles de Baltimore.
JetBlue
es una copia dimensional de Fenway Park en Boston, el parque más antiguo y
amistoso de las grandes ligas de beisbol.
La mayoría de los presentes eran de Nueva Inglaterra, muchos jubilados,
otros familias en vacaciones huyendo el frio invernal para el goce de su equipo
favorito. Desde el arribo, donde se
cobra $10 por estacionamiento y te dirigen exactamente al sitio donde ubicas tu
auto, hombres con banderillas como si se tratase de estacionar un avión en el
aeropuerto, hasta la salida donde se encuentra un destacamento de policía
estatal para evitar conductores ebrios, todo es ordenado. Aburrido trabajo de los aseadores posterior a
los juegos porque no dejan detrás ni un papelillo.
Ejemplo
a seguir para el homo sapiens panamensis. La semana anterior visitamos
Palenque, paradisiaca playa caribeña en la costa arriba de Colón, donde la
mejor forma de llevar invitados foráneos en vendarles desde Sabanitas para que
no se alarmen por el espectáculo de las grandes cantidades de basura por
doquier, un insulto a los cochinos y a todos los que permitimos, que tratando
de hacer turismo, estos cavernícolas lo echen todo a perder. Que bueno fue ver la hierba verde del otro
lado. ¿Cuándo aprenderemos a portar los
pantalones largos?
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