Diario
Panamá América
19
de diciembre 2015
Caro
Favor al Turismo
Jaime Figueroa
Navarro
Con
seis millones de lectores, la revista Forbes
es la publicación de negocios más
popular en los Estados Unidos, con una gabela que sobrepasa los 2.5 millones de
lectores sobre su próximo competidor.
Dentro de su exclusiva clientela se encuentran los más ricos y famosos
por lo que su opinión es considerada muy influyente en incrementar o mejorar
perspectivas sobre cualquier tema que escudriñe
positivamente.
En su
edición del 11 de diciembre la prestigiosa editorial publica un artículo de la
pluma de Jennifer Kester titulado: “Como Panamá se esta convirtiendo en el
próximo destino de lujo”. Sin importar la opinión, por cierto muy
correcta, de la periodista Kester, la lectura del titulo e impactantes gráficas,
lanzan un anzuelo difícil de evadir sobre un país que borra del tablero de la
memoria los sombríos años de dictadura tercermundista, el burlón pseudónimo de
república bananera y la intuición de una absoluta dependencia en el canal que
ellos nos construyeron.
En un
país que expone los más bajos índices de aprobación a la labor del gobierno,
envuelto en una serie de juicios de alto relieve que parece circundar la
productividad de los funcionarios y el generalizado cuestionamiento de la
eficiencia de sus ministros y directivos, con una creciente frustración por los
descomunales tranques que obligan hasta al más cercano de los colaboradores del
Presidente a clamar: ¿dónde están los agentes de transito? o ¿es que no se mide
la productividad de todos por la desidia o indiferencia en actuar?, la crónica
de la revista Forbes guarda más peso
que todos los millones que pueda gastar en publicidad la Autoridad de Turismo
de Panamá.
Kester
nos muestra un Panamá de genuino lujo que apetece a los más pudientes,
transitando los pasillos del nuevo centro comercial Soho y sus boutiques de
renombre mundial, los hoteles American Trade en Casco Antiguo, Trump en Punta
Pacífica y los gemelos Ritz Carlton en construcción en Calle 50 e islas de Las
Perlas, sin olvidar el metro más moderno del mundo, su futura expansión y la
del canal, invitando a sus lectores a visitar Panamá desde ya.
Añadiendo
a todo esto, nos toca a cada uno de nosotros colaborar con nuestro granito de
arena, iniciando con lo más fundamental, abandonar el mugriento vicio de
arrojar desperdicios por doquier que demuestra la más baja autoestima y falta
de respeto por todos aquellos que nos rodean.
Tenemos que igualmente prepararnos para la avalancha de visitantes que
se aproximan, siendo más conscientes, más sonrientes y menos rateros para
asegurarnos su mantenido flujo.
Turismo
de lujo implica educación, actitud y profesionalismo. No podemos, valga la redundancia, darnos el
lujo de hacer las cosas a medio palo.
Aprenda inglés, francés, alemán y otras lenguas, recuerde que mientras
mejor se comunique en este mundo globalizado, sus ingresos se verán
multiplicados. Amplíe su vocabulario,
escriba sin errores ni horrores. El
turismo de lujo es el que mejor paga pero exige lo mejor de cada uno de
nosotros. Urgimos reprogramar el cerebro
del homo Sapiens Panamensis. ¡Este país
tiene tanto que ofrecer!
Termina
la glosa de Forbes invitando a todos a conocer el BioMuseo. ¿Se ha tomado usted la molestia de
visitarlo? Francamente su mensaje es tan
autóctono, tan patriótico, tan “deja a un lado el complejo y siente verdadero
orgullo de ser hijo de esta tierra”. Si
no lo ha hecho, hágase un regalo de fin de año y vaya, le garantizo que saldrá
cambiado y apreciará más su vida y todo lo que le rodea. Aprovecho para desearle Felices Pascuas y que
la bendición del Niño Jesús alumbre a cada uno de los que tenemos el privilegio
de haber nacido en esta tierra y de hervir bajo su sol de mediodía.
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