jueves, 28 de abril de 2016

Vacantes y Más Vacantes

Diario Panamá América
26 de diciembre 2015

Vacantes y Más Vacantes
Jaime Figueroa Navarro

La agresiva construcción de más hoteles de todo nivel, sobremanera en la ciudad capital, tiene a los inversionistas en ascuas por los bajos niveles de ocupación que se ven paralelamente afectados por la competencia de Airbnb.com que oferta a nivel mundial alojamientos a la medida, a módicos precios.  ¿Cómo procedemos entonces para incrementar el interés en el destino saciando las necesidades de todos los integrantes de la cadena de hospitalidad?

Por un lado, Airbnb.com no va a desaparecer, a pesar de las presiones de los hoteleros, sencillamente porque ya es una tendencia mundial aceptable, tal como lo es en el caso del transporte Uber.com y en muchos casos, tal como este ultimo, supera en calidad y eficiencia a la oferta disponible.  Por el otro, el continuado incremento en la oferta de alojamientos de todo tipo en Panamá no va a cesar.

Este mismo concepto cuenta con igual validez para el sector gastronómico.  Notamos en Panamá un significativo incremento en la cantidad y calidad de restaurantes desde hace unos años.  Ello se debe a un consumidor más educado y pudiente.  En la medida que va mejorando la calidad de vida del panameño, pareciera que como nuestros vecinos al norte, vamos engrosando.  En este rubro, por lo general el turismo genera ingresos adicionales, pero no es su motor principal.

El meollo del asunto es que la legislación que da génesis al desarrollo hotelero, la Ley 8 del 14 de junio de 1994, posteriormente modificada por el Decreto Ley 4 del 10 de febrero de 1998, no contemplaba la paralela ejecución de incentivos para actividades que garantizaran la continuada solvencia de los nuevos hoteles, asegurando óptimos niveles de ocupación.

Es muy tarde para llover sobre mojado. Lo que se busca son soluciones y no criticas a una legislación que aun estando bien intencionada, no fue el traje a la medida para la actividad.  Comprendiendo la urgente necesidad de actuar nos exige en esta ocasión hacerlo con premura pero bien hecho, por aquello que calidad se puede definir como hacer las cosas bien la primera vez y no a través de los costosos experimentos del pasado. 

Ante todo debemos crear magnetos al turismo para incrementar la demanda de la sobreoferta hotelera.   Primeramente, revisemos como un paradigma el éxito del nuevo Hotel Cubitá en generar demanda para optimizar el nivel de ocupación de habitaciones de lujo en Chitré. ¿Cómo se diferencia el grupo Cubitá de su competencia?

En su plan de negocios, Cubitá impulsa a través de su afiliada Cubitá Tours, una serie de actividades histórico culturales, de aventura y ecoturismo, que si bien es cierto ya eran existentes, fueron pulidas y mejoradas para ofrecer una oportunidad única al visitante de la región de Azuero.  Fue así como, por ejemplo, la visita a la Hacienda San Isidro para conocer de cerca el proceso de destilación del Ron Abuelo nos abre un compas similar a la Ruta del Tequila en el estado de Jalisco de la República Mexicana, la Junta de Embarra permite al visitante vivir una experiencia cultural única de esa región del país y la Sesión de Fotos en Pollera permite a locales y extraños un permanente recuerdo visual del más hermoso traje nacional del universo.  Y eso como resultado, crea demanda y llena habitaciones de lujo anteriormente no existentes en la ciudad que crece sola.

Como un ejercicio, examinemos el inventario de sitios existentes que podrían desarrollarse a corto y mediano plazo para incrementar el flujo de turistas hacia Panamá.  Si reconstruimos Panamá La Vieja como lo que era, la primera ciudad del Pacífico de las Américas, metamorfoseamos unas ruinas de limitado valor turístico hacia un magneto al turismo símil a lo que lentamente estamos llevando a cabo en el Casco Antiguo.  Si esbozamos en el lienzo atractivos encantos: un galeón restaurante, la reconstrucción del Camino Real como un eco sendero que nos obliga a respirar historia y naturaleza, la Ruta del Oro entre Panamá La Vieja y Portobelo contaría con mayor éxito que su homologo en España, el Camino de Santiago, por sus intrínsecas cualidades.

Y así nos vamos, la panacea no es necesariamente atraer parques temáticos tipo Disney ¡sino aprovechar lo que ya tenemos!  Si iniciáramos excursiones al cerro Pechito Parao en Darién, donde Balboa por vez primera hace 502 años divisa desde su cima la majestuosidad del golfo de San Miguel, creamos un sentido de aventura y un destino sin igual que sobrepasa a gritos al Centro de Visitantes de Miraflores como el sitio de mayor volumen de visitas anuales en Panamá.


Creatividad en el diseño de destinos turísticos es la solución al problema de vacantes y más vacantes.  Trabajando con lo que ya contamos, que es mucho, no existe la necesidad de reinventar la rueda para multiplicar los anémicos niveles de turismo istmeño.  ¡Manos a la obra Panamá!                 

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