jueves, 28 de abril de 2016

La Polemica del Galeón

Diario Panamá América
12 de diciembre 2015

La Polémica del Galeón
Jaime Figueroa Navarro

El galeón San José fue un navío del Imperio español, construido en 1698 por el duque Arístides Eslava, en el astillero de Mapil en Aginaga, Usurbil, en el país Vasco a diez kilómetros de San Sebastián, con las especificaciones de Francisco Antonio Garrote, por Pedro de Aróstegui.

La embarcación contaba con 64 cañones, el equivalente en la época a un portaaviones estadounidense de ultima generación, tipo Nimitz,  como el George H.W. Bush, capaz de transportar 90 aeronaves, 5000 tripulantes y suficiente pólvora para hacer papilla al que ose acercársele.  Hasta allí las similitudes.

No es el canal de Panamá el que define la vocación de tránsito del istmo.  Desde siempre, cuando el Almirante  Colón visita nuestras costas caribeñas en 1501 durante su cuarto viaje y que el Adelantado Balboa divisa en 1513 desde la cumbre  del cerro Pechito Parao en nuestro Darién la inmensidad del Mar del Sur, hasta que el Emperador Carlos V ordena un estudio para unir los océanos Atlántico y Pacífico en 1524, que se gestó la ecuación que nos unge como los Fenicios del siglo XXI.

Fue la ciudad de Panamá, fundada en 1519, la primera del Pacifico del continente, atada por el Camino Real a la caribeña Portobelo, sede de las más importantes ferias comerciales coloniales muchísimo antes de la fundación de la Zona Libre de Colón, segunda zona comercial de mayor importancia en el mundo posterior a Hong Kong, fundada en 1948.

Sirve el Camino Real de Panamá como la ruta por donde transita el mayor volumen de oro en la historia universal, durante su vigencia hasta 1671 cuando el pirata Morgan saquea la ciudad de Panamá, siendo su icónica catedral de cuatro niveles la edificación mas elevada del continente, augurio a la moderna capital, atiborrada de rascacielos, vigésima urbe más elevada del mundo, siendo complementada por el Camino de Cruces que surte como ruta alterna hasta el otoño de la época colonial en 1821.

Retornando al meollo de la polémica que hoy nos envuelve, todo parece indicar que el galeón San José,   que transportaba según las crónicas de la época, unas 200 toneladas de oro, plata y otros valiosos artículos, equivalente a miles de millones de nuestros dólares actuales, desde Portobelo a España vía Cartagena, hundido en 1708 por piratas ingleses, fue recientemente descubierto en aguas territoriales de Colombia.

Hasta allí, todo bien.  Si un solo galeón poseía tan valiosa carga, nos obliga a imaginar utilizando las analíticas formulas de Baldor, cuanto nos debe corresponder a nosotros como arteria principal del imperio Español, cuando tan reciente como 1913 los gringos nos pagaban tan solo $250,000 anuales por la Zona del Canal, mientras que ahora un buque más o menos grandecito que transita las antiguas esclusas ¡paga casi el doble! 


Mientras España y Colombia dirimen sus diferencias, a las que se añaden ahora las cortes norteamericanas e indudablemente los países de donde proviene el botín, estos pingües montos reaniman, más o menos en forma picaresca, las esperanzas que a nosotros nos toque un algo que haga justicia a nuestra irrefutable colaboración al éxito de la campaña ibérica para así por lo menos asegurarnos el reflote de la seguridad social, la construcción de modernos centros escolares y universitarios y las autopistas, libres de peajes, que nos permitan mejorar la calidad de vida de todos los panameños.  Después de todo, un país es el acumulado de las sapiencias de la totalidad de sus ciudadanos y Panamá se merece eso y mucho más.  ¡Tuvo que reflotar la polémica del galeón para darnos cuenta de nuestra pieza clave en el rompecabezas del comercio mundial!          

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