Diario
Panamá América
12 de diciembre 2015
La
Polémica del Galeón
Jaime
Figueroa Navarro
El galeón San José fue un navío del Imperio español, construido en 1698 por
el duque Arístides Eslava, en el astillero de Mapil en Aginaga, Usurbil, en el
país Vasco a diez kilómetros de San Sebastián, con las especificaciones de
Francisco Antonio Garrote, por Pedro de Aróstegui.
La embarcación contaba con 64 cañones, el equivalente en la época a un
portaaviones estadounidense de ultima generación, tipo Nimitz, como el George H.W. Bush, capaz de transportar
90 aeronaves, 5000 tripulantes y suficiente pólvora para hacer papilla al que
ose acercársele. Hasta allí las
similitudes.
No es el canal de Panamá el que define la vocación de tránsito del
istmo. Desde siempre, cuando el
Almirante Colón visita nuestras costas
caribeñas en 1501 durante su cuarto viaje y que el Adelantado Balboa divisa en
1513 desde la cumbre del cerro Pechito
Parao en nuestro Darién la inmensidad del Mar del Sur, hasta que el Emperador
Carlos V ordena un estudio para unir los océanos Atlántico y Pacífico en 1524, que
se gestó la ecuación que nos unge como los Fenicios del siglo XXI.
Fue la ciudad de Panamá, fundada en 1519, la primera del Pacifico del
continente, atada por el Camino Real a la caribeña Portobelo, sede de las más
importantes ferias comerciales coloniales muchísimo antes de la fundación de la
Zona Libre de Colón, segunda zona comercial de mayor importancia en el mundo posterior
a Hong Kong, fundada en 1948.
Sirve el Camino Real de Panamá como la ruta por donde transita el mayor
volumen de oro en la historia universal, durante su vigencia hasta 1671 cuando
el pirata Morgan saquea la ciudad de Panamá, siendo su icónica catedral de
cuatro niveles la edificación mas elevada del continente, augurio a la moderna
capital, atiborrada de rascacielos, vigésima urbe más elevada del mundo, siendo
complementada por el Camino de Cruces que surte como ruta alterna hasta el
otoño de la época colonial en 1821.
Retornando al meollo de la polémica que hoy nos envuelve, todo parece
indicar que el galeón San José, que
transportaba según las crónicas de la época, unas 200 toneladas de oro, plata y
otros valiosos artículos, equivalente a miles de millones de nuestros dólares
actuales, desde Portobelo a España vía Cartagena, hundido en 1708 por piratas
ingleses, fue recientemente descubierto en aguas territoriales de Colombia.
Hasta allí, todo bien. Si un solo
galeón poseía tan valiosa carga, nos obliga a imaginar utilizando las
analíticas formulas de Baldor, cuanto nos debe corresponder a nosotros como
arteria principal del imperio Español, cuando tan reciente como 1913 los gringos
nos pagaban tan solo $250,000 anuales por la Zona del Canal, mientras que ahora
un buque más o menos grandecito que transita las antiguas esclusas ¡paga casi
el doble!
Mientras España y Colombia dirimen sus diferencias, a las que se añaden
ahora las cortes norteamericanas e indudablemente los países de donde proviene
el botín, estos pingües montos reaniman, más o menos en forma picaresca, las
esperanzas que a nosotros nos toque un algo que haga justicia a nuestra
irrefutable colaboración al éxito de la campaña ibérica para así por lo menos
asegurarnos el reflote de la seguridad social, la construcción de modernos
centros escolares y universitarios y las autopistas, libres de peajes, que nos
permitan mejorar la calidad de vida de todos los panameños. Después de todo, un país es el acumulado de
las sapiencias de la totalidad de sus ciudadanos y Panamá se merece eso y mucho
más. ¡Tuvo que reflotar la polémica del
galeón para darnos cuenta de nuestra pieza clave en el rompecabezas del
comercio mundial!
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