jueves, 28 de abril de 2016

Devenir del Casco

Diario Panamá América
6 de febrero 2016

Devenir del Casco
Jaime Figueroa Navarro

El tercero de la docena de capítulos de nuestra obra bilingüe de turismo Fantastic Panamá! que consta de 242 paginas en inglés y castellano, ilustradas con exquisitas tomas del lente del autor, revela los pormenores de un Casco Antiguo, cuya milagrosa metamorfosis inicia a finales del siglo pasado, aun sin terminar, producto de la pereza tropical y ambivalente ritmo que trasluce su falta de planificación.

El preámbulo del libro nos brinda un fantástico abrebocas con sesudos planteamientos sobre el devenir turístico istmeño, el primero en inglés bajo la pluma del Dr. Stanley Heckadon Moreno, laureado antropólogo panameño, director del Instituto Smithsonian, encarnado ejemplo de lo que debemos ser, con una visión verde sobre el encanto del paraíso panameño que pocos conocemos como él.  Seguidamente, una perspectiva histórica en castellano rememorando la particular importancia del istmo en el acontecer universal a partir de su descubrimiento, la colonia y las influencias colombianas, francesas y norteñas que fraguan a los Fenicios del siglo XXI, hábilmente planteada por el Vicealmirante Don Cristóbal Colón de Carvajal y Gorosabel, descendiente directo del descubridor de las Américas, XVIII Duque de Veragua y gran amigo de Panamá, en la madre patria.

La génesis del compendio, titulada La Ruta de Balboa imprime el sello del istmo en el comercio mundial ante el monumental descubrimiento del mayor de los océanos por el Adelantado Balboa en el Darién, figura que encarna nuestra personalidad, apuesto hidalgo extremeño oriundo de Jerez de los Caballeros, que a diferencia de otros conquistadores coloniales cosecha el corazón de los nativos fraguando fértiles alianzas y una apasionada historia de amor con la bella princesa Anayansi.

El segundo capitulo, titulado Camino Real, nos traslada a la Ruta del Oro, el sendero colonial entre la primera urbe del Pacífico del continente, la Ciudad de Panamá, fundada por Pedro Arias Dávila el viernes 15 de agosto de 1519 en presencia de un centenar de colonos y Portobelo, emporio comercial del caribe español, arteria que fluyó la mayor cantidad del preciado metal en la historia de la humanidad y que sirvió como fuente para la hegemonía ibérica desde el descubrimiento de Colón hasta finales del siglo XIX.  Su emblemática catedral de cuatro pisos fue el rascacielos más elevado del continente durante su vigencia hasta su saqueo por el corsario Henry Morgan en el verano de 1671, viva premonición de la ahora vigésima ciudad mas alta del mundo.

Demora dos años el traslado de la ciudad original desde sus manglares hasta el sitio a ocho kilómetros hacia el oeste, conocido como Casco Antiguo.  A raíz del atroz escarmiento de la destrucción y pillaje corsario, esta vez los españoles optan por un trazado reticular a cargo del soldado Antonio Fernández de Córdoba, el nuevo gobernador con vasta experiencia en la erección de edificaciones militares,  en una pequeña península rodeada de arrecifes que dificultarían un nuevo embate que a Dios gracias nunca se dio.

Fue así como el sábado 21 de enero de 1673 nace el Casco Antiguo panameño, totalmente diferente a sus homólogas Quito en los Andes ecuatorianos y Cartagena de Indias en el caribe colombiano, ciudades eminentemente coloniales, mientras la nuestra, resultado de tres graves incendios durante el siglo XVIII sufre una reestructuración dentro de las ruinas y edificios coloniales de nuevas edificaciones neoclásicas complementadas a finales del siglo XIX por lienzos arquitectónicos galos resultado de la incursión del Conde de Lesseps en el periodo del canal francés, a lo largo de las ultimas dos décadas del decimonono.


El encanto del Casco Antiguo ojalá florezca bajo la visión de un burgomaestre que tenga las agallas para arrancar de allí todas las oficinas publicas, reemplazando las filas de funcionarios por curiosos visitantes, desarrollándole plenamente como área peatonal de turismo añadiendo su fenecido tranvía como medio de transporte y rescatando sus extramuros incluyendo el antiguo barrio Chino y la ermita de Santa Ana, erigida en 1678 en el parque de Malambo en el corregimiento del mismo nombre, sede también del histórico Café Coca Cola.  Nos referimos al Café como histórico por tratarse Panamá de la primera incursión foránea del brebaje universal del farmaceuta John Pemberton de Atlanta.  La prensa italiana define nuestra urbe como un  “amasijo tropical de Manhattan y Venecia” haciendo referencia al Panamá moderno y el Casco Antiguo.  Así mismo expone la pluma y el lente este tercer capitulo del que seguro será el libro favorito de turismo istmeño  para propios y extraños.   

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