jueves, 28 de abril de 2016

La Ruta del Oro

Diario Panamá América
9 de enero 2016

La Ruta del Oro
Jaime Figueroa Navarro

La génesis de nuestro libro de turismo bilingüe inglés castellano Fantastic Panama! de 242 paginas con finas ilustraciones de cada rincón del istmo, bosqueja el trayecto de Balboa a través del istmo hasta escalar el cerro Pechito Parao en la provincia de Darién desde donde divisa el golfo de San Miguel y la esplendente majestuosidad del Océano Pacifico en 1513, opacando de esa forma el descubrimiento de Panamá por Bastidas en 1501 y la consecuente visita del Almirante Colón durante su Cuarto Viaje un año después.

La hazaña del Adelantado Balboa, más allá de tomar posesión del mayor océano en el mundo para mayor honra de la Corona Española, a pesar de no saberlo, ya podía mirar a Catay y Cipango, la China y el Japón, en efecto abriendo el camino al comercio mundial íntegro.  Desde ese momento, Panamá germina a jugar un lugar protagónico que le separa del resto de la comunidad de  naciones, hasta el presente, como los Fenicios del mundo moderno.

A pesar de tratarse de una obra de turismo, se hace fundamental resaltar este hito del hidalgo Capitán Balboa para enriquecer al lector con los importantísimos capítulos de nuestra historia que posterior al siglo de ocupación norteamericana, todavía nuestras autoridades penosamente fallan en resaltar Pechito Parao como un sendero obligatorio al turismo en lugar del encumbrado canal, sin duda magistral obra de ingeniería universal que juega un segundo violín en la sinfonía de la historia panameña.         
 
Es en el segundo capitulo donde comienza a tomar cuerpo la importancia del istmo en el desarrollo del imperio español y el mundo de la época bajo su liderazgo.  Le titulamos La Ruta del Oro porque a partir de la fundación de la ciudad de Panamá por Pedro Arias Dávila y Ortiz de Cota en 1519 como primogénita del Pacifico de las Américas y su amasijo a Portobelo en el Caribe istmeño a través de su tropical cordón umbilical, el Camino Real, se convierte en la ruta de mayor circulación de oro en la historia universal.

Toda esta historia es supremamente importante para enmarcar a Panamá como sitio clave del turismo mundial, no viviendo del pasado, sino creando el futuro a través de la reconstrucción de la ciudad de Panamá La Vieja, el Camino Real y Portobelo con su majestuosidad de la época colonial de forma tal que las raquíticas cifras de ocupación que afligen las inversiones en hospitalidad sean multiplicadas por un fornido turismo docenas de veces mayor que permita el pleno desarrollo de la industria sin nauseabundas chimeneas hacia sus máximos niveles.

La trama de la tercera película de la serie de 007, Goldfinger (1964) nos traslada al United States Bullion Depository en Fort Knox, Kentucky donde se encuentra custodiado aproximadamente el 2% del oro mundial desde 1936.  Estados Unidos es el país con las mayores reservas de oro, derretido en lingotes, que constan de unas 4 mil toneladas métricas, el equivalente a  147,341,858.382 oz. Troy con un valor aproximado de US$337 billones.  Amén que no se permite al publico visitar el bastimento, lo que ha derivado a teorías que no existen tales reservas, nos procura una tenue idea de la enorme cantidad de oro que transitó por el Camino Real durante la época colonial, dispensándole un intrínseco  valor excepcional a su reconstrucción y venta como magneto al turismo.


Si examinamos el lentísimo  resurgimiento del tugurio en que se había convertido el Casco Antiguo posterior a su abandono por las clases preponderantes istmeñas, que ha llevado a la prensa italiana a la descripción de nuestra capital como una “amalgama tropical de Manhattan y Venecia”, sitio obligatorio de visita de todos los turistas, ¡no pueden imaginar ustedes el enorme atractivo de nuestra proposición al turismo istmeño!  Fácilmente pasaríamos de 2 a 20 millones de visitantes anuales.  Entonces el problema sería a la inversa, falta de habitaciones de hoteles.  Me agrada ese dilema.      

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