Diario
Panamá América
9 de enero 2016
La Ruta
del Oro
Jaime Figueroa
Navarro
La
génesis de nuestro libro de turismo bilingüe inglés castellano Fantastic
Panama! de 242 paginas con finas ilustraciones de cada rincón del
istmo, bosqueja el trayecto de Balboa a través del istmo hasta escalar el cerro
Pechito Parao en la provincia de Darién desde donde divisa el golfo de San
Miguel y la esplendente majestuosidad del Océano Pacifico en 1513, opacando de
esa forma el descubrimiento de Panamá por Bastidas en 1501 y la consecuente
visita del Almirante Colón durante su Cuarto Viaje un año después.
La
hazaña del Adelantado Balboa, más allá de tomar posesión del mayor océano en el
mundo para mayor honra de la Corona Española, a pesar de no saberlo, ya podía
mirar a Catay y Cipango, la China y el Japón, en efecto abriendo el camino al
comercio mundial íntegro. Desde ese
momento, Panamá germina a jugar un lugar protagónico que le separa del resto de
la comunidad de naciones, hasta el
presente, como los Fenicios del mundo moderno.
A pesar
de tratarse de una obra de turismo, se hace fundamental resaltar este hito del
hidalgo Capitán Balboa para enriquecer al lector con los importantísimos
capítulos de nuestra historia que posterior al siglo de ocupación
norteamericana, todavía nuestras autoridades penosamente fallan en resaltar
Pechito Parao como un sendero obligatorio al turismo en lugar del encumbrado
canal, sin duda magistral obra de ingeniería universal que juega un segundo
violín en la sinfonía de la historia panameña.
Es en
el segundo capitulo donde comienza a tomar cuerpo la importancia del istmo en
el desarrollo del imperio español y el mundo de la época bajo su liderazgo. Le titulamos La Ruta del Oro porque a partir de la fundación de la ciudad de
Panamá por Pedro Arias Dávila y Ortiz de Cota en 1519 como primogénita del
Pacifico de las Américas y su amasijo a Portobelo en el Caribe istmeño a través
de su tropical cordón umbilical, el Camino Real, se convierte en la ruta de
mayor circulación de oro en la historia universal.
Toda
esta historia es supremamente importante para enmarcar a Panamá como sitio
clave del turismo mundial, no viviendo del pasado, sino creando el futuro a
través de la reconstrucción de la ciudad de Panamá La Vieja, el Camino Real y
Portobelo con su majestuosidad de la época colonial de forma tal que las
raquíticas cifras de ocupación que afligen las inversiones en hospitalidad sean
multiplicadas por un fornido turismo docenas de veces mayor que permita el
pleno desarrollo de la industria sin nauseabundas chimeneas hacia sus máximos
niveles.
La
trama de la tercera película de la serie de 007, Goldfinger (1964) nos traslada al United States Bullion Depository
en Fort Knox, Kentucky donde se encuentra custodiado aproximadamente el 2% del
oro mundial desde 1936. Estados Unidos
es el país con las mayores reservas de oro, derretido en lingotes, que constan
de unas 4 mil toneladas métricas, el equivalente a 147,341,858.382 oz. Troy
con un valor aproximado de US$337 billones.
Amén que no se permite al publico visitar el bastimento, lo que ha
derivado a teorías que no existen tales reservas, nos procura una tenue idea de
la enorme cantidad de oro que transitó por el Camino Real durante la época
colonial, dispensándole un intrínseco valor excepcional a su reconstrucción y venta
como magneto al turismo.
Si examinamos el lentísimo
resurgimiento del tugurio en que se había convertido el Casco Antiguo
posterior a su abandono por las clases preponderantes istmeñas, que ha llevado
a la prensa italiana a la descripción de nuestra capital como una “amalgama tropical
de Manhattan y Venecia”, sitio obligatorio de visita de todos los turistas, ¡no
pueden imaginar ustedes el enorme atractivo de nuestra proposición al turismo
istmeño! Fácilmente pasaríamos de 2 a 20
millones de visitantes anuales. Entonces
el problema sería a la inversa, falta de habitaciones de hoteles. Me agrada ese dilema.
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