jueves, 28 de abril de 2016

Promoviendo Panamá

Diario Panamá América
16 de enero 2016

Promoviendo Panamá
Jaime Figueroa Navarro

El año pasado tuvimos la oportunidad de servir al país, sin títulos ni prebendas oficiales, tal como acostumbramos ya a lo largo de una docena de años, dictando nuestra serie de conferencias a universidades, grupos particulares y organizaciones cívicas para hacerles relamer sobre las particularidades y posibilidades del turismo istmeño.

Iniciamos el año esgrimiendo como anfitrión al periodista Keith Schneider del diario The New York Times, quien nos visitó durante cuatro semanas para escribir una serie de artículos puntuales sobre el tema del agua, que nos llevó a recónditos sitios de la geografía nacional y a reuniones del más alto nivel con autoridades y personalidades del ámbito empresarial panameño.

Saltando entre compromisos durante el verano, tuvimos una lucida presentación en la Universidad de San Diego, California, aprovechando para visitar su espectacular Parque Balboa, de 490 hectáreas haciéndole en tamaño mayor al Central Park de la Babel de Hierro y con 12 millones de visitantes anuales, dejando nuestros escuálidos 2 millones detrás por muy lejos.

Resaltó nuestra presentación en Cali durante el II Congreso Iberoamericano de Protocolo Turístico a mediados de año para seguirle por otra aun más aplaudida, en el idioma de Molière, en la capital francesa donde la conferencia se celebró a bordo de un  navío, sede del prestigioso Cercle de la Mer, a sombras de la Torre Eiffel en el Muelle de Souffren a finales del verano septentrional.   

En víspera de mi retorno de Nueva York, atendiendo la fina invitación de International Executives Resources Group (IERG) para dictar una conferencia sobre inversiones en Panamá, a inicios del mes de noviembre recibí una llamada de Jimmy Woolford Correa, ex-cadete de mi alma mater Valley Forge Military Academy & College, convidándome a repetir lo mismo, cambiando la casaca de inversiones a turismo y la plaza de la Gran Manzana a Punta del Este, Uruguay, balneario reconocido como el Saint Tropez Sudamericano.

Fue así como la semana pasada bajo el auspicio del Grupo Panamá Promueve, apuntamos hacia el sur a bordo de una nave de COPA que sobrevolaba Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Brasil, Paraguay y Argentina antes de nuestro aterrizaje en el Aeropuerto Internacional de Carrasco, que sirve a la ciudad de Montevideo, capital de la República Oriental del Uruguay.  Augurando el éxito de nuestra misión, posterior a una jornada aérea, sin escalas, de unos minutos más allá de 7 horas, una enorme y juguetona liebre saltaba sin recelo alguno sobre los pastos al borde de la aeronave.


Cruzando los 134 kilómetros a través de la autopista interbalnearia no encontramos ni baches ni mucho menos trazos de basura, papelillos o pavas de cigarrillos a lo largo de todo el camino,  legando nuestra exitosa presentación boquiabierta y babeando con sed de visitarnos a una selecta audiencia de inversionistas que concebía que Panamá era solamente un canal, complementada por emblemáticas ponencias por el Alcalde José Isabel Blandón, José Luis Ford y Javier Silvestre.  Aplaudiendo la vibrante iniciativa del Grupo Panamá Promueve, no queda más que añadir  que esta clase de bríos deberían ser parte de una permanente y apasionada estrategia publico privada de venta país.  ¿Qué esperamos?       

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