Diario
Panamá América
16 de enero 2016
Promoviendo
Panamá
Jaime Figueroa
Navarro
El año
pasado tuvimos la oportunidad de servir al país, sin títulos ni prebendas oficiales,
tal como acostumbramos ya a lo largo de una docena de años, dictando nuestra
serie de conferencias a universidades, grupos particulares y organizaciones
cívicas para hacerles relamer sobre las particularidades y posibilidades del
turismo istmeño.
Iniciamos
el año esgrimiendo como anfitrión al periodista Keith Schneider del diario The
New York Times, quien nos visitó durante cuatro semanas para escribir una serie
de artículos puntuales sobre el tema del agua, que nos llevó a recónditos
sitios de la geografía nacional y a reuniones del más alto nivel con
autoridades y personalidades del ámbito empresarial panameño.
Saltando
entre compromisos durante el verano, tuvimos una lucida presentación en la
Universidad de San Diego, California, aprovechando para visitar su espectacular
Parque Balboa, de 490 hectáreas haciéndole en tamaño mayor al Central Park de
la Babel de Hierro y con 12 millones de visitantes anuales, dejando nuestros escuálidos
2 millones detrás por muy lejos.
Resaltó
nuestra presentación en Cali durante el II Congreso Iberoamericano de Protocolo
Turístico a mediados de año para seguirle por otra aun más aplaudida, en el
idioma de Molière, en la
capital francesa donde la conferencia se celebró a bordo de un navío, sede del prestigioso Cercle de la Mer, a sombras de la Torre
Eiffel en el Muelle de Souffren a finales del verano septentrional.
En
víspera de mi retorno de Nueva York, atendiendo la fina invitación de
International Executives Resources Group (IERG) para dictar una conferencia
sobre inversiones en Panamá, a inicios del mes de noviembre recibí una llamada
de Jimmy Woolford Correa, ex-cadete de mi alma mater Valley Forge Military
Academy & College, convidándome a repetir lo mismo, cambiando la casaca de
inversiones a turismo y la plaza de la Gran Manzana a Punta del Este, Uruguay,
balneario reconocido como el Saint Tropez Sudamericano.
Fue así
como la semana pasada bajo el auspicio del Grupo Panamá Promueve, apuntamos
hacia el sur a bordo de una nave de COPA que sobrevolaba Colombia, Ecuador,
Perú, Bolivia, Brasil, Paraguay y Argentina antes de nuestro aterrizaje en el
Aeropuerto Internacional de Carrasco, que sirve a la ciudad de Montevideo,
capital de la República Oriental del Uruguay.
Augurando el éxito de nuestra misión, posterior a una jornada aérea, sin
escalas, de unos minutos más allá de 7 horas, una enorme y juguetona liebre
saltaba sin recelo alguno sobre los pastos al borde de la aeronave.
Cruzando
los 134 kilómetros a través de la autopista interbalnearia no encontramos ni
baches ni mucho menos trazos de basura, papelillos o pavas de cigarrillos a lo
largo de todo el camino, legando nuestra
exitosa presentación boquiabierta y babeando con sed de visitarnos a una selecta
audiencia de inversionistas que concebía que Panamá era solamente un canal,
complementada por emblemáticas ponencias por el Alcalde José Isabel Blandón,
José Luis Ford y Javier Silvestre.
Aplaudiendo la vibrante iniciativa del Grupo Panamá Promueve, no queda
más que añadir que esta clase de bríos
deberían ser parte de una permanente y apasionada estrategia publico privada de
venta país. ¿Qué esperamos?
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