Diario
Panamá América
5 de marzo 2016
Supermercado
de Turismo
Jaime Figueroa
Navarro
Recientemente
recibí una cordial invitación de mi colega y buen amigo Alberto Quirós Jaén, ex
Presidente de la Comisión de Turismo de APEDE y líder natural del turismo
coclesano, quien se esmera en esculcar los detalles y presentar soluciones a los
problemas que aquejan la industria.
Entusiastamente
asistí el pasado miércoles al I World Café del Centro de Investigación y
Desarrollo Turístico (CIDT Panamá) en el imponente edificio, sede de la Secretaría
Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (SENACYT) en la Ciudad del Saber. Y recalco “entusiastamente” porque se
precisan urgentemente estas iniciativas para el logro de acciones positivas y
permanentes en el quehacer turístico nacional ante un decepcionante y caótico
status quo que no consiente su despegue y pleno desarrollo.
Cabe
resaltar que la participación en esta actividad por los colegas representantes
del gremio a nivel nacional fue voluntaria y genuina, embajadores gratuitamente
ofreciendo su valioso tiempo para aportar sus granitos de arena y expresando
abiertamente sus inquietudes, lo que les hace variar de otros actores del
gremio por un común denominador de amor a la patria y no al peculio particular
en búsqueda de verdaderas soluciones que enderecen el timonel de la
industria.
Nos colaboró
como diestro moderador el empresario
Jaime Dreyfus, sembrador de Tecnologías de la
Información y la Comunicación (TIC’s) quien talla en
nuestras mentes la refrescante anécdota
de la famosa antropóloga cultural Margaret Mead: "Lo que la gente dice, lo que la gente hace y lo que dicen que hacen,
son cosas totalmente diferentes".
¡Vaya discurso para alimentar el pensamiento!
La bienvenida a esta mole que no parece ser panameña, orgullo del pensamiento
a las riberas del canal, estuvo a cargo del Ingeniero Victor Sánchez Urrutia,
Director de Innovación Empresarial de SENACYT, quien gentilmente puso a
disposición su sede para futuros encuentros que asistan en movilizar la
creatividad y el raciocinio porque el turismo nacional va más allá de aumentar
la ocupación de habitaciones de hoteles capitalinos y los asientos de
aeronaves. Se trata del empeño, la
constante venta de destino, la adecuada planificación y un fecundo crecimiento
resultado de políticas innovadoras para el beneficio de todos, sobremanera para
el bienestar y positiva acogida de los turistas que nos honran con sus visitas.
La sesión constó de cuatro mesas de trabajo rotativas donde me honró servir
como vocero de una de ellas, amalgamando las inquietudes de todos los participantes, donde la
expresión abierta dio cabida a importantísimos señalamientos porque aquí nadie
le iba a quitar las pepitas de la lengua a nadie, en un ambiente de franca
camaradería y loable emprendimiento.
Tan solo dos preguntas ocuparon la sapiencia de la sala en esa soleada
mañana. La primera: ¿Hacia donde
quisiéramos que se oriente el turismo en Panamá? hizo flotar el concepto del
supermercado, un turismo con diferentes departamentos o especialidades, donde
el visitante arriba con su carrito aprovechando al máximo la muy particular
oferta istmeña. Aquello del turismo de
convenciones quedo plasmado como una estrategia a mediano y largo plazo, no
obstante viable. Se habló también sobre
la utilización del canal como una herramienta para la fértil explotación de
otros ramales como el turismo ecológico, tan cercano y a la vez tan lejos. Surgió el valido comentario sobre la
crasa falta de estrategia de la
Autoridad del Canal de Panamá en no construir un nuevo Centro de Visitantes en
las nuevas esclusas, porque si, porque el que viene a Panamá posterior a su
inauguración, ya no querrá presenciar el transito de embarcaciones tradicionales
y estará dispuesto a pagar lo que sea por observar de cerca el movimiento de
los mega buqués en el nuevo canal.
¿Dónde se quedo la guía y colaboración de la Autoridad de Turismo en
este emprendimiento clave que refleja nuestra imagen como país?
La segunda pregunta: ¿Qué hace falta para desarrollar el turismo? Le rasco
la cabeza a todos. Ante todo hace falta
liderazgo. Se plasmó nuevamente el pleno
desarrollo de la Costa Atlántica donde del millón de veleros que navegan el
Caribe, unos 5,000 encuentran albergue en Panamá, cifra irrisoria, por falta de
marinas que acojan a sus propietarios de
bolsillos profundos en búsqueda de experiencias y aventuras que bien podrían
explayarse en el istmo. ¿Cuándo contará
Panamá con un visionario líder que emprenda la construcción, amparada con un
plan maestro de turismo, de una autopista caribeña, que permita el pleno
desarrollo del país y la creación de cientos de miles de bien remunerados
oficios?
Speak English. Se hace necesario no solamente forjar un
panameño amable, cordial y eficiente sino también dotarle primordialmente del conocimiento
de lenguas foráneas a partir de sus primeros desvelos educativos para proveerle
las herramientas que le permitan multiplicar sus ingresos y calidad de
vida. De todo se habló. Ojalá no quede esto en el aire, ojalá tomemos
cartas en el asunto a la brevedad del caso, sino nuestros vecinos nos harán el
mandado. ¡Terrible sería, que teniéndolo
todo, se echará a perder!
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