Diario
Panamá América
28 de mayo 2016
Falta
el Mirador
Jaime Figueroa
Navarro
A menos de un mes de inaugurar las obras de expansión del canal el 26 de
junio, que según las cifras de la Autoridad del Canal de Panamá aumentará el
trafico anual de 350 a 600 millones de
toneladas elevando significativamente el ingreso para el Tesoro Nacional,
descuidamos el detalle más importante.
Actualmente el obsoleto Centro de Visitantes de Miraflores es el punto de
mayor atractivo turístico nacional.
Decimos obsoleto porque se quedo chico, muy a pesar del tesonero trabajo
de sus esplendidos y muy profesionales guías.
Con la constante reparación de las escaleras eléctricas se nota el desaliño
del sitio desde que llegan los visitantes, sumado al grupo de transportistas, rebaño
de talingos, que esperan a los turistas sin taxímetros ni conciencia del enorme
daño que le hacen a la imagen del país con su política de “gringo pricing”.
Ya dentro, la terraza del cuarto piso, a Dios gracias techada posterior a
nuestros reclamos la década pasada en continuos escritos, recibe a nuestros
invitados de codo a codo para poder presenciar el transito de los buques por
las esclusas. La tienda de suvenires en
la planta baja sufre de una enorme falta de creatividad en los productos “made
in China” ofrecidos y la oferta de bebidas cocacolizadas y hamburguesas deja
mucho que desear en una refresquería que bien podría ofertar pipas frías y
ceviches nacionales.
A la Autoridad del Canal le hace falta a gritos una División de Turismo que
maximice las utilidades de la gran obra.
En la nueva expansión se utilizaron 220,000 toneladas de acero, lo mismo
que la torre Eiffel, pero se les olvido un nuevo centro de visitantes allí en
su mero centro, sin rascarse el cerebro para dilucidar que a partir de la
inauguración ya los turistas no querrán presenciar el transito de naves
tradicionales sino las nuevas garganteas embarcaciones.
Se utilizaron 4.5 millones de metros cúbicos de hormigón, símil a dos
pirámides de Keops, pero nadie masticó la oportunidad de oro que tenia el
turismo nacional en la erección de una maravillosa edificación que vendiese no
solamente el canal sino las maravillas del istmo. Un precioso edificio que se paga solito con
los ingresos de su taquilla.
Enfocar los esfuerzos en la venta de país, una honrosa imagen en momentos
turbulentos, llevaría a la Autoridad del Canal de Panamá a diversificar su
negocio más allá del pasaje de naves.
Aprovechando que la ruta del canal es la más popular en el mundo entre
cruceristas, la construcción de un magno eco museo, el más magnifico del
universo a riberas del lago Gatún, obligaría el estacionamiento y descenso de
cientos de miles de personas para intimar con las bellezas naturales istmeñas
obligando el consumo de millones de dólares que incrementarían las escuálidas
cifras actuales. Con un tris de imaginación
y cariño podemos hacer la diferencia.
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