lunes, 30 de mayo de 2016

Falta el Mirador

Diario Panamá América
28 de mayo 2016

Falta el Mirador
Jaime Figueroa Navarro

A menos de un mes de inaugurar las obras de expansión del canal el 26 de junio, que según las cifras de la Autoridad del Canal de Panamá aumentará el trafico anual de  350 a 600 millones de toneladas elevando significativamente el ingreso para el Tesoro Nacional, descuidamos el detalle más importante.

Actualmente el obsoleto Centro de Visitantes de Miraflores es el punto de mayor atractivo turístico nacional.  Decimos obsoleto porque se quedo chico, muy a pesar del tesonero trabajo de sus esplendidos y muy profesionales guías.

Con la constante reparación de las escaleras eléctricas se nota el desaliño del sitio desde que llegan los visitantes, sumado al grupo de transportistas, rebaño de talingos, que esperan a los turistas sin taxímetros ni conciencia del enorme daño que le hacen a la imagen del país con su política de “gringo pricing”.

Ya dentro, la terraza del cuarto piso, a Dios gracias techada posterior a nuestros reclamos la década pasada en continuos escritos, recibe a nuestros invitados de codo a codo para poder presenciar el transito de los buques por las esclusas.  La tienda de suvenires en la planta baja sufre de una enorme falta de creatividad en los productos “made in China” ofrecidos y la oferta de bebidas cocacolizadas y hamburguesas deja mucho que desear en una refresquería que bien podría ofertar pipas frías y ceviches nacionales.

A la Autoridad del Canal le hace falta a gritos una División de Turismo que maximice las utilidades de la gran obra.  En la nueva expansión se utilizaron 220,000 toneladas de acero, lo mismo que la torre Eiffel, pero se les olvido un nuevo centro de visitantes allí en su mero centro, sin rascarse el cerebro para dilucidar que a partir de la inauguración ya los turistas no querrán presenciar el transito de naves tradicionales sino las nuevas garganteas embarcaciones.

Se utilizaron 4.5 millones de metros cúbicos de hormigón, símil a dos pirámides de Keops, pero nadie masticó la oportunidad de oro que tenia el turismo nacional en la erección de una maravillosa edificación que vendiese no solamente el canal sino las maravillas del istmo.  Un precioso edificio que se paga solito con los ingresos de su taquilla.


Enfocar los esfuerzos en la venta de país, una honrosa imagen en momentos turbulentos, llevaría a la Autoridad del Canal de Panamá a diversificar su negocio más allá del pasaje de naves.  Aprovechando que la ruta del canal es la más popular en el mundo entre cruceristas, la construcción de un magno eco museo, el más magnifico del universo a riberas del lago Gatún, obligaría el estacionamiento y descenso de cientos de miles de personas para intimar con las bellezas naturales istmeñas obligando el consumo de millones de dólares que incrementarían las escuálidas cifras actuales.  Con un tris de imaginación y cariño podemos hacer la diferencia.      

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