Diario
Panamá América
21 de mayo 2016
Teaching
Panama
Jaime Figueroa
Navarro
Que
nadie corrija el titulo de esta columna, por que Panamá en inglés se escribe
sin tilde. Desde los 12 años cuando en
la antigua terminal de Tocumen abordé el vuelo de Panagra para conectar en
Miami con National Airlines destino Boston, he dictado, sin querer queriendo,
docencia sobre Panamá al mundo.
Era
1965, momentos en que la más popular imagen del istmo era el retrato en la
revista National Geographic de uno de nuestros indígenas lavando una cabeza de
bananos previo a su embarque. Una
republiquita de guineos. Mi compañeros
de preparatoria en Worcester indagaban si nuestras moradas eran los
arboles. “Si”, riposté con dignidad
istmeña, “debajo de mi árbol hay dos Mercedes, uno el auto de mi padre y el
otro mi amada madre Merceditas.”
Nace
Panamá una centuria antes que Jamestown.
El descubrimiento más importante de la historia universal se fragua en
1513 al contemplar Balboa desde la cima del cerro Pechito Parao en Darién el
vasto Mar del Sur y así establecer el verdadero comercio mundial. El canal fue idea de Carlos V de España en
1526 y su realidad vino mucho después, tratando los gringos de despojárnoslo
por aquello de que lo construyeron.
El
impresionante desarrollo del istmo a partir del good bye del ultimo soldado
estadounidense a finales de 1999 es algo jamás visto. Nuestro crecimiento económico a niveles de
dos cifras cuando el resto del mundo se debatía en dos intensas recesiones
durante la primera década del siglo manifiesta el fenómeno Panamá que nos ubica
como la tercera ciudad más elevada del hemisferio después de Nueva York y
Chicago, desfasando a Sao Paulo, Ciudad de México y Buenos Aires como el jamón
de las américas.
La
expansión del canal trae consigo jugosos negocios, entre otros la creación de
un centro logístico mundial para gas natural liquido que abaratará el costo de
energía convirtiéndonos aun más competitivos.
Los ojos del mundo están ceñidos sobre el istmo. Es el momento de explotar nuestro turismo
como debe ser, multiplicando las escuálidas cifras de visitantes a través de la
presentación de verdaderos magnetos de turismo.
Teaching
Panama es una misión permanente en la que instruimos al visitante sobre
nuestras virtudes y potencialidades más allá del canal. Así, la semana próxima recibimos una misión
de estudiantes de administración de empresas de Southeastern Louisiana
University donde la lógica nos indica que su visita no trata de presenciar el
lavado de las cabezas de plátano sino en integrarse a un nuevo orden mundial
posterior al desgaste imperial donde Panamá juega un papel cada vez más
protagónico.
El
istmo, por siglos vulgar juguete de pasiones foráneas, se cierne fornido bajo la tutela de sus
ciudadanos. Existen retos, innumerables
desafíos, para ordenar el rompecabezas del timonel. A los estudiantes que nos honran con su
visita la semana próxima les quedará bien claro que el futuro es aquí. Los que se integren en este momento a sudar
bajo nuestro sol de mediodía verán los frutos madurar vigorosamente. Me honra ser panameño y me dignifica servir a
la patria como un vocero de lo que fue, lo que es y lo que viene. Teaching Panama.
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